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MÉXICO DF a 22 de octubre de 2014.- Los zapatos. Más allá de distinguirse entre la multitud por ser los padres de los 43 normalistas desaparecidos, es el calzado de la mayoría de familiares de las víctimas lo que llama la atención entre los 50 mil participantes de la megamarcha.
Son los únicos que llevan caites, estos guaraches de cuero y suela gruesa que usa la gente del campo, este sector poblacional en México que vive en la pobreza extrema, que trabaja de sol a sol y que en últimas fechas, les arrebatan a sus hijos.
Son las 18:15 horas del miércoles 22 de octubre. Da inicio la marcha global denominada Luz por Ayotzinapa. Los miles y miles de jóvenes de universidades públicas y privadas de este país son la enorme mayoría. En este momento no existen las rivalidades, Politécnico, UNAM, UAM, IBERO y Escuelas Normales, entre otras muchas, son una misma institución, la institución estudiantil y punto. La institución juvenil en México que ha sido ofendida. “Si nos tocan a uno nos tocan a todos”, reza una manta por allá.
Están también representantes de distintos sectores de la sociedad que no les resulta ajeno el horror que padecen miles de padres y madres de familia que buscan a sus hijos desaparecidos. Gente de Guerrero, de Tamaulipas, de Coahuila, de Michoacán, de Veracruz, del Estado de México, de, de, de…
Uno de los integrantes de la Montaña de Guerrero, se niega a dar su nombre, pero también a descubrir su rostro frente a la gran multitud. Él y casi la totalidad de su contingente vienen con la cara cubierta a esta marcha que inicia en el Ángel de la Independencia y concluirá en el Zócalo de la Ciudad de México. Ya no confían en nadie, refiere. Y no es para menos…
Cuando en últimas horas instancias como la Procuraduría General de la República se ve obligada a reconocer que la policía de varios municipios guerrerenses están infiltrados hasta la médula por la delincuencia organizada, lo mejor es tomar cualquier tipo de precaución, de prevención, o de lo que sea.
Allá de donde venimos, dice no existe autoridad alguna. “Sólo hay pura inseguridad. Vivimos todo el tiempo injusticias”. “A ver si con esta marcha nos escucha el Gobierno, a ver si nos entiende”, remarca, mientras sigue su camino.
Más adelante viene el grupo de la Ibero. Un grupo cercano a los 200 jóvenes. La indignación que muestran es tan genuina como su profunda molestia contra el Presidente Peña Nieto, a quien a través de una consigna le recuerdan su mala experiencia en esa universidad en 2012, durante su campaña a la Presidencia.
“Enrique-culero-te-corrimos-de-la-Ibero-Y-por-asesino-te-corrimos-de-Los-Pinos”.
Pese a que las leyes mexicanas lo prohíben Quadratín México logra constatar que algunos extranjeros, tanto estadounidenses, como franceses, dispersos entre el gentío, traen pancartas en donde con distintos idiomas cuestionan al Gobierno mexicano sobre el paradero de estos 43 estudiantes de una Normal Rural Guerrerense.
Más adelante dos de los grandes activistas y protectores de los derechos de los migrantes en México, el Padre Alejandro Solalinde, y la Hermana Leticia Gutiérrez, ambos de la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana, participan en esta manifestación. Se les observa en este peregrinar sobre Avenida Reforma, y una vez más se da constancia que todo parece indicar que los únicos representantes del cielo en la tierra o al menos del cielo en México, son un puñado de seres como Solalinde, Lety Gutiérrez, Fray Tomás, el Obispo Vera, y algunos más.
La mayor riqueza de esta multitudinaria marcha por la vida, es la homogeneidad de sus 50 mil integrantes. Ejemplo de esto puede ser que justo a unos pasos de los integrantes de la Iglesia Católica, viene Talía Vázquez, presidenta del Movimiento Nacional de Autodefensas.
Ahí la también abogada principal del líder de autodefensas michoacano, José Manuel Mireles, expresa que el principal motor de esta movilización ha sido la indignación nacional por un hecho como el registrado en Guerrero con los jóvenes desaparecidos.
“La lucha de todos es la impunidad, los temas confluyen en la impunidad, entonces esto es lo maravilloso de esta marcha, que la sociedad civil, el pueblo está marchando contra la impunidad. Y hasta aquí. Ya no podemos de tanta inseguridad”.
Uno de los momentos que más cautivan el ambiente, es el generado por unos 300 jovencitos de la Escuela Nacional de Música, quienes con instrumentos en mano tocan una variada gama de piezas musicales, entre las que destaca la internacionalmente conocida “Bésame mucho”, que causa el aplauso de miles de estudiantes.
Entre los instrumentos que los artistas han portado durante varias horas, han sido trombones, trompetas, saxofones, clarinetes, jaranas, y percusiones entre otros.
Algo que llama la atención es que justo a la altura del Senado de la República, los gritos, las consignas, las rechiflas y los aplausos de todos los contingentes de pronto se apagan. Con similar obediencia militar todos se quedan en silencio. Los manifestantes han decidido que de ahí pal real, la marcha es y será silenciosa como símbolo de indignación. Y sí, hay silencios que gritan, dijeran los que saben.
Son las 21 horas con 30 minutos. Finalmente la retaguardia de la megamarcha integrada por estudiantes de la Escuela Nacional de Artes del INBA, y otras escuelas de artes, desvían su camino, y en vez de concluir el trayecto en el Zócalo capitalino deciden apartarse y acudir directamente a la explanada principal del Palacio de Bellas Artes.
Ahí los cerca de 200 jóvenes -de forma respetuosa y ordenada- prenden veladoras, colocan decenas de cartulinas exigiendo el inmediato retorno de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, y entonan la canción del cantautor argentino Fito Páez.