El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
La marihuana, “La Mota”
Qué barbaridad. Nos referimos, claro, a lo que dijo don Felipe en una entrevista con El Universal. Entre otras cosas que no sabe si se retira de Acción Nacional o refunda un nuevo partido. Pero antes pronosticó (¿quién lo hizo antes?) que doña Margarita, su esposa, en 2018 puede competir por dirigir, ya no a su partido, sino a la República Mexicana. Que está capacitada, no dudamos, pero con todo el respeto que nos merece este matrimonio, hablaremos mejor ahora de la marihuana. La verdad sobre el cannabis.
Al hablar de salud natural y de plantas medicinales, siempre llega el momento de opinar acerca del cáñamo: El 15 de mayo de 1981 moría Bob Marley, cuyo nombre quedará unido para siempre a la música reggae y al movimiento rastafari. También al del cannabis. Vulgo marihuana, con h.
El cannabis es el nombre en latín de una especie muy corriente: el cáñamo, planta de nuestros campos. Vulgarmente llamada “Mota”, lo más común.
El ser humano lleva más de 10.000 años en utilizar el cáñamo para fabricar cuerdas, telas, aceites (incluso los primeros motores diésel funcionaban con aceite de cáñamo), comerse sus semillas y, desde hace algo menos, para hacer papel (la primera Biblia de Gutenberg se imprimió en papel de cáñamo).
Es una planta fibrosa, de origen asiático, pero su utilidad era tan evidente que pronto se extendió a todas las civilizaciones, desde la china hasta la romana, pasó por la egipcia, Mesopotamia y, más tarde, por Europa y México. Se extendió al mundo entero en el siglo XIX.
Se cree que el conocimiento sobre sus efectos psicotrópicos (alteración de la conciencia) deriva de la ingesta, como, de las semillas. En efecto, el cáñamo, contiene sustancias activas llamadas cannabinoides, entre las cuales la más potente es el tetrahidrocannabinol (THC), seguida luego del cannabidiol (CBD).
Cannabis, marihuana, hachís son términos que se refieren a diferentes partes de la planta:
1.- El cannabis es la planta entera, y su concentración en THC (sustancia psicotrópica) varía según las especies.
2.- La marihuana son las flores hembras secas y no fecundadas del cáñamo (o cannabis). Su concentración en THC oscila entre un 1 y un 20%.
3.- El hachís es la resina del cáñamo, extraída de las hojas y las flores de la copa de la planta para formar una pasta marrón. Tiene una concentración de THC de entre el 10 y el 30%.
También se puede extraer aceite esencial de cáñamo gracias a unos disolventes y es mucho más rico en THC (80%).
Estos productos pueden consumirse de modos diversos (en infusión, por vaporización, en pasteles), pero lo más habitual es fumarlos. Algunos lo mezclan con tabaco para hacer lo que se denomina un porro. Esta práctica es ilegal en la mayoría de países cuando su uso se considera “recreativo”.
Pero cada vez hay más naciones que despenalizan la posesión de cannabis en pequeñas cantidades para el autoconsumo y que autorizan su uso terapéutico: Canadá, Australia, los Países Bajos, Reino Unido, Nueva Zelanda y 20 estados de los Estados Unidos.
En España no existe responsabilidad penal en caso de autoconsumo, por lo que la tenencia para uso propio no es punible, al igual que tampoco lo es su cultivo para el mismo fin.
Por su parte, Uruguay ha sido el primer país en autorizar, el año 2013, plenamente la venta y cultivo de cannabis, tanto la producción (controlada por el Estado) como la tenencia, usos recreativos, industriales y medicinales.
Las consecuencias:
Los cannabinoides tienen como efecto inmediato disminuir la coordinación y la tensión arterial y muscular. Provoca una sensación de flotación (lo que se llama estar “colocado” o “fumado”), y también reducen la memoria a corto plazo.
El corazón late más rápido, los ojos enrojecen, la boca se seca y el apetito aumenta. Diría en su oportunidad, en la UNAM, el maestro Salazar Viniegra.
Se trata de una alteración del estado físico y psíquico que explica el éxito del cáñamo en los rituales chamánicos y religiosos (luego hablaremos de ello con más detalle). En función de la cantidad de THC y de cada individuo, este estado puede resultar más o menos agradable, y más o menos violento.
