Teléfono rojo/José Ureña
Otro sexenio perdido
· 2015 y 2016: más estancamiento
· El 17, la locura electoral, y el 18
No debió de gustarle a nadie en Los Pinos y en Palacio Nacional el informe de la junta de gobierno del Banco de México, encabezada por don Agustín Carstens Carstens: La economía crecerá menos de lo previsto en 2015 y 2016, debido al bajo consumo privado, a la caída del precio del petróleo y a los ajustes fiscales decididos por el hacendario doctor Videgaray.
O sea, que en éste, el sexenio del retorno de los brujos a Los Pinos, de las reformas estructurales, del despegue de Pemex como una empresa mixta de clase mundial – capitales estatales y mayormente privados -, de las promesas de que ya no faltaría dinero en la cartera, del optimismo por estar de nuevo en manos de la “dictadura perfecta” vargasllosiana, se repetirá el ridículo de no sólo no crecer sino de ir pa´tras como los cangrejos de las playas de Arriaga y Tonalá.
Tampoco engordarán las vacas, ni las mías ni las de mi compadre de Ocosingo, en el 16. No sólo no engordarán por falta de buenos potreros, sino que enflacarán aún más porque no hay buena pastura. (Vamos a seguir comiendo motores y carrocerías. Y pollos inflados con clembuterol, que causan cáncer y quistes cérvico uterinos).
Y si no habrá crecimiento económico en estos dos años, el que transcurre y menos el siguiente, aunque no lo dijo don Agustín no espere usted que vayamos más allá de Toluca en el 2017, cuando toda la clase política, de derecha, de izquierda, la bien alimentada y la que busca un hueso qué empezar a roer, y de aquellos que maman lo que sea con tal de mamar (verbi gratia, los verdes), estará ocupadísima repartiéndose el pastel, mientras los mercados internacionales volverán a sufrir gravísimos problemas de volatilidad financiera.
Es decir, que a este sexenio ya se lo llevó el carajo, muy a pesar del señor Peña Nieto y de su tesorero don Luis Videgaray.
En lo dicho. Ya lo sabíamos, pero la Junta de Gobierno del banco central como que nos lo refriega en el rostro: las vacas y la milpa seguirán flacas en 2015 y 2016, particularmente por el efecto del derrumbe del precio del petróleo (y más el del aceite sucio y corriente de nuestros veneros diabólicos, que sólo podría ser muy atractivo para encementar carreteras), derrumbe que ha generado volatilidad y ha afectado “algunas inversiones” (esto de “algunas” lo afirmó Agustín Carstens).
Yo no voy a culpar al “entorno macroeconómico” de males idiotas que pudieron evitarse – como las enfermedades curables de las que mueren muchos niños mexicanos -, causados por nuestra falta de cordura y sobriedad, irresponsabilidad y ligereza, en el manejo de la las políticas económicas, financieras, fiscales y de gasto público. Los políticos, como el señor Carstens, intentan disculparse a sí mismos culpando a entes imaginarios, inexistentes como los “mercados” extranjeros.
Según el diagnóstico de los señoritos del instituto bancario central, que viven como ricos estudiando las variables de la política monetaria, tampoco se ha podido revertir la tendencia en la caída de la plataforma de la producción petrolera (por supuesto que no y no se revertirá durante mucho tiempo), además de que el consumo privado no ha mostrado señales claras de tomar un mayor dinamismo.
Pero cuándo los gobiernos de la revolución interrumpida han podido, han sabido revertir los infortunios sufridos por las grandes mayorías de este gran país, otrora llamado “cuerno de la abundancia”, otra mentira histórica que se tragó medio mundo durante muchos años.
El año pasado (2014) – no le creo mucho a las peinadas cifras del INEGI por experiencia propia; los conozco desde que eran melón -, el Producto habría registrado una tasa de expansión de 2.1% (creo que fue menos), como reflejo del impulso de la demanda externa y de cierta mejoría en la demanda interna respecto al año previo. Lenguaje autista. Pero un 2.1 por ciento es un crecimiento de una economía debilucha de África o el Caribe. No es un crecimiento digno de una economía que está en los primeros lugares en el ranking mundial como la mexicana.
Este viernes, esperemos, el INEGI corroborará las estimaciones del Banco de México cuando ofrezca a los agentes económicos los datos oficiales del comportamiento de las variables durante 2014. Pero no espere usted novedades. Mejor guíese por este análisis a fondo para tomar sus decisiones de inversión.
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