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MÉXICO, DF, 27 de diciembre del 2014.- Pese a la connotación positiva de las fiestas decembrinas, entendidas a nivel social como un periodo de gozo y convivencia, en esta época suelen empeorar los conflictos familiares y de pareja, debido a una dinámica de convivencia que cambia con la llegada de las vacaciones, explica un comunicado.
De acuerdo con el Centro de Psicología López de Fez en España, durante el periodo más cercano a las celebraciones de Navidad y Año Nuevo se da un repunte en el número de divorcios. De igual modo, un sondeo realizado en aquel país por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que hasta 80 por ciento de las personas encuestadas experimentan sentimientos de tristeza y emociones negativas en la época de festejos.
Ante una situación, el doctor Miguel Ángel Méndez García, académico perteneciente al Área de Reflexión Universitaria (ARU) y al Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana, propuso dos estrategias para evitar las tensiones entre los miembros de la familia: cambiar el concepto de “regalar” por “compartir”, y practicar el agradecimiento.
De acuerdo con Méndez, debido en parte a una sociedad inmersa en el mercantilismo, nos hemos acostumbrado a dar importancia al regalo material. Señaló que el acto de ‘regalar’ un objeto cuenta con una carga simbólica considerable, pues implica “compartir las bondades y riquezas que se tuvieron en el año”.
Sin embargo, lamentó que esta carga simbólica ha pasado a segundo término, y se ha favorecido un proceso unidireccional que tiene una connotación materialista y enfocada en el objeto, no en la persona.
“Si nosotros cambiamos simplemente la palabra de ‘regalar’ a ‘compartir’, la percepción será diferente y el resultado distinto. Yo no te voy a traer un ‘regalo’ como tal: voy a compartirte todas las bondades y riquezas que tuve en el año, y te daré un regalo, un presente. ‘Regalo’ tiene una connotación unidireccional, mientras que el compartir se relaciona con una extensión del ser”, aseguró.
Respecto al agradecimiento, contó que éste es uno de los ejercicios más fuertes que se pueden realizar para contrarrestar el enfoque en situaciones negativas al hacer el recuento de lo ocurrido en el año.
“En la cena, antes de abrir los regalos, es importante dedicar un tiempo de agradecer lo que a cada quien le ha gustado del año, de lo que ha vivido. Así se pueden establecer nuevos lazos de comunicación”, precisó.
El agradecimiento en familia es además una pauta para los niños y jóvenes, quienes algunas veces todavía no perciben las celebraciones más allá de un momento para consumir y disfrutar.
“Al establecer estos lazos de comunicación permiten a las personas diseñar mecanismos de autorregulación que les permiten identificar en qué momento deben cambiar su dirección, ser más empáticos, o continuar en el camino correcto”, aclaró, y añadió que esto es de especial provecho para los más jóvenes de la familia.
Asimismo, sugirió aplicar una técnica de la psicología positiva, conocida como “toma de conciencia”, para encontrar resoluciones a los conflictos.
La toma de conciencia, explicó, implica que las personas tengan la capacidad de identificar sus necesidades y deseos, así como hacia dónde quieren expresarlos. Al lograr una toma de conciencia, aseguró, se logra ser empático con el otro en lugar de atacarlo.
“En esta época, lo que sucede es que los canales de comunicación están más abiertos. Lo malo es que la comunicación se entiende como un proceso unidireccional, cuando en realidad se cuenta con muchas maneras de expresarse, sin recurrir a la agresión”, aclaró.