Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
En el vendaval desatado en torno al despido o salida del aire de conocida conductora de noticias, sin duda una voz crítica y hasta incómoda para los barones del poder, dejamos de ver temas que atañen a toda la sociedad –y no dividen–como es el caso del vital líquido y su manejo para el consumo humano y doméstico.
Empero, y atentos al tema, rectores de las máximas casa de estudios del país solicitaron al Congreso de la Unión diferir la discusión de la controvertida iniciativa Ley General de Aguas, puesto que algunos de sus contenidos limitarán el desarrollo de la investigación en la materia, que potencialmente penaliza la realización de proyectos de investigación, favorece la concentración innecesaria de información, lo que dificultaría la transparencia en la toma de decisiones y en el proceso de rendición de cuentas.
En el documento, signado por los rectores de la Universidad de Guadalajara, Universidad Autónoma Metropolitana y la UNAM, se retoma la voz de la comunidad académica y se pronuncia por la realización de un debate amplio, plural e incluyente en el que participen todos los sectores del país, a fin de que las resoluciones a las que se llegue garanticen el cabal cumplimiento del derecho humano al agua, la conservación del ambiente y el desarrollo sustentable del país.
Para la mayoría de los académicos, estudiantes y sociedad civil el tema concita interés pues la polémica iniciativa no sólo atenta contra el derecho humano al agua –vital líquido sin el cual no habría vida— sino que también promueve su privatización y criminaliza a la investigación en torno al recurso. La Comisión Nacional del Agua (Conago) sería, así, juez y parte en diversas funciones.
Al respecto el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF) advirtió que lucharán por evitar la privatización del agua, en el entendido que el líquido vital es de todos los mexicanos y que debe ser a través de los gobiernos y sus diversos organismos públicos los que se encarguen de distribuir el agua. Al igual que la comunidad académica se manifestaron por un análisis serio con especialistas sobre temas hídricos.
Puntual el SUTGDF señala dos puntos de alerta máxima: uno, con el dictamen original “se eliminaría la obligación del Estado para garantizar el derecho humano al agua”. Dos: “privatizar el agua en México es sinónimo que sólo unos cuantos sacaran provecho de éste bien y aquí lo más grave es que éste es sustantivo e inherente a la vida y que pudiera generar enfrentamientos fratricidas por la sobrevivencia”.
Coincido plenamente con los trabajadores del Gobierno del Distrito Federal: una lucha, batalla o hasta guerra por el agua sería de consecuencias devastadoras para la sobrevivencia de nosotros los humanos, y hasta para la vida misma en el planeta.
El agua dulce es un tema toral para vida humana pues en ocasiones se olvida que es un recurso finito: se puede agotar o en el menor de los casos contaminar y no ser apto para su consumo y uso humano.
Bastaría con decir que tan sólo el tres por ciento del agua que hay en el planeta es dulce y la tenemos en ríos, lagunas y mantos acuíferos, el resto es agua salada que está en la inmensidad de nuestros océanos. El llamado planeta azul, nuestra Tierra, tiene en toda su superficie 71 por ciento de agua, y el 97 por ciento de ésta es salada y sólo tres por ciento es dulce.
Tan sólo el agua que compramos en tiendas y tomamos diariamente es ahora sujeta a una fuerte comercialización a través de diversas empresas privadas. Hay algunas que afirman la traen de los escurrimientos del Fujiyama, otras que proviene de los alpes suizos. Y así dependiendo del origen, forma de potabilizar y hasta de envasar el producto se cotiza más caro. Tiempos aquellos en los que podías beber hasta de la manguera del jardín o de la misma toma de agua domiciliaria. Hoy en día en las colonias populares menos favorecidas el costo de una pipa de agua tiene precios muy elevados.
De los asuntos del agua también podríamos poner atención a lo que sucede en Cananea, Sonora, donde miles de habitantes de siete municipios decidieron cortar el suministro de agua a la Minera México bajo la consigna de: “Si no hay agua para los habitantes, tampoco habrá para el Grupo México”. No olvidar que la minera ha realizado descargas contaminantes al río Sonora, sin que haya una real y manifiesta forma de reparar el daño, es decir limpiar y descontaminar. Los habitantes y los mineros se hartaron y levantaron un movimiento en pro del agua.
Algunos analistas –como mi amigo y maestro Armando Rojas Arévalo– señalan también que el proceso de privatizar el agua para el consumo humano ya empezó y se hace silenciosamente, como sucede en Veracruz dónde se estima que en unos días el Sistema de Aguas y Saneamiento Metropolitana (SAS) pasará a manos de una empresa trasnacional. La concesión tendrá una vigencia de 30 años. O sea que silenciosamente pero inexorablemente avanza la privatización del agua.
No lo permitamos. Es un asunto de sobrevivencia.