Presenta Ramírez de la O presupuesto de egresos; van 6.5 billones a metas
MÉXICO, DF, a 4 de junio de 2015.- Los cambios en la tasa de interés fijada por la Reserva Federal de Estados Unidos afectan el movimiento global de capitales, con impactos relevantes en el comportamiento de las variables económicas y financieras de distintos territorios, coincidieron expertos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, en un encuentro organizado por la revista Problemas del Desarrollo, coordinada por Alicia Girón, de la misma entidad académica.
Al respecto, Andrés Blancas, adscrito a la Unidad de Investigación Economía Aplicada de la citada instancia, planteó que de aumentar, México -con un endeudamiento externo superior a la tercera parte del PIB- a la par de utilizar más recursos para liquidar sus compromisos, tendría que modificar tasas de interés internas para afrontar la posible fuga de capitales, que incide directamente en la inversión y los niveles de actividad económica, informó un comunicado.
En tanto, César Salazar, de la Coordinación de Análisis Macroeconométrico Prospectivo, advirtió que la caída en los precios del petróleo impacta sensiblemente las finanzas públicas del país y puede significar una baja en la calificación de la deuda soberana, particularmente de la contratada en moneda extranjera, además de una contracción del gasto público los próximos 24 meses.
Un incremento de la tasa de interés estadounidense, combinado con una depreciación en la puntuación, representaría una reversión de flujos financieros, apuntó.
Armando Sánchez, de la Unidad de Investigación Economía Industrial, dijo que la probabilidad de que la tasa de interés suba en las próximas semanas es mínima, por el pobre desempeño de la economía estadunidense en el trimestre anterior.
Es probable que, al cierre del 2015, registre un incremento gradual, a partir de 100 puntos base o más. El aumento implicaría inestabilidad cambiaria y colocaría en una situación de vulnerabilidad a las empresas y bancos con deudas en dólares, provocaría salida de capitales en las economías emergentes y aumentarían las posibilidades de crisis financiera.
Pronósticos
Al analizar las previsiones de crecimiento para México este año, César Salazar explicó que la caída en el precio del petróleo provocó la reducción de 0.7 puntos porcentuales del PIB, lo que mermó la expectativa de crecimiento económico esperado en esta magnitud. A la par, la economía mexicana afronta el recorte de gasto presupuestal y la devaluación del peso, con efectos restrictivos sobre el ingreso.
Al respecto, Andrés Blancas señaló que, a diferencia de las crisis de 1982 y 1987, la política monetaria actual es diferente a la de esa década. Actualmente, está basada en las acciones de la banca central para mantener la inflación en tres por ciento, lo que asegura la estabilidad en el tipo de cambio con un aumento de reservas internacionales.
Para naciones subdesarrolladas y con altos niveles de deuda externa, como la nuestra, las medidas referidas redundan en el fracaso de la estrategia para fomentar el crecimiento económico y el empleo, aseveró.
En su oportunidad, Armando Sánchez expuso que la preocupación del Fondo Monetario Internacional (FMI) es que la debilidad en la actividad económica de América Latina podría llevar a los países de la región a impulsar políticas expansivas excesivas que los coloquen en una condición de vulnerabilidad ante una crisis financiera mundial.
Las inquietudes del organismo serían válidas para las economías que dependen casi completamente de la exportación de materias primas, que tienen una fuerte deuda denominada en dólares, mantienen burbujas crediticias y sostienen un déficit fiscal no manejable en una situación de emergencia mundial (deuda como proporción del PIB).
México no tiene actualmente esas condiciones, excepto por el bajo precio del petróleo, así que existe la posibilidad de mantener la política monetaria en el mismo nivel, sin generar inflación, y mejorar el crecimiento económico.
En contraste, el alza gradual de la tasa de interés de EU de hasta 300 puntos base distribuidos a lo largo de 2015 y 2016 podría generar una devaluación del peso en 0.45 por ciento y una fuga de capitales superior a los 17 mil millones de dólares. En este contexto, el Banco de México tendría que disminuir sus reservas internacionales para proteger el peso y el costo en términos de divisas sería muy alto para el país, concluyó.