Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Cientos de cuentas de Twitter adornadas con un cuadro negro, perfiles de Facebook atravesados por la palabra censura, en una replicación constante, nos hicieron ponerle atención a SOPA. Pero ¿qué es SOPA? y ¿cómo podría afectar el Internet y los entornos digitales?
SOPA es la versión más reciente de una serie de estrategias que buscan el control de la información en Internet. Este contenido muchas veces tiene algún tipo de autoría, protegida por las sociedades de gestión de propiedad intelectual. Este control ha tenido muchas facetas: desde el control técnico de estos datos, esto es, cuántas veces podemos replicar un contenido; en qué aparatos podemos ver o escuchar una canción o ver una peli, o hasta pequeños espías que se instalan en nuestra computadora para monitorear qué material del que tenemos es susceptible a ser una descarga ilegal (esto lo hizo SonyBMG en el 2005).
También existen controles en las comunicaciones de subida y bajada de información, y también cortes de servicio de conexión a Internet, multas escandalosas o cierres de cyberlockers, como el cierre de megaupload.
SOPA significa “Acta de Detención de Piratería en Línea”, por sus siglas en inglés (Stop Online Piracy Act) y fue presentada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos el 26 de octubre del 2011 por Lamar S. Smith, representante del Partido Republicano por el distrito 21 en Texas.
La intención de SOPA es aumentar las capacidades de control sobre el intercambio de contenido en la red, gracias a una vigilancia constante de los paquetes de datos haciendo ilegal el anonimato en la red y convirtiendo en delito enlazar contenido de terceros. Esto, aunado a la congelación de fondos en servicios como Pay-pal y la negación de servicio por parte de las compañías con las que se haya contratado el acceso a Internet, vulneran claramente el estado actual de neutralidad en la red. Es por esto que la iniciativa ha resultado tan polémica.
Más intentos de control
SOPA es la última versión de una serie de controles propuestos por las entidades de gestión de propiedad intelectual como la MPAA (Motion Picture Association of America) o la RIAA (Recording Industry Association of America) de las cuales podemos recordar el DRM (Digital Rights Management) que prohibía la copia digital de un archivo en diferentes dispositivos. Esto es: si se compraba una canción para un mp3 (un ipod, pues) no se podía copiarlo en otro. O sea: si se compraba una versión más nueva de un ipod, digamos ipod touch, no se podía pasar ese contenido en el reproductor actual al nuevo.
Esa era la propuesta del DRM. ¿Qué pasó con el DRM? Pues lo que te imaginas, que era una terrible estupidez. La gestión digital de derechos (como se le conoce en español) lo que hacía era castigar a las personas que querían comprar legalmente música u otro contenido digital, al tener que pagar dos o más veces por el mismo contenido. La respuesta del usuario final fue la esperada: recurrir al intercambio de archivos en redes punto a punto (p2p) o enlaces de descarga (megaupload, fileshare, fileape, filedude, por ejemplo) donde el archivo descargado no tenía ningún tipo de restricciones.
El DRM tuvo su golpe fatal cuando Apple decidió́ renunciar a su aplicación en el material que ellos distribuían y así́ fue como una lenta pero segura ola de rechazo a esta iniciativa quedó en el olvido.
Más recientemente, ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement) se presentó́ como una forma de regulación internacional para evitar la falsificación digital y física de contenido (copias ilegales) endureciendo los marcos legales que protegen los derechos de autor.
El principal problema de ACTA es que fue negociado en secreto entre sociedades protectoras de derechos de autor y los poderes legislativos de diferentes países sin que resultara claro hasta hoy ni los propulsores de ACTA ni los acuerdos que ésta conlleva. SOPA -a diferencia de ACTA- es una propuesta de ley local que solo aplicaría en los Estados Unidos pero al ser EUA el principal generador de contenido digital, es de esperar que: 1. Sus pasos sean imitados y 2. Las medidas tomadas por SOPA en ese país afecten la mayor parte del tráfico en Internet.
