Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MÉXICO, DF, 30 de octubre de 2014.- Gracias a un moderno sistema de acondicionamiento del aire y de iluminación, el Vaticano protegerá las pinturas que decoran la famosa Capilla Sixtina de la contaminación por sudor y polvo de las millones de personas que la visitan cada año, destaca un despacho de la agencia oficial de noticias Notimex.
El nuevo equipo fue inaugurado tras 20 años de la colocación del anterior, que preservaba la integridad de los frescos considerados como obras maestras de la historia del arte, el más famoso el “Juicio final” de Miguel Angel.
“Cuando desmontamos los anteriores acondicionadores funcionaban perfectamente, pero habían sido concebidos para unos siete mil visitantes al día, actualmente hemos llegado a unos 20 mil”, explicó Rafael García de la Serrana Villalobos.
“Antes el aire exterior a la capilla era limpio y sólo con meterlo dentro a través de los equipos bastaba, hoy el aire de fuera está contaminado, por eso era necesario modificar el sistema”, agregó el director de los Servicios Técnicos del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Con más de 500 años, la capilla es actualmente uno de los atractivos turísticos más importantes del mundo. Según datos oficiales, el templo ha llegado a recibir picos de 20 mil visitantes por día.
En apenas 40 metros de largo por 14 de ancho y 22 de altura en su parte central, la Sixtina ha llegado a contener un mínimo de 700 y un máximo de dos mil personas contemporáneamente.
La “presión antrópica” generada por la visita anual de seis millones de personas obligó a los directivos de los Museos Vaticanos a estudiar un sistema que garantizase la preservación de los frescos.
Luego de tres años de “minucioso trabajo” y gracias a la colaboración de expertos en el sector, se ideó el nuevo acondicionador, junto a un renovado sistema de iluminación compuesto por unos siete mil puntos LED.
Estas pequeñas luces, distribuidas de manera homogénea a lo largo de la capilla, son capaces de equilibrar las radiaciones infrarrojas, ultravioletas y azules, para reducir al mínimo el impacto sobre los colores de los frescos.
Según datos de los propios Museos Vaticanos, el nuevo sistema bajará el 50 por ciento del calor a nivel de luces y también se tendrá un ahorro energético de la mitad.
Los equipos costaron unos tres millones de euros (4.09 millones de dólares), que fueron aportados por dos empresas multinacionales.
El director de los Museos Vaticano, Antonio Paolucci, destacó que “se requería una iluminación ligera y al mismo tiempo total, no invasiva, respetuosa de la compleja realidad iconográfica, estilística e histórica de la Sixtina”.
“No se trataba de privilegiar sólo a Miguel Angel sino permitir, con la nueva luz, la posibilidad de una lectura quieta, objetiva y al mismo tiempo delicada, capaz de expresar todos los detalles de los diversos pintores”, indicó.
“El principal objetivo de estas novedades es, ante todo, el bienestar de los visitantes, para que puedan apreciar mejor las pinturas y estar más cómodo y también en la salud de los frescos y en su conservación”, apuntó García de la Serrana Villalobos.
El nuevo equipo, que ya se encuentra en funcionamiento, será presentado ante especialistas de diversas partes del mundo y representantes de museos famosos (Louvre de París o Metropolitano de Nueva York) este 31 de octubre.