Cae El Cholo Palacios, presunto jefe de plaza de Guerreros Unidos
MÉXICO, DF, 20 de mayo del 2015.- Un mecanismo transnacional de búsqueda con protagonismo de los familiares, un banco forense de datos, búsqueda en campo y acceso a la justicia, incluyendo la reparación del daño, son las propuestas que desde la sociedad civil se construyen para enfrentar el creciente fenómeno de la desaparición forzada de migrantes a su paso por México, expusieron organizaciones durante el Foro Nacional sobre Migrantes Centroamericanos en Desaparición Forzada, realizado el día de hoy en las instalaciones del Centro Prodh.
El Estado mexicano está obligado a contar con una estrategia integral de protección y búsqueda de migrantes desaparecidos, así como de acceso a la justicia y reparación para las víctimas, explicó Denise González, de la Universidad Iberoamericana. Sin embargo, denunció el sacerdote Pedro Pantoja, “no se hace absolutamente nada”. Los ponentes coincidieron en que las iniciativas deberán venir de la sociedad civil, informó un comunicado.
Fray Tomás González resaltó que si el Mediterráneo es el mar más peligroso para las personas migrantes, México es la tierra más riesgosa. Particularmente, “Tabasco es la puerta del infierno”, indicó. Explicó que se ha militarizado al Instituto Nacional de Migración (INM), que bandas paramilitares campean por el tren La Bestia, donde extorsionan y secuestran a migrantes y que las fuerzas de seguridad han copado las carreteras para inhibir los desplazamientos. Todo ello ha obligado a los centroamericanos a utilizar rutas diversas, que resultan más peligrosas y caras que las tradicionales.
Los migrantes desaparecidos se pueden encontrar en cualquier lado, desde una cárcel hasta una fosa a lo largo de todo México, por lo cual es indispensable buscarlos en el terreno, indicaron los ponentes. Y el anuncio de que se hayan encontrado los restos mortales de una persona migrante no es el final del camino de búsqueda; muchas veces, se denunció, lo que reciben son ataúdes con sacos de arena o con basura y huesos de animales.
Y si para las y los mexicanos es difícil el acceso a la justicia en este país, para los centroamericanos lo es aún más, pues están muy lejos, son de escasos recursos y enfrentan altos costos de traslados y trámites burocráticos, así como innumerables trabas, relataron los ponentes, entre los que se encontraban Pedro Pantoja, de la Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila; Tomás González, del Hogar-Refugio La 72 de Tenosique, Tabasco; el Servicio Jesuita a Migrantes, la Fundación para la Justicia; el Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos de El Progreso (Cofamipro); el Centro Prodh y el Programa de Derechos Humanos de los Universidad Iberoamericana.
Los ponentes coincidieron en que no hay números confiables sobre la cantidad de migrantes en desaparición forzada. En cuestión de cifras, Nayeli Lara, de la Fundación para la Justicia, explicó que la Procuraduría General de la República (PGR) aceptó que tienen cerca de 25 mil restos no identificados –de los cuales se ignora cuántos son de migrantes- y solamente 6 antropólogos forenses para identificarlos. Por otra parte, en dos periodos de seis meses, reportados en los años 2009 y 2011, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) supo de 21 091 personas migrantes secuestradas.
Santiago Aguirre, del Centro Prodh, explicó que hay elementos para afirmar que agentes de todos los cuerpos de seguridad participan, aunque sea por omisión, en la desaparición de migrantes. Fray Tomás González y el sacerdote Pedro Pantoja expusieron que la “economía de muerte” es la que ha provocado la migración forzada, de la que se benefician principalmente los políticos y los empresarios, y denunciaron que el Estado mexicano utiliza la desaparición forzada como estrategia de filtro de migrantes. Rita Robles, del Servicio Jesuita a Migrantes, agregó que los controles migratorios (tanto operativos como retenes) han aumentado.
El colectivo Tres Gatos presentó el documental Serpientes y Escaleras, en el que se aborda la complejidad de la desaparición forzada y las voces de quienes buscan a sus familiares.