
Fuerte operación en Chilpancingo, tras atentado contra alcalde de Atlixta
MÉXICO, DF, 4 de marzo de 2015.- “Mi padre y mi amigo es Pablo Escobar”, así inició el relato de Sebastián Marroquí, hijo del narcotraficante colombiano que lidio una sangrienta guerra contra el Estado desde 1984. Sin embargo el primogénito de uno de los capos más ricos del mundo advirtió que de continuar la estrategia mexicana continuará en incremento la violencia.
Así como vamos seguirá ascendiendo la violencia por el continente y el poder corruptorio y destructor de sus dineros, en la política como en la sociedad también hay ausencia de valores humanos”, subrayó el malo pacifista, como se hace llamar.
En un encuentro con senadores de la Comisión de Justicia del Senado, el hijo del capo colombiano, aseguró que hoy ve la repetición de su vida familiar en las calles de México.
“Cuántas familias desmembradas más necesitamos para buscar otra solución, estamos anestesiados por el veneno de la indiferencia hay que educar sobre las drogas, no guerrerar sobre ellas”, aseveró Marroquín Santos.
En al año de 1993 cuando murió su padre, dijo que se suponía que él debía ser el relevo de Pablo Escobar, “debí ser Pablo Escobar 2.0”, no obstante se reconoció como un adolescente de 16 años ante la disyuntiva de poder y le dijo que no a esa vida y a esa guerra.
“Renuncié a toda efímera promesa de poder y de violencia, aquella vida no es tan linda como la creen quienes desconocen la vida de mi padre. A los 16 años hice mi testamento para una reunión con enemigos de mi padre”, relató el hijo del narcotraficante asesinado hace más de dos década.
Resaltó que la paz no es una bandera de ningún partido y que las razones que están enfrentando a la sociedad mexicana de manera tan violenta por las drogas, son resultado que desde el gobierno de Richard Nixon en EU prometía eliminar por la fuerza la milenaria cultura de consumo de alucinógenos y drogas.
“La prohibición vigente desde hace 40 años ha garantizado la alta rentabilidad de las drogas financiado una violencia sin par con un poder militar y económico que desafía y amenaza a las democracias del planeta”, acotó el descendiente de Escobar.
Y agregó que las grandes ganancias del negocio del narcotráfico se quedan dentro de las economías de los países consumidores y de los vendedores de armas, no tanto de los productores.
“Mi padre consolidó un negocio que hizo millonarios a muchos pobres, la cocaína es hoy mezclada hasta con vidrio molido para maximizar las ganancias a costa de la salud de los consumidores”
“México es hoy otro triste testigo de esa realidad, para el éxito del narcotráfico se requiere alta corrupción en países de tránsito y destino, lo que evidencia la crisis de las instituciones democráticas”, lamentó el hoy arquitecto.
Finalmente recordó como estuvo a punto de morir de hambre al lado de su padre, mientras estaban rodeados literalmente de millones de dólares.
“Quién haría caso omiso de semejantes lecciones de vida, contábamos con el dinero pero no con la libertad para comprar comida y empezamos a morir de hambre”, finalizó.