El presupuesto es un laberinto
Los guerreros de Guerrero y sus fines guerrilleros
Por alguna razón desconocida el gobierno ha decidido no actuar con la ley en la mano en Guerrero para procurar la tranquilidad de la población y lo ha hecho ante un grupo de organizaciones que tienen una justa bandera en el reclamo de justicia por la tragedia de Iguala, la desaparición y probable asesinato de cerca de medio centenar de estudiantes de la normal de Ayotzinapa.
La razón, en principio les asiste, sobre todo a los padres de los jóvenes capturados por policías corruptos y ejecutados por criminales; pero el reclamo valedero de búsqueda de los desaparecidos y castigo a los culpables se perdió una o dos semanas después de la tragedia, y quedó en el olvido para dar paso, sin soltar la bandera de los 43 de Ayotzinapa, a una ofensiva contra el gobierno, dejando de lado la necesidad de atacar a los criminales que azotan Guerrero desde hace muchos años y que en ocasiones cruzan sus caminos con los de organizaciones guerrilleras o autoridades corruptas.
Son casi 5 meses del atentado criminal contra los normalistas. La Procuraduría ha fallado, pues si bien es cierto que ha armado un caso creíble sobre el fin de los desaparecidos, lo ha hecho con declaraciones de delincuentes y policías involucrados, no ha revelado los seguramente oscuros entre telones del caso.
Las versiones que las autoridades no han querido confirmar ni desmentir con una investigación creíble para todo mundo, van del insostenible “calentón” del presidente municipal Abarca que habría ordenado la acción mortal, hasta la posibilidad que uno de los autobuses secuestrados por los estudiantes hubiera sido “la mula” de un cargamento de droga. Especulaciones todas.
Los padres y sus operadores políticos no dan crédito a la versión oficial, pero es cierto que tampoco aportan nada que pudiera conducir a una nueva ruta de investigación. Pero, sin demeritar en lo más mínimo el dolor de los padres y el reclamo social de justicia, resulta sospechoso que los deudos y quienes les apoyan o dirigen no tengan más señalamientos que los lanzados contra el gobierno.
No han ido contra el ex gobernador ni su procurador, se olvidaron del presidente municipal Abarca y nunca se han quejado del clima de terror que imponen por todo Guerrero las bandas criminales del narcotráfico.
En este mar revuelto, la prensa llegó a citar un informe del CISEN en que apunta potenciales nexos de los grupos solidarios con los padres de los desaparecidos y la guerrilla guerrerense, que desde hace más de 4 décadas prepara la insurrección nacional en contra del sistema capitalista, y en un comunicado de unos de los grupos guerrilleros llamó a los normalistas “compañeros”, que reserva solo a sus militantes.
Nadie en el gobierno parece dar importancia a estos hechos, como a que uno de los voceros de las acciones anti gobierno sea un maestro que dejó el aula y sin más el trabajo, cobra y sigue agitando, lo mismo que las policías comunitarias y otras organizaciones sociales radicalizadas.
Las autoridades siguen siendo tolerantes con los grupos que lo mismo queman oficinas públicas, secuestran a empleados de empresas privadas, apedrean cuarteles militares o saquean presidencias municipales. Los grupos saben que actúan con impunidad, saben que pueden atacar a policías federales, secuestrar a funcionarios, robar camiones con mercancía, lo mismo que autobuses o vehículos oficiales, sin que haya ley que se los impida.
El gobierno cede cada vez más y quizá es momento de preguntarse: ¿qué tiene que pasar para que se aplique la ley en Guerrero y otros estados donde los radicales y los criminales (casos de Oaxaca, Michoacán y Tamaulipas) tomaron por asalto caminos, pueblos y ciudades?
Hojas extraviadas
En los archivos del DF hay un informe sobre como la violencia se reproduce. Grupos del SME y del desquiciado Frente Francisco Villa se disputaron una mina de arena, que no pertenece a ninguno. Lo hicieron a tiros, puñaladas, pedradas y golpes. Hubo más de 160 detenidos, seguramente saldrán libres, pues los enemigos que chocaron violentamente suelen ser aliados del partido gobernante o del mejor postor en épocas electorales y como el voto es secreto pude ser de delincuentes protegidos con banderas de movimientos sociales o sindicales.