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MÉXICO, DF, 11 de abril del 2015.- A las 13:13 horas, tiempo de Houston, Texas, un 11 de abril de 1970 inició una de las aventuras más recordadas de la historia espacial, puesto que estuvo a muy poco de convertirse en tragedia: la misión del Apollo 13.
Dicha nave fue enviada en el cohete Saturno V con destino a la luna. Sin embargo parte del módulo de servicio estalló y dejó a la tripulación casi sin combustible, electricidad y oxígeno. Ésta fue conformada por James Lovell, John L. Swigert como piloto y Fred W. Haise como piloto. Swigert suplió al piloto original del Módulo de Mando Ken Mattingly, a quien el médico de la misión mantuvo en tierra debido a que había estado expuesto a contagio de sarampión.
El alunizaje, previsto para el 15 de abril tuvo que ser abortado debido a la explosión de un tanque de oxígeno dos días después del despegue, inhabilitando el Módulo de Servicio (SM), del cual dependía el Módulo de Mando (CM), usando el Módulo Lunar (LM) como bote salvavidas.
Swigert informó de la situación a la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio por sus siglas en español): «Bien, Houston, tenemos un problema”, con la población mundial pendiente de ellos.
Para resolver la situación, los astronautas se vieron obligados a abandonar el módulo de mando para introducirse en el estrecho espacio del módulo lunar que les traerá de regreso a la Tierra el 17 de abril.
Entre otros problemas, los tres cosmonautas debieron enfrentarse a la energía limitada, la pérdida de calor en la cabina, falta de agua potable (por congelación) y la crítica necesidad de reparar el sistema de depuración de dióxido de carbono.