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TLAPA DE COMONFORT, Gro., 23 de febrero de 2015.- Distrito 05 de Guerrero. Según el Instituto Nacional Electoral (INE) es el foco rojo más importante del país en las próximas elecciones que se realizarán el próximo 7 de junio, donde se elegirá nuevo gobernador, alcaldes y diputados locales y federales.
Desde el pasado 8 de octubre de 2014, 12 de los 15 ayuntamientos que conforman la región de La Montaña, están ocupados por el Movimiento Popular Guerrerense (MPG), que reivindica el boicot a los comicios por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa el pasado 26 y 27 septiembre en Iguala.
Tlapa, un pueblo tomado por el pueblo.
El MPG está conformado por maestros de la Confederación Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), estudiantes normalistas egresados, así como también los alumnos normalistas en curso, como también organizaciones sociales.
En esta cabecera municipal de la región de La Montaña, es sus calles están prácticamente invadidas por perros abandonados. Algunos tomando el sol, otros orillados en las cunetas de las carreteras, esperando, como si supieran, cruzarlas. Hay niños boleros, de apenas cinco o seis años, limpiando los zapatos en el zócalo del pueblo, quienes, desarrapados, dan pequeños escupitajos para lustrar, pero también usan betún entre otros materiales. Como si la explotación infantil fuera algo totalmente asimilado…
La vida en el centro empieza temprano, con costaleros llevando sacos de pan a las decenas de puestos que surten de desayuno a los tlapanecos. El olor de café de olla invade las cuatro esquinas de la plaza del pueblo….
«Somos poquitos ahorita, nos podrían desalojar, pero al día siguiente vendrían todos los compañeros», dice Juan Tenorio, maestro que enseña en náhuatl y español, y que funge como portavoz de los inconformes.
Una resortera naranja cuelga en una de las paredes del Palacio Municipal, mientras explica los motivos de esta movilización en ésta, unas de las zonas más pobres de México.
«Los estudiantes (normalistas) así lo plantearon, y entonces dejamos la problemática del magisterio y nos metimos en el movimiento de los 43 estudiantes desaparecidos. Se determinó en la Asamblea Nacional Popular, con sede en Ayotzinapa, la toma de los ayuntamientos. El 8 de octubre decidimos entrar en los Palacio Municipales, que ya se encontraban vacíos», dice mientras con sus dedos hace girar su sombrero.
Tlapa de Comonfort es la sexta ciudad más grande de Guerrero con aproximadamente 50 mil personas y está rodeada por una orografía acentuada por grandes montañas agrestes y secas. Una iglesia del siglo XVI con un gran campanario despierta cada día a sus vecinos a las 7 de la mañana, al mismo tiempo que unos cohetes disuasorios ahuyentan a las centenares de garzas que pueblan los árboles del zócalo.
Desde la desaparición de los jóvenes normalistas, algunos de ellos de comunidades aledañas a Tlapa, la rabia de sus habitantes se ha dirigido, en parte, contra las sedes de los partidos políticos. Entre ellas, la del Partido Revolucionario Institucional, que luce rayada con leyendas como «Asesinos» o «Ayotzi Vive». La mejor parte, se ha llevado la sede de la Comisión Nacional de Seguridad que parece abandonada tras las decenas de pintadas exigiendo la presentación con vida de los normalistas.
«Aquí el presidente municipal es del Partido del Trabajo. Tiene tantas camionetas que no sabe qué hacer con ellas. Ahora se presenta para diputado», dice una de las vendedoras del mercado, quien se reserva su identidad.
La credulidad de los partidos está profundamente tocada en esta región. Si muchas de las ciudades de la República están llenas de afiches y pancartas de flamantes políticos y formaciones que se postulan para sus curules, en Tlapa, el logotipo más común y vistoso es solo uno: 43.
En el ayuntamiento hay provisiones, comida enlatada, las sillas del consistorio donde se sientan apenas 10 miembros del MPG. Los hijos de los hombres y mujeres que están acampados a las afueras del Palacio Municipal, corren entre las pancartas y pintadas, flanqueado por sacos de arena que impiden acceso a los laterales.