Controles… The Mexican Way
PIPA (Protect IP Act) es otra manera de controlar la IPS propuesta en mayo del año pasado y pretende desaparecer de la vista (bannear) los sitios que vulneren la integridad del contenido protegido así́ como emprender acciones contra páginas fuera del territorio norte americano, sobre todo por sitios fuera de Estados Unidos. Por lo anterior, quedarían fuera del marco regulatorio de SOPA. Alrededor del mundo hay propuestas de ley y leyes que ya están operando, que imitan de alguna manera lo propuesto por SOPA y PIPA.
Está la Ley Sinde, en España, la Ley Hadopi, en Francia y en México el senador el PAN Federico Döring presentó la iniciativa conocida como Ley Döring, en diciembre del 2011, presente en la página del Senado de la República y explicada así:
“La presente iniciativa intenta inhibir las conductas de puesta a disposición de obras protegidas por la Ley Federal del Derecho de Autor, mismas que por su cantidad y volumen, aun sin contar con un ánimo de lucro directo o indirecto, o una ganancia a escala comercial, afectan la normal explotación de la obra en el entorno digital”.
Döring ha sido cuestionado por especialistas en el tema por su falta de claridad en la propuesta y por amplias lagunas que podrían ser interpretadas de manera errónea o francamente ventajosas en la aplicación de dicha ley.
El senador ha insistido en su cuenta de Twitter (@senadoring) que su propuesta no debe de ser confundida con iniciativas como SOPA o ACTA a las cuales no apoya y que su iniciativa no busca criminalizar a los usuarios que por desconocimiento tengan material ilegal en sus computadoras.
Pero ¿cómo sabremos quién tiene o no material descargado ilegalmente? Y ¿cómo vulnera las garantías de anonimato de los usuarios la aplicación de esta ley? Son unas de las observaciones más constantes al senador.
Todo esto pinta muy mal para los usuarios comunes de Internet, los que ven series en streaming, los que piensan en la música como un servicio y no como un producto, los que enlazan contenido desde su cuenta de Twitter o su muro en Facebook, los que se descargan sus tareas en del Google scholar, los que escriben en sus blogs versiones de noticias de tecnología gabachas en español, a los que ven sus partidos en el sopitas.com, a los que les gusta 9gag, y los que aún se ríen con el mireybook.
Por si no se había considerado, cada uno de esos sitios viola –de una manera u otra– derechos de propiedad intelectual, o los viola según lo expuesto en dichas propuestas. La neutralidad de la red quedaría como sólo una anécdota más y nos enfrentaríamos a un nuevo nivel de control y observancia de nuestras expresiones digitales.
Industrias sospechosistas
¿Cuál es el problema aquí́? Por un lado tenemos a una industria que ve a sus usuarios como una banda de asaltantes reunidos en una esquina dispuestos a robarles todo lo que traen en los bolsillos al menor descuido: software, música, series, pelis, juegos, apps, libros… todo, todo lo que la mente humana ha creado y podría llegar a crear; pillos que están encantados con ver todo el contenido que han generado las grandes disqueras y las cadenas de TV que son muy caras de producir, cine,novelas, comics, angrybirds. Todo por nada.
Y por otro lado tenemos un nuevo tipo de consumidor… de espectador, de usuario que ve con recelo lo que pasa en su alrededor, quien mira cómo cada una de sus formas -no sólo de consumo, sino de generación de contenido- es visto como un abuso, como un libertinaje que promueve el uso y re-uso de material que costo millones producir. Esta re-significación, apropiación y puesta en circulación de contenidos que fueron usados para explicar su entorno, y cómo cada uno de estos usuarios intenta expresarse. Un abuso que merece la pena castigarse y debe de castigarse de manera ejemplar.
No importa que Lamar S. Smith haya retirado la iniciativa de SOPA, o que 23 legisladores hayan hecho público “que no apoyaban la iniciativa” después del Black out del 18 de enero donde Reddit, Wikipedia, Chezburger y otros grandes de Internet “apagaron la luz” durante 12 horas, para demostrar su rechazo a la propuesta.
