El agua, un derecho del pueblo
Lucha legislativa obrera
La pobreza legislativa obrera ha llegado a niveles históricos por el número de representantes que llegarán a la próxima legislatura, pero no por eso se renuncia a la lucha que se debe de dar en la Cámara Baja a donde llegará el líder de la Federación de Trabajadores de Jalisco, Rafael Yerena y el secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional, Pedro Alberto Salazar, esto por parte de la CTM.
Estará también el líder del Sindicato de Salud, Marco Antonio García Ayala y el líder del Sindicato de Trabajadores del IMSS, Manuel Vallejo Barragán, así como Georgina Zapata, en Chihuahua, entre otros pocos, quienes llevarán sobre sus hombros la defensa de los intereses de los asalariados.
Pero apenas pasaron las elecciones intermedias y ya se tienen que poner a trabajar para las elecciones del próximo año, en donde se disputarán las gubernaturas de Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
En todos los casos habrá elecciones de presidentes municipales así como diputados locales, y en Oaxaca habrá 418 cargos por usos y costumbres, pero hay que esperar la impunidad de organizaciones como la CNTE y otros grupos violentos.
En Baja California sólo se procederá a la elección de 5 ayuntamientos, así como 16 diputados de mayoría relativa y 9 de representación proporcional.
Pero es necesario considerar que la lucha obrera debe tomar en cuenta la urgente necesidad de recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores sobre todo ahora que se plantea modificar el término “salario mínimo” sólo para efectos de su función como unidad de cuenta para proceder a su desindexación, es decir, desvincularlo de los costos de trámites, multas, impuestos, prestaciones, entre otros pagos.
Pero se tiene que considerar que el salario mínimo en México es uno de los peores en Latinoamérica al encontrarse debajo del umbral de pobreza per cápita, existiendo, el riesgo de una menor cohesión social y mayor violencia de no ajustarse.
Ya lo dijo Antonio Pardo, secretario ejecutivo de la Cepal, durante su participación en el Foro Internacional Salarios Mínimos, Empleo, Desigualdad y Crecimiento Económico: “no es la pobreza la que provoca violencia, es el sentimiento de injusticia y desigualdad reflejándose no sólo en la violencia organizada, de pandillas o el narcotráfico, sino en el tejido social”.
Hoy, precisó, 40 por ciento de los trabajadores no logra obtener el mínimo necesario para sostener a sus familias, porque la relación entre el salario mínimo y el valor de la línea de pobreza per cápita, demuestra lo que se puede comprar: es baja con 0.66 por ciento, cuando debe ser superior a 2 puntos.
Hay que desvincular al salario de multas y de cerca de 800 preceptos, pero también hay que liberarlo de impuestos, pues las horas extras, el ahorro de los trabajadores, las pensiones, las incapacidades debe quedar libres de impuestos y no mantener a los trabajadores como causantes cautivos.