Contexto
Los obreros del proceso electoral
Los verdaderos obreros del proceso electoral sin duda fueron los funcionarios de casillas el pasado domingo, pues no sólo fue una desmañanada en domingo, sino que fueron largas y penosas horas de intenso trabajo, de hambre, de alegría, de esfuerzo, de sentirse parte de un México democrático, en paz y en pleno progreso.
Sólo quienes trabajamos como funcionarios de casillas sentimos lo duro que vivimos ese día, pero también lo satisfactorio que es trabajar por un país que amamos y que deseamos sea lo mejor posible para todos, para la familia, para los amigos, los conocidos, pero sobre todo para quienes nos siguen, esos miles de jóvenes que aún no despiertan a la actividad democrática y que son indiferentes al voto. Su ausencia en las urnas fue notable.
Pero el proceso electoral del domingo fue mal planeado. Los funcionarios deben llegar a las 7.30 horas para empezar la votación a las 8.00 y ni un minuto antes, pues pueden impugnar la casilla.
Hay que armar las urnas, montar las mamparas, colocar las mesas, pegar avisos, contar una por una las boletas, dos veces, hacer el acta de inicio de la votación y repartir el trabajo, esta vez sólo entre cuatro funcionarios. Imposible dejar todo listo en media hora, pero luego de intenso trabajo, una hora después se inició la votación.
Previamente un ciudadano sumamente molesto grita que es un atentado a la democracia no empezar la votación a las 8, pues tiene que irse a cumplir sus compromisos. Se le invita a ayudar, pero se marcha furioso de la casilla 4333 básica, que se instaló en Xochicalco número 132, colonia Narvarte, en donde la presidenta fue la doctora Vanessa Villegas.
Faltó personal y ni modo cada quien asumió el cargo vacío así una fue secretaría, pase a ser secretario dos y un solo escrutador.
La mesa directiva de casilla como órgano electoral se integra por ciudadanos que son verdaderos funcionarios de casilla, son los actores indispensables para el desarrollo de las elecciones, ya que tienen en sus manos la responsabilidad de recibir y contar los votos de los electores.
Las mesas directivas de casilla tienen a su cargo, durante la jornada electoral, respetar y hacer respetar la libre emisión y efectividad del sufragio, garantizar el secreto del voto y asegurar la autenticidad del escrutinio y cómputo. Y así se cumplió.
De susto se puede hablar que de pronto llegó el rumor de que en dos camionetas varios individuos estaban llegando a las casillas a golpear a quienes ahí se encontraban. Pero nada sucedió, sólo se vieron pasar dos camionetas repletas de policías que llegaron a otra casilla a una cuadra y nunca se recibieron noticias.
Marcar cada credencial de elector es duro, a medio día duele la mano, por la tarde ya uno se acostumbró, pero durante las votaciones el hambre es tan dura como el trabajo.
Llegan las seis de la tarde y se cierra la casilla y empieza un trabajo más duro. Hay que contar los votos para delegado, para la Asamblea Legislativa y para diputados federales. Contar una por una las boletas sobrantes, dos veces levantar diversas actas, como la del cómputo, la de incidencias, la del pre con 10 copias…
Y luego llevar las urnas. Nos tocó llevarlas del DF, pero al llegar al número 46 de Pilares, un mundo de gente entregando paquetes electorales. Se llega a casa al filo de la medianoche, cansado pero satisfecho, como un buen obrero calificado del proceso electoral, poniendo un granito en la construcción del México que todos queremos…