Para algunos, el cannabis provoca estados de distensión o euforia.
Cada año en Estados Unidos 430.000 personas acuden a urgencias por crisis como ataques de pánico o episodios de delirio. En nuestro país se ven hasta elefantes rosas, dicen. No nos consta.
Causa la disminución del coeficiente Intelectual, fracaso escolar, esquizofrenia, suicidio
A largo plazo, el consumo habitual de cannabis lo reduce (CI) de 3 a 6 puntos en los adultos y de 8 puntos en aquellos que empiezan a consumirlo en la adolescencia, según un amplio estudio neozelandés que se llevó a cabo en 2012.
La atención, la memoria y la vivacidad intelectual se ven alteradas, de un modo cada vez más pronunciado y persistente.
Estos resultados han sido confirmados por un estudio que acaba de ser publicado en la prestigiosa revista británica de medicina The Lancet. Señala que los adolescentes menores de 17 años que fuman cannabis todos los días tienen un 60% más de riesgo de no terminar el bachillerato y de no aprobar la selectividad, que los que nunca han fumado. Como ocurre, en efecto entre algunos de nuestros estudiantes.
Y lo que es aún más grave, según el estudio, los que fuman cannabis a diario tienen 7 veces más riesgo de intentar suicidarse y 8 veces más riesgo de consumir otro tipo de drogas en algún momento de su vida.
También resulta muy inquietante que se asocie el consumo de cannabis a un aumento considerable del riesgo de padecer esquizofrenia, una enfermedad mental grave.
Al desprender las mismas toxinas de combustión que el tabaco (alquitrán, monóxido de carbono y radicales libres, entre otros), el cannabis fumado tiene también los mismos efectos que aquél, en lo que respecta al aumento del riesgo cardíaco, de cáncer de pulmón, etc.
Y, por último, un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Estados Unidos, publicado en la revista Cáncer, alerta que el consumo frecuente a largo plazo de marihuana podría aumentar el riesgo de desarrollar la forma más agresiva de un tipo de cáncer testicular.
Ha puesto de manifiesto que el aumento de consumidores y el incremento de la incidencia de este tipo de cáncer han corrido paralelos en los últimos 50 años.
Usar Cannabis es un hábito de consumo muy antiguo y extendido.
El historiador griego Herodoto (450 a. C.) contaba que los escitas (un pueblo de las orillas del mar Negro) montaban unas pequeñas tiendas de campaña hechas de lana firme. En ellas organizaban baños de vapor con flores de cáñamo que quemaban en un jarrón con piedras calentadas en su interior. “Llevaban a sus participantes a un estado de confusión”, un efecto ante el cual, el propio Herodoto no parecía sorprenderse en exceso.
El historiador romano Plinio el Viejo corroboró también que los efectos del cannabis eran bien conocidos: “Algunos comen las semillas fritas con dulces. Provocan una sensación de calor y, si se toman en grandes cantidades, afectan a la cabeza enviándole vapores calientes y tóxicos”.
La primera prohibición data del año 1378, cuando el emir Sudun Shikuni prohibió el cultivo del cáñamo en Joneima, Egipto. Condenaban, a quienes se sorprendía consumiéndolo, arrancarles los dientes.
Nadie podía pensar que se crearía una psicosis en torno al cáñamo hasta el siglo XX. Y es que como estaba en todas partes, ya que era fundamental para fabricar cuerdas, tejidos y papel, los hijos de campesinos –todos tenían cáñamo en su jardín– no parecían especialmente obsesionados por la idea de recolectarlo para fumarlo a escondidas perdidos en el bosque.
En nuestro país, inicialmente era utilizado por la soldadesca. Luego se contagió a los estudiantes. Más tarde a la gente de prosapia. Y en la actualidad, todo el mundo, principalmente a gente de “bien”, presumen su consumo. Por ello, la gran manifestación de que para combatir a narco traficantes, se legalice. Y, como sucede en Europa, pueda fumarse en cafés, en donde se advierte que se prohíbe usar tabaco.
Si, leyó usted bien, puede consumir, comprar y fumar marihuana. Pero no tabaco, en cualquiera de sus formas. También nos consta.