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MÉXICO, DF, 17 de noviembre de 2014.- Las empresas mexicanas, con independencia del tamaño, formato, función y sector, ya no están en condiciones de derrochar recursos financieros por los altos indicadores de rotación de personal o por los desaciertos a la hora de realizar las contrataciones.
“Es evidente que el poder oculto del contexto está operando de por medio, pero cuando se presentan estas situaciones, con todo lo que implican, es porque no hubo una estrategia de Recursos Humanos perfectamente alineada a las necesidades y objetivos del negocio”, afirmó Pedro Borda, director Ejecutivo de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (AMEDIRH), quien dio a conocer los resultados de un estudio acerca del proceso de transformación que requiere el profesional de los Recursos Humanos en México.
“Estamos ampliamente rezagados. Las naciones emergentes tienen desde hace varios años la conciencia de que se requiere desarrollar al talento humano como el principal insumo para gestionar procesos productivos de alto valor económico”, precisó Borda.
En el país todavía es un hecho contundente la presencia de profesionales de Recursos Humanos que están invertidos en procesos operativos como el cálculo y el pago de la nómina, o el control y la supervisión de las actividades relacionadas con la disciplina o el comportamiento de los colaboradores.
El director Ejecutivo de AMEDIRH explicó que como nunca antes “hay que cuestionar qué clase de profesional de Recursos Humanos se está formando en las aulas”, sobre todo considerando que la licenciatura se ofrece cada vez en menos instituciones educativas de nivel superior.
“Hay que revertir esta tendencia pues nos encontramos en una era donde la economía del conocimiento y la sociedad de la información indican que el principal insumo a desarrollar es el talento humano”.
Pasar del estado de operador al de estratega es una necesidad. Para ello, la AMEDIRH ha emprendido diferentes iniciativas, tanto acciones concretas como de investigación, con la finalidad de identificar cuáles son las competencias que tiene el perfil del ejecutivo de gestión de talento capaz de asesorar a la alta dirección organizacional.
“Una de las mayores dificultades con las que nos encontramos es con la exigencia de los altos directivos de que el Ejecutivo de Recursos Humanos se desenvuelva con una visión amplia, anticipada, profunda, contextualizada y capaz de identificar tanto las problemáticas como las soluciones”, concluyó Borda.