El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
¡A la goma, Calderón!
Muy mal le está yendo a Margarita Zavala en el PAN, el partido que ella y su marido no pudieron desmantelar. Pero su marido tiene la culpa.
Felipe quiere volver por sus fueros al partido que nunca supo ni quiso valorar. En donde le dieron todo, hasta la presidencia de la república, y se llenó de arrogancia y soberbia.
Y se lo advirtió el gran Piolín, aquel yucateco de cepa – Carlos Castillo Peraza – (me honra haber sido su amigo; él a la derecha; yo a la izquierda) que reconoció en vida la equivocación de su vida, al creer que el michoacano sería un gran pilar ideológico y político de la formación partidista, fundada por don Manuel Gómez Morín para hacer contrapeso a la revolución mexicana hecha institución y corrupción.
Chacho (José Isabel Trejo Reyes), el coordinador de la fracción panista en la Cámara de Diputados, fue duro, como creía que merecía la ocasión.
“Así es la democracia. Hay que aguantar vara”, dijo al comentar el hecho de que los panistas hayan escogido a Cecilia Romero en vez de a Mago como diputada federal plurinominal para las elecciones del próximo junio.
Y es que los panistas que están actualmente en el poder partidista no quieren saber absolutamente nada de Felipe Calderón Hinojosa. Han tenido muchas broncas para levantar el tiradero que dejó este prócer de la ultraderecha. Y la palabra tiradero es de Chacho: “a nosotros nos tocó levantar el tiradero”.
Zavala se ha defendido de lo que ella supone es una revancha de Gustavo Madero. Éste y Calderón se profesan un santo odio. Pero lo que tiene que asimilar es que a ella y a su marido ya les tocó gozar del poder. Y ambos debían, si fueran congruentes, de cobijarse en un buen retiro, en alguna isla del Pacífico, que pudiera ser alguna de las Fidji. A gozar del dinerito que les dejó y les sigue produciendo la presidencia de la república.
Los panistas ya no los quieren en el búnquer de la colonia del Valle, y menos en una curul de la Cámara de Diputados. A cada quien su hora, a cada quien su tiempo.
Claro que los panistas siempre alegan ser democráticos. Desde que tengo memoria, los albicelestes siempre han argumentado con el verbo democracia, aunque en el fondo, como los priístas, como los perredistas, no la apliquen y tomen las grandes decisiones en la cúpula.
Margarita montó en cólera porque no salió diputada federal; porque los panistas de ahora prefirieron a Cecilia Romero. Y se lanzó a advertir que entonces iba por “la refundación” del PAN y que jugaría para presidir el Comité Ejecutivo Nacional, para ser la “jefa nacional” del partido. Hace años, los panistas así referían cuando hablaban de su líder. “El jefe nacional”.
Pero los panistas no están pensando en este momento en renovar su Comité Ejecutivo Nacional, que pareciera, según ellos, en buenas manos, en las del queretano Ricardo Anaya, quien responde a los lineamientos de Madero.
Chacho lo dijo muy claro, y luego fue apoyado por el coordinador de los senadores, Jorge Luis Preciado, en el lobi del salón verde de San Lázaro, donde se celebró este miércoles el pleno de la Comisión Permanente: no andamos buscando dirigente nacional. Seca, contundente respuesta a Margarita. La verdad es que están más preocupados de que les vaya bien en las elecciones de junio, en las que los votantes en su gran mayoría no se arriman a los centros de votación. No les mueve elegir diputados federales.
Pero los panistas, como los perredistas o los priístas, sólo están enfocados ahora a que sus candidatos se alcen con el triunfo electoral, aunque después sólo se dediquen a levantar el dedo desde su curul.
Así que Margarita debería de convencer a Felipe de que ya no insistan. En el PAN no los quieren ver ni en pintura. Mucho daño les hizo el ex presidente. Como hace 14 años lo hizo con los priístas aquel pinta de vaquero, ahora los tolucos sacaron a patadas al michoacano sin que éste se diera cuenta porque andaba perdido en las ondas espaciales, aunque quién sabe por qué le perdonaron la vida.
Y los panistas de ahora aún no acaban de levantar el tiradero…