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MÉXICO, DF. 8 de enero de 2015.- Líderes de la Iglesia católica coincidieron en que la institución que representan tiene la capacidad de tejer una red estratégica de la mano del pueblo contra la impunidad.
En la mesa de diálogo «La Iglesia frente a la corrupción, la injusticia y la violencia en México», celebrada este jueves en las instalaciones de la Universidad Pontificia de México, afirmaron que es momento de arrancar las iniciativas que han surgido a raíz de los recientes casos de violencia en el país.
El padre Alejandro Solalinde enfatizó que los mexicanos deben ponerse de acuerdo con las iniciativas que hay, pues «de la movilización ahora se pasa a la estrategia», al referirse a las protestas que se registraron a finales de 2014 por la desaparición de normalistas en Iguala, Guerrero.
«Ya le tomamos el ADN al Gobierno», expreso el sacerdote durante su intervención.
«La iglesia está en capacidad de hacer una red para refundar a México no desde la cúpula, sino de abajo hacia arriba».
Tras afirmar que el Gobierno mexicano ya no es un interlocutor válido con el pueblo, sino su mayor verdugo, Solalinde lamentó que en la Iglesia se ha descuidado un sector relevante para lograr este cambio: los jóvenes y las mujeres.
Por su parte, el padre Miguel Concha resaltó que la sociedad exige un gobierno sano y «no debemos automargirnarnos en lo que sucede día a día, la Iglesia debe ser más propositiva».
«No basta hablar de paz, hay que trabajar», pronunció Monseñor Ramón.
En tanto, el activista Javier Sicilia cuestionó el papel que tomará la Iglesia ante la violencia que impera en el país.
«Hablo desde la libertad que tengo como hijo de la Iglesia, hay un doble rostro innatural que unió al César con el pobre de Nazaret», enfatizó el poeta.
Al indicar que México es una fosa común y son más de 500 mil desplazados, afirmó que no es momento de hablar, sino de actuar. «No he visto, fuera de Don Raúl, a ningún obispo en las marchas de protesta», señaló.
Lamentó que mientras se realizaba la mesa de diálogo, alguien está desapareciendo en alguna parte bajo la complicidad de todos.
La religiosa María Zamarripa exhortó a poner un alto a los cómplices silencios en México. «Es hora de caminar con el pueblo, como Iglesia caminar como el pueblo, de manera articulada», dijo.