Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Afortunadamente para millones de mexicanos, las voces de centenares de académicos de cuatro universidades públicas, encabezadas por Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y sus rectores sí se hacen oír y respetar.
Tal es el caso de la controvertida Ley General de Aguas que ante la exigencia de la sociedad, en ésta ocasión encabezada por investigadores y estudiantes de nivel superior, ha sido pospuesta para su entrada al pleno del Congreso de la Unión, “hasta que no se disipen todas las dudas”, como lo afirmaron recientemente los coordinadores parlamentarios de las tres principales fuerzas políticas.
El hecho se agradece pues el tema es de vital importancia. Es, sin exagerar, un asunto de vida y sobrevivencia en el planeta. Por ende, el asunto está en la piel de la sociedad mexicana. Los rectores de las universidades Autónoma Metropolitana, de Guadalajara, Autónoma del Estado de México y la Nacional de México exigieron a los legisladores un debate amplio, plural e incluyente en el que participen todos los sectores del país.
Al respecto, los coordinadores de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática negaron que se pretenda dar un albazo en la aprobación de la tan citada y polémica Ley General de Aguas, en tanto que haya dudas en su contenido y no se escuchen todas las voces.
Y las voces han sido en todos los tenores pero coincidentes en la necesidad de cuidar, administrar y abastecer el líquido con un sentido totalmente humanista y no meramente mercantilista. ¿Qué se necesitan fuertes inversiones para su extracción de profundos mantos, su potabilización y distribución? Cierto, pero es responsabilidad del Estado con el concurso de capitales privados que se benefician fuertemente de éste valioso recurso natural.
Recientemente un grupo de investigadores unamitas dio a conocer que hay una regulación para el sector hidráulico del país, pero ésta es totalmente laxa o insuficiente lo que se ha traducido en la creciente apropiación del agua por parte de grandes corporaciones, generando un monopolio que crece en dimensiones y poder económico.
Los científicos acusan que la cobertura universal del agua señalada como una de las metas a cumplirse en el 2030, “no será una realidad para millones de mexicanos mientras la estrategia se concentre en la realización de obras y el ajuste de tarifas, pues para el ciudadano normal significa instalación de tuberías y pagos mayores por un recurso que no llega continuamente ni con la calidad apta para su consumo”.
Joel Carrillo Rivera, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, especificó que en el mundo no hay un problema de escasez del agua, sino una ausencia de gestión. Y explicó: “Su carencia no es un producto de una falta física, sino de manejos deficientes y de una planificación territorial insuficiente en la tarea de favorecer un desarrollo nacional en armonía con la existencia y los ecosistemas.
La agenda por el agua y su nueva legislación es amplia, muy amplia. No se trata solamente el de contar con una infraestructura eficaz, cobros justos y reglas para hacerla rentable en una administración adecuada y beneficiosa para el conjunto de la población. El tema abarca –explica el investigador universitario– el buscar las respuestas adecuadas a los fenómenos de hundimiento de suelos; secado de manantiales, humedales y ríos: cambios en la calidad del agua extraída y contaminación de la misma, entre otros.
La ciencia tiene claro que la mayor parte del agua dulce se encuentra debajo de la tierra. Así en el caso de los continentes el 97 por ciento tiene su origen en el punto señalado, y sólo el tres por ciento es visible en ríos, lagunas, esteros y demás cuerpos de agua, de ahí la importancia de observar con sumo cuidado el cuidar y explotar con suma eficiencia el agua que se encuentra en el subsuelo y que abastece a la mayoría de los ecosistemas terrestres y a muchos de los marinos.
Carrillo Rivera apuntó para la reflexión: “Entre el 60 y 80 por ciento del líquido oceánico en algún momento estuvo bajo la corteza. Lo que nos da una idea de la importancia del proceso de lluvia, filtración, recorrido y descarga al mar a través de estos flujos, que son mayores a los que escurren los ríos”.
Y otro dato más: En México como en otros países, de los distintos tipos de uso el doméstico representa sólo 15 por ciento, el resto se destina a la agricultura y a la industria. O sea que es la industria, fundamentalmente, a la que se destinan grandes proporciones del agua dulce del planeta para sus diversos procesos, y está se la devuelve al plantea y sus habitantes contaminada.
La temática sobre el agua dulce y su eficiente uso es sumamente amplia y requiere del concurso de la sociedad, fundamentalmente de sus hombres y mujeres de ciencia.