Arte de equilibrar responsabilidades: crecimiento en entorno desafiante
MÉXICO, DF, 18 de abril de 2015.- Los mayas veneraban a las guacamayas rojas, pues en su plumaje bermejo veían el fuego solar, y en sus tonalidades azules, el color del firmamento. Pese a la alta estima indígena por estos animales, hoy están en peligro de extinción por la caza furtiva y la tala inmoderada.
Patricia Escalante, investigadora del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que estos pájaros están severamente amenazados desde los años 70 por su comercialización como mascotas. “El humano es egoísta y busca enriquecerse a costa de las poblaciones naturales. Roban polluelos del nido, los alimentan mal y los transportan hacinados en cajas; sólo uno de cada 10 sobrevive” se informa en un comunicado.
Antes, refirió, estas aves volaban libres en estados tan distantes entre sí como Tamaulipas, San Luis Potosí o Campeche. Hoy, debido a su merma poblacional, son avistadas ocasionalmente en el corredor selvático que comunica a Oaxaca, Chiapas y Guatemala.
En videoconferencia proyectada en la Sala Luis Estrada de Universum, Museo de las Ciencias, y ante alumnos de bachillerato, la académica detalló el programa con el que la Universidad busca reintroducir a esta especie en su ambiente natural.
“En 2014, el parque Xcaret -con un criadero en la Riviera Maya y asesorado por la UNAM- donó 29 aves que fueron liberadas en la sierra veracruzana de Santa Martha, en la reserva ecológica La Otra Opción. La parvada se asentó en torno a una cascada, en donde se alimentó de semillas y fruta (a un año de distancia sobreviven 17 especímenes)”, dijo.
Con el fin de dar continuidad a este esfuerzo, biólogos universitarios brindan pláticas a las comunidades de la zona para crear conciencia sobre la importancia de estas criaturas. Así, los interesados aprenden a cuidarlas, protegerlas de los cazadores, darles de comer, mantenerlas, atraer turismo y fortalecer la economía regional.
Todos pueden hacer algo, incluso los citadinos si evitan comprar seres en peligro de extinción y exigen leyes más estrictas en el rubro. Si se desea una mascota lo mejor es optar por perros o gatos, aseveró.
“Quien guste de estas aves puede visitar la zona ecológica donde fueron soltadas, pues además de apreciar el espectáculo de verlas volar, contribuirán económicamente con la región”.
Escalante invitó a participar en este proyecto a través de programas como Jóvenes Hacia la Investigación (de la UNAM) y Verano de la Investigación Científica (de la Academia Mexicana de Ciencias).