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MÉXICO, DF, 13 de marzo de 2015.- El Club de Periodistas de México junto con especialistas en migración y refugiados analizaron la problemática que se da en el Distrito Federal en torno a los migrantes y la creación de estereotipos que induce a la sociedad a la indiferencia de criminalizarlos y creer que vienen a quitar el poco trabajo que existe el país.
Moderado por el periodista José Alfonso Suárez del Real, los ponentes invitados realizaron el Conversatorio Ciudadano con el tema La Bestia, Migración y Derechos Humanos y Las Mujeres Refugiadas.
Al intercambiar experiencias, a fin de conducir a posibles soluciones, María Teresa Carranza, salvadoreña de nacimiento y naturalizada mexicana, narró cómo salió de su país desplazada por el Ejército militar de El Salvador, de lo contrario, señaló, no estaría viva para contarlo.
El gobierno militar de El Salvados capturó a su hijo de 16 años, un día al llegar a la escuela donde empezaba a estudiar un perfil de administración de empresas, soldados lo sacaron sin rumbo.
Pasado el tiempo, 19 días después encontró a su hijo con vida en un penal.
Ahí empezó el calvario de Maria Teresa junto con otras madres, quienes empezaron a luchar por la libertad de sus hijos acusados por el Estado de guerrilleros.
Tres años pasó preso, narró; “El Ejército los golpeaban, los torturaban, junto con otros, les quebraban sus cosas, les robaban su dinero”, compartió.
Por encabezar la lucha por la libertad de su hijo, el Ejército salvadoreño comenzó también a buscar a María Teresa. Entonces decidió migrar a México.
Pasó como comerciante a este país, con un niño de 10 meses, otro de tres años y una más de 10.
En la Catedral de la ciudad de México pedía ayuda para comprar leche para alimentar a sus primogénitos.
Jamás volvió a rehacer su vida, jamás volvió a enamorarse de un hombre y a tener una pareja.
“México es mi segundo país”, dice María Teresa con dignidad de recordar todo lo que pasó para llegar donde actualmente está.
Hoy colabora en La Casita del Refugiado, ahí está al pendiente con el grupo cuando llegan los migrantes, mujeres violadas que llegan con lo único que tienen, procedentes de muchos países, incluso de África.
Alejandra Orduño, psicóloga por la Universidad Nacional Autónoma de México, reflexionó la situación de que el Gobierno de este país exija a Estados Unidos leyes que respeten y salvaguarden los derechos humanos hacia los connacionales.
Dio a conocer que a partir de una investigación realizada por estudiantes de su carrera, la percepción que tienen los mexicanos hacia los migrantes es la indiferencia a los problemas del fenómeno migratorio.
“No somos capaces de ver lo que le pasa a las personas de al lado. Antes México era reconocido por un país por dar la bienvenida a los extranjeros y ahora son indiferentes a estos problemas”, dijo al revelar datos sobre los estudiantes encuestados.
“Creen que los migrantes venían a México para enriquecerse”, agregó.
En la lógica de Alejandra, los migrantes desean lo mismo que desean los mexicanos, salir adelante, pues todos los seres humanos tienen derecho a eso y lo que pasa con algunos migrantes de otros países, es que no tienen las mismas oportunidades.
Expuso que las mismas personas que atraviesan por el país hacia Estados Unidos, han denunciado que los albergues migratorios en Veracruz y Chiapas les cierran las puertas bajo el argumento que son delincuentes.
El periodista José Alfonso Suárez del Real reflexionó que en México se está criminalizando la migración, pues se considera que el migrante viene a robar porque no tiene nada que llevar a la boca cuando lo único que pide es el apoyo.
Además, comentó que la intolerancia se finca a un miedo a perder el trabajo cuando ya se tiene, en lugar de crear solidaridad hacia los otros.
Para Suárez del Real la visa humanitaria del Gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Gobernación, es una simulación, debido a que se ha impuesto que La Bestia vaya a más velocidad para que los migrantes no se suban; “son perseguidos por la propia sociedad”, aseveró.
La psicoanalista Lucía Magdalena Martínez dijo que el fenómeno de la migración es complejo. Expuso que en el país se considera algo genérico cuando no es así; “no es lo mismo alguien que migra a otro país con documentos en regla, que los que no cuentan con ellos.”
“El impacto es distinto cuando la persona tiene que salir de su lugar de residencia para tener que comer, para ofrecerle mejor calidad de vida a su familia, y peor aun, los desplazados forzosos por alguna amenaza de muertes”, opinó.
Reveló que de acuerdo a datos de la Asociación de la Alianza por los Derechos los niños de los padres migrantes son víctimas de sufrir tristeza por no ver a sus progenitores.
Razonó que los migrantes no son mercancía como nos han querido vender como seres humanos que las políticas liberales los han transformado como algo que tiene un precio.
Conminó a regresar al origen de las personas y a sentir que es posible ser solidarias y acompañar a los migrantes.