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MÉXICO, DF, 9 de noviembre de 2014.- De acuerdo con el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef), en México existen alrededor de 70 mil infantes víctimas de diversas modalidades de trata de personas, de los cuales 30 mil tienen entre 10 y 14 años; dicha cifra “coloca a México como el país que lidera la trata de menores en América Latina”, advirtieron los organizadores de la audiencia temática Destrucción de la juventud y generaciones futuras del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) Capítulo México.
Durante el encuentro, realizado en el Museo de la Ciudad de México, Pablo Hernández y Fanny Galindo, de la organización Jóvenes en Emergencia Nacional (coordinadora de la reunión), leyeron la versión resumida de las mesas de trabajo previas a la audiencia, referentes al eje temático 8: Juvenicidio y guerra contra la juventud.
En ella, también alertaron que se calcula que en el país entre 30 mil y 50 mil personas que participan en el negocio de las drogas son menores de edad, “y según estudios, la guerra contra el narcotráfico ha dejado alrededor de 30 mil niños que realizan trabajos para diferentes cárteles de la droga”.
Ante un numeroso público y el jurado dictaminador – conformado por Graciela Daleo, Carlos Beristain, Marcelo Carcanholo y Daniel Giménez Cacho-, se recordó que el término juvenicidio se acuñó en 2008, año en que Ciudad Juárez fue la urbe más violenta del país al acumular mil 600 de los 6 mil casos de homicidio registrados.
“En 2011, de los 35 millones de jóvenes con los que contaba el país, más de un millón ya habían sido reclutados por el crimen organizado. De los casi 30 mil muertos vinculados al narco hasta ese año, mil 200 eran menores de edad”, refirieron.
Ese mismo año, abundaron, el rango de edad en el que se presentaron más asesinatos fue el de 25 a 29 años, seguido del de 20 a 24 años.
Un año después, en 2012, el 40 por ciento de las defunciones por agresión se dieron en menores de 30 años.
Previo a la presentación de los testimonios de padres y familiares de jóvenes asesinados, Hernández y Galindo asentaron que “las futuras generaciones tenemos dos opciones: sucumbir ante el ataque de violencia y despojo de la libertad o levantar la voz y luchar por una transformación profunda que establezca un México digno”.