Lo importante de la discusión – que no es nueva- de la relación de usuarios vs. Industria es que la ésta protege sus intereses, no los de los creadores, sino los suyos. Una industria que ve a los guionistas, directores, músicos, compositores como un engrane más de una maquinaria mastodóntica que debe de ser como una estatua inamovible ante los embates del inexorable avance tecnológico. No importa que el Internet sea el detonante de la innovación no sólo de la generación de contenido si no de la distribución y hasta el financiamiento de diversos proyectos (crowdfunding por mencionar un ejemplo).
Pues… ¡No nos vamos a dejar, ahora que somos co-creadores!
En el Chaos Communication Congress celebrado en Berlín a finales del 2011 Cory doctorow co-editor de boing boing y especialista en derechos de autor dio la conferencia de apertura “La guerra contra el cómputo con fines generales: las guerras del copyright fueron solo el principio”. Ahí deja en claro que las discusiones sobre derechos de autor generalmente no le importan a nadie. Cory Doctorow señala que “de la misma forma que hemos visto cómo los extremistas de la propiedad intelectual pretenden proteger su negocio por medio del control en la forma en la que se distribuye información, lo que veremos en relación con el uso cotidiano de las computadoras, será́ un control similar pero éste tomará la forma de vigilancia y censura sobre cada una de las actividades que realizamos en la computadora.”
Doctorow asegura: La guerra del copyright es la versión beta .09 de lo que esta por venir. SOPA exhibe un nivel de estupidez que normalmente sólo se encuentra en el núcleo de estrellas recién nacidas. La visión del co-editor de boing boing sobre qué es lo que debe pasar con SOPA es clara: “la discusión sobre derechos de autor es sólo el principio y tiene que ser ganada por la generación de Internet porque después de ese boss (haciendo un símil con los videojuegos) vendrán los verdaderos jefes de nivel, este boss es un mini boss en cuanto al cabildeo de temas más importantes, como los del agua, la agricultura o la modificación genética de alimentos. La libertad en el futuro nos obliga a tener la capacidad de controlar nuestros dispositivos (pc’s, tablets teléfonos inteligentes) y que éstos no se conviertan en espías controlados por un tercero. Las guerras del copyright deben de ser ganadas para mantener el Internet y el mundo de las computadoras libres y abiertos porque estos son el material con el que vamos a librar las siguientes guerras.”
Estos son los “early days”: La discusión de la forma en la que deben de ser protegidos los derechos de propiedad no es novedoso, lo que es nuevo es la participación de los usuarios finales en esta discusión y que hoy se convierten en un actor a tomar en cuenta, dado que la figura del prosumer (consumidor-productor) está cada vez más involucrada en la generación de nuevos contenidos. Los consumidores están más interesados en participar activamente en la relación creadores/industria y los modelos actuales parecen no satisfacer a ninguno de los involucrados.
Si SOPA ha sido el pretexto para que toda la sociedad en su conjunto se informe y participe en nuevas propuestas, entonces SOPA ha servido de algo. Pero sinceramente creo que no es el caso, ni la industria y los gestores de propiedad intelectual están abiertos a nuevos modelos ni la gran mayoría de los usuarios de Internet les interesará esta discusión… hasta que sea demasiado tarde. Porque como dice Doctorow esto es apenas el comienzo de una serie de regulaciones que afectarán lo más íntimo de nuestro ser digital y no sé ustedes pero yo NO estoy dispuesto a perder mis libertades.
*Colaborador de Luciérnagas, especialista en entornos digitales, en su regulación y en su impacto global. Investigador de redes sociales y web trends. Catedrático en tecnología vs comportamientos sociales en centros universitarios mexicanos dedicados a la comunicación. Creador de espacios multimedia sobre aplicaciones digitales. Desarrollador de comunidades virtuales para empresas y transformador de espacios análogos a digitales. Ensayista de revistas especializadas en tendencias tecnológicas. Consultor transmedia. Productor y creador del programa de TV. ge3ki sobre la inclusión de los adolescentes a los espacios digitales. Digital Experience Designer.