«Las elecciones las vamos a boicotear. Los representantes no representan al pueblo. Iguala es un ejemplo. Los partidos no van hacer aquí su teatro», declara Tenorio, quien viste una camiseta que reza «La educación es una arma».
La filosofía y objetivo político del MPG, es que los partidos desaparezcan para dar paso a asambleas populares a nivel municipal, que elegirían a sus representantes por comunidades y colonias. Estos, se integrarían en un consejo municipal, donde también participarían organizaciones sociales.
Los miembros de este movimiento, que exigen una transformación social sin distintivos ni banderas, saben que su propuesta es factible en los pueblos y comunidades indígenas, pero de más difícil aplicación en las ciudades. Igualmente, creen en la posibilidad que esta idea se pueda extender en poblaciones como en Tlapa y como dicen algunos de los ocupas del Palacio Municipal, «queremos rescatar las formas de cómo nuestros abuelos se organizaban».
«El Partido del Trabajo entrega despensas e intentan convencer a los padres de familia para que clausuren las escuelas en las comunidades. Algunos presidentes municipales quieren persuadirlos para que no nos apoyen», dice otro miembro del MPG.
Las despensas de la Cruzada del Hambre, la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto encabezada por Rosario Robles para acabar con la desnutrición en México, (tan solo en Guerrero hay mil comedores comunitarios), es otra de las grandes decepciones iracundas de los maestros que forman parte del MPG.
Denuncian que los productos que reciben en La Montaña son cuasi caducos y de mala calidad, como los «huevos en polvo».
«Yo animé a mis alumnos a que fueran a los comedores, dice el profesor Tenorio. Cuando regresaron, al ratito corrían a los baños. Algunos vomitaban, otros con diarrea».
Como ejemplo, el docente muestra una bolsa de plástico que dan como despensa, con lo que parece ser carne seca deshebrada. «No, y además, vinieron los militares a explicarle a las madres cómo cocinarlo. Hoy, prácticamente, van muy pocos niños; no les gusta».
Otra de las problemáticas que denuncian algunos padres de familia que están apoyando la ocupación del ayuntamiento de Tlapa, es la introducción de maíz transgénico a través de comerciantes que lo adquieren y lo venden en La Montaña. «Por necesidad, la gente lo consume. Pero poco a poquito el cuerpo se va intoxicando».
Junto con la falta de alimentación de los niños guerrerenses, se suma el analfabetismo. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revelaron en diciembre de 2014, que cerca del 21.8 por ciento de los niños mayores de 12 años no saben ni leer ni escribir. Sumando a sus mayores, son 700 mil personas las que desconocen las letras en un estado poblado por 3 millones 200 mil personas.
Guerrero es una bomba de relojería donde se almizcla la colusión de políticos con el narcotráfico, la extrema pobreza, la impunidad y la falta de educación.
De cara al 7 de junio, solo algo puede revelar con exactitud el MPG en Tlapa: nuestras comunidades, están organizándose.
Algunos de los maestros lucen barba de algunos días, pero tampoco es común ya que se van relevando en sus puestos para hacer menos pesado la tasca de ocupar el edificio.
La bandera de México que preside el zócalo está pintada y la palabra «justicia» está pintada sobre la tricolor, con la figura de 43 manos ensangrentadas. A media asta a veces. Las jóvenes parejas tlapanecas retozan en la plaza principal del pueblo como un día más. Los oficinistas que trabajaban en el ayuntamiento, ahora lo hacen en el convento de San Agustín, entre monjas y los rezos mañaneros de la comunidad.
La gente que participa en la ocupación son familias con sus esposas e hijos, y sus rostros dibujan indignación, cansancio y optimismo. Pero no son solo maestros los que participan en la acción. Parte de la sociedad guerrerense, como algunos abogados, pintores de brocha gorda y otros sectores se están implicando en la lucha por la aparición de los 43 normalistas.