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MÉXICO, DF, 25 de marzo de 2015.- El Senado de la República aprobó con 82 votos a favor la reforma a la Ley General de Salud que busca reforzar las acciones para combatir al alcoholismo.
La reforma aprobada mandata a la Secretaría de Salud, los gobiernos de las entidades federativas y el Consejo de Salubridad General, a crear programas contra el alcoholismo y el abuso de bebidas alcohólicas, así como emprender acciones de prevención y tratamiento del uso nocivo del alcohol y rehabilitación.
Esto ya que de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, el porcentaje de jóvenes de ambos sexos ingiere bebidas alcohólicas, se incrementó en casi 10 puntos porcentuales con entre 2005 y 2010, con un consumo en hombres de 52.6 por ciento en 2005, a 58.7 por ciento en 2010; mientras que las mujeres pasaron de 32.1 por ciento en 2005 a 45.6 por ciento en 2010.
“El alcohol se ha convertido en un problema de salud pública en nuestro país y que va en incremento, donde el 65 por ciento de la población de entre 17 a 65 años de edad ha consumido o consume de manera habitual bebidas embriagantes, posicionando al alcohol como la primer sustancia adictiva en México”, destacan las consideraciones del dictamen.
De acuerdo con la Encuesta de Adicciones, las entidades federativas en las que se presentó mayor dependencia al alcohol y por encima del promedio nacional son: Puebla, Tlaxcala, Morelos, el Estado de México, Hidalgo, Querétaro y Guanajuato.
Además establece que para orientar las acciones contra el alcoholismo y el abuso de bebidas alcohólicas, se llevarán a cabo labores de investigación en materia de hábitos de consumo de alcohol en los diferentes grupos de población; efectos del abuso de bebidas alcohólicas en los ámbitos familiar social, deportivo, de los espectáculos, laboral y educativo; consumo en poblaciones vulnerables de niños y adolescentes, e identificación y catalogación de las mejores prácticas para el comercio minorista responsable de bebidas alcohólicas.
En torno a la publicidad de bebidas alcohólicas, la reforma estipula que no podrán presentarse como productores de bienestar, salud o que producen efectos energizantes o estimulantes, o asociarlos a celebraciones cívicas o religiosas.