Tiran cadáver envuelto en una sábana, cerca de escuela al sur de Culiacán
IGUALA, Gro., 10 de noviembre de 2014.- Un comunicado emitido por el Ayuntamiento de Iguala provocó caos y pánico entre la ciudadanía igualteca ante un posible arribo de normalistas de Ayotzinapa. La administración local recomendó a comerciantes poner a salvo su integridad física y bienes, por lo que el comercio en la ciudad se paralizó totalmente.
Por la mañana, el gobierno de Iguala giró en redes sociales y medios de comunicación un documento que decía:
“A la ciudadanía en general, instituciones bancarias y tiendas comerciales; que el gobierno municipal en coordinación con el gobierno del Estado y la Gendarmería, tienen conocimiento del arribo de un grupo de personas provenientes de la ciudad de Chilpancingo, este lunes 10 del mes y año en curso; por lo que se pide su colaboración para que tomen medidas precautorias y no sea afectada su integridad física ni su patrimonio”.
“No omitimos hacer de su conocimiento que se monitorea por parte de todas las corporaciones de Seguridad ésta información, por lo que no hay cabida a que se genere pánico y recomendamos mantener las arterias viales libre de automóviles u otros objetos que puedan ser dañados y que puedan obstaculizar el libre tránsito en el primer cuadro de la ciudad. Con tu apoyo, ¡La Ciudad Avanza!”, se agregó.
Durante todo el día no llegó a esta ciudad ningún normalista, docente o activistas que pudieran provocar daños a la ciudadanía.
La falta de seriedad el gobierno municipal provocó una total parálisis en la ciudad, a tal grado de que en varias escuelas, padres de familia llegaban desde antes del mediodía queriendo llevarse a sus hijos. En las gasolineras estuvieron a punto de cerrar y, cientos de negocios cerraron sus cortinas.
En la plaza Galerías Tamarindos (la más importante y concurrida de la ciudad), los propietarios de negocios así como las gerencias de tiendas departamentales, telefonía y aparatos eléctricos, cerraron sus puertas y concentraron a sus trabajadores afuera, en espera de lo que pudiera pasar.
Los aparadores de las tiendas trasnacionales quedaron vacíos luego de que los encargados ordenaron asegurar en bodegas todos los aparatos. Rápidamente la plaza se fue vaciando y para la una de la tarde no quedaban más que algunos trabajadores y el personal de seguridad.
En la ciudad se escuchaba entre pláticas el comentario de que vendrían los normalistas de Ayotzinapa a causar destrozos a la ciudad y, “para no ser agredidos”, algunos ciudadanos decidía refugiarse en sus hogares. La seguridad de que arribaría un grupo de manifestantes era plena, porque así lo advirtió el propio gobierno municipal.