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MÉXICO, DF, 22 de noviembre de 2014.- Cuauhtémoc Cárdenas, el hijo del General Lázaro Cárdenas, el fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el tres veces candidato presidencial, reunió a quienes lo acompañaron en la Corriente Democrática, ese grupo de políticos que cimbró en 1987 al entonces todopoderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI), y que pavimentó el camino hacia la alternancia partidista.
No se trataba sólo de un reencuentro de amigos, sino de contribuir a una movilización social para contribuir con propuestas que planteen soluciones de fondo, progresistas y democráticas a los problemas que enfrenta México.
“Nos han parecido razones más que válidas para hacerles este llamado”, dijo Cárdenas a sus compañeros de viaje político, en su casa de Cordillera de Andes, en Lomas de Chapultepec.
Como en los viejos tiempos, acudieron al llamado del hijo del ‘Tata Cárdenas’, Porfirio Muñoz Ledo, que a pesar de necesitar la compañía de un enfermero, mostró su buen ánimo y que mantiene su brillante y punzante oratoria. Ahí estaban también la maestra Ifigenia Martínez, César Buenrostro, Leonel Durán, impulsores de la Corriente Democrática que se volvieron un ala crítica del PRI cuando el tricolor presumía de unidad y uniformidad ideológica y de no tener competencia en la oposición.
Esos personajes impulsaron la candidatura de Cárdenas en 1988 que aglutinó a partidos y organizaciones de izquierda en el Frente Democrático Nacional (FDN), que casi le arrebató la presidencia de la República al candidato priísta Carlos Salinas de Gortari, en una elección disputadísima, ensombrecida por las sospechas de fraude y por una frase que resumió la crisis: “la caída del sistema”.
Del FDN surgió el PRD, institución política que ahora enfrenta una crisis de credibilidad, ya que de ahí se impulsó la candidatura de José Luis Abarca a la alcaldía de Iguala en Guerrero. Se trata de quien está acusado por la Procuraduría General de la República (PGR) de ordenar el asesinato de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.
Pasados 27 años después Cárdenas aclaró:
“No se trata de reproducir la Corriente Democrática. Son tiempos distintos y otras las circunstancias de México”, dijo. Pero su propuesta, apoyada por quienes lo erigieron en su líder desde 1987, es convocar a un Congreso Constituyente que formule una nueva Constitución, producto de un nuevo y sólido pacto social.
La situación del país hace necesario hacerlo, planteó ante alrededor de 150 invitados y medios de comunicación.
“La conducción política de la Nación, la de las más altas responsabilidades, ha claudicado a su compromiso de velar por ‘el bien y la prosperidad de la Unión’ al instrumentar políticas que hunden al pueblo y al país en el estancamiento económico, la pobreza y una desocupación crecientes, violencia sin control y el dominio de territorios cada vez más extensos por parte de la delincuencia”.
Pidió la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos el 26 de septiembre en Ayotzinapa, y castigo para los responsables materiales e intelectuales.
Como hizo en 1988 cuando había voces que le pedían desconociera los resultados electorales, lo que hubiera significado romper con las instituciones, aclaró que su propuesta no implica deshacerse de ellas o de la vida institucional.
“De ninguna manera. Hay mucho que sirve, por mucho que haya que arreglar. Queremos una nueva Norma Fundamental que recupere la esencia de una constitucionalidad que recoja, actualice y amplíe los principios de soberanía, libertades y equidad que se plasmaron en las Cartas de Apatzingán de 1824, 1857 y 1917. Pretendemos que se regenere la vida institucional del país, con instituciones útiles, con dirigentes confiables y comprometidos con las causas del país y del pueblo. Aspiramos a que México y los mexicanos prosperen, con democracia y libertad”.
La propuesta de Cárdenas fue recibida entre aplausos. Ahí estaba el ex gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, sus fieles escuderos; los senadores Alejandro Encinas y Miguel Barbosa; el ex director del Metro, Javier González Garza y el actual Secretario de Cultura del GDF, Eduardo Vázquez Martín.
Muñoz Ledo recordó que la Corriente Democrática proponía encontrar en la participación democrática la guía de una estabilidad, cuyo mensaje aún mantiene su vigencia, afirmó.
Aseguró que a pesar de contribuir a la transición democrática, ésta ha naufragado al paso de los años en la complicidad y en la metástasis de la corrupción.
“Nos preceden años de confusión y extravío de las fuerzas políticas. El cambio que habíamos diseñado sucumbió a los golpes del hurto y de la ignorancia, hasta terminar por último abortándolo. De un sistema de partido hegemónico transitamos a un régimen hegemónico de partidos incapaz de devolver al pueblo sus derechos soberanos. Caímos finalmente en las redes del neoliberalismo que habíamos bregado por extirpar”.
Criticó y condenó la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
“El estúpido agravio contra nuestros jóvenes ha encontrado un repudio unánime de la sociedad y calcinado lo más íntimo de la conciencia mundial. No es tolerable tan afrentosa descomposición del Estado mexicano en los tres órdenes de gobierno, en los tres poderes y en los partidos políticos”, expresó a los presentes.
Avaló la propuesta de Cárdenas para reconstruir la vida pública del país y hacer un ajuste de cuentas con su pasado.
“La sociedad clama el destierro definitivo de la impunidad y la supremacía de la justicia sin cortapisas por hechos que han lastimado el corazón mismo de la nación. Hemos insistido en la oportunidad que ofrece el centenario de la Constitución de 1917 para lanzar la iniciativa de una nueva Constitución: coherente, patriótica y libertaria, a la altura de nuestro tiempo”.
El tiempo volvió a juntar a los creadores de la Corriente Democrática, a quienes hicieron temblar al PRI, fundaron el PRD y ahora, 27 años después, buscan que se redacte una nueva Constitución.