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MÉXICO, DF, 11 de noviembre de 2014.- “Los libros tienen una larga vida, en ocasiones más larga que el ladrillo”, consideró Clara Inés Ramírez González, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, al señalar a este objeto como el artilugio que más ha sobrevivido a la historia de la institución.
“Tal vez no tenemos otro objeto universitario del siglo XVI, porque incluso la sede que tuvo esta casa de estudios, construida a finales de esa centuria y principios del siglo XVII, fue demolida al inicio del XX –donde ahora está la Suprema Corte de Justicia de la Nación–, y en cambio los libros de la biblioteca sobreviven; entonces, considero que son un vestigio, una puerta al pasado, no sólo intelectual, sino también física”, abundó.
A través de un comunicado la máxima casa de estudios informó que en el marco del Día Nacional del Libro, que se conmemora este 12 de noviembre, la investigadora, dedicada a la edición y estudio de textos antiguos, precisó que algunas de las obras universitarias más antiguas son los tomos de Fray Alonso de la Veracruz, editados en México en 1554, que contienen un curso de Lógica para la Universidad, resguardados en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional.
“Trabajamos sobre la historia de las universidades con libros incunables, que son aquellos de las primeras tiradas de la imprenta a finales del siglo XV, pero sobre todo con publicaciones de los siglos XVI y XVII, como los mencionados de Fray Alonso, considerados incunables americanos publicados en el primer siglo de historia americana, y que para América Latina son los libros más antiguos”, explicó.
En su oportunidad, Armando Pavón Romero, también académico del IISUE, subrayó que la supervivencia de los libros frente a otros bienes físicos antiguos que conserva esta casa de estudios es mayor, porque incluso de atavíos y vestidos de los siglos XVI y XVII sólo quedan algunos bonetes.
Tan solo en el IISUE, como libro o publicación más antigua tenemos las constituciones de la Universidad, que datan del siglo XVIII, aunque existen documentos más viejos, aclaró.
Retro digital
Para los investigadores, se ha gestado una falsa polémica entre el libro en celulosa y digital, pues no rivalizan, ni son opuestos, por el contrario, son complementarios.
Coincidieron en que Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, escrito en el siglo XVII, es el libro de lectura imprescindible y universal. Tiene la profundidad para llegar a todo público, los relatos tienen muchas dimensiones, se pueden leer como un acontecimiento de aventura, para conocer la época referida, o para entender una posición frente al mundo; aunque no sea un libro de historia, sí es uno de historias.
Sobre la lectura, Ramírez González dijo que no necesariamente hay que leer las obras completas. “Uno tiene que estar tranquilo de disfrutar con el libro, el propósito no es acabarlos y juntarlos, sino leer lo que a uno le impacta y dejarse sorprender por ellos, leer una página y pensar, reflexionar sobre esa misma un rato; eso es más importante que terminar la lectura”.
Día Nacional del Libro
Hace 35 años se estableció el 12 de noviembre como fecha para conmemorar el Día Nacional del Libro, con el propósito de divulgar la lectura en el país y rememorar el natalicio de la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, a quien el pincel del artista novohispano del siglo XVIII, Miguel Cabrera, no erró en plasmar gráficamente en su habitáculo, rodeada de libros, entre ellos, de Aristóteles y Galeno.
“Sor Juana Inés de la Cruz no sólo es una figura trascendente para la cultura mexicana, sino para la cultura mundial; me parece oportuno que se evoque este día con ella, porque también es llamar la atención sobre la tradición de escritura de mujeres”, concluyó la también profesora de historiografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.