Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MÉXICO, DF, 24 de junio de 2015.- Francesco Buranelli, ex director de los Museos Vaticanos, delineó la víspera el entorno histórico, social y cultural en el que nació y vivió el genio del Renacimiento Michelangelo Buonarroti, conocido como Miguel Ángel (1475-1564).
Habló ante un numeroso público que se dio cita en el auditorio del Instituto Italiano de Cultura en esta ciudad, sobre la Italia del Siglo XV, “un país avanzado de alrededor de 10 millones de habitantes que gestó mecenazgos sin precedentes y sin igual hasta entonces”, informó la agencia de noticias del Estado mexicano, Notimex.
Explicó que en su geografía había castillos e iglesias, catedrales y fortalezas, flanqueadas por monumentos en bronce, pinturas al fresco y un sinnúmero de manifestaciones dentro de todas las ramas del arte.
“La ciencia tuvo también una época de esplendor”, puntualizó.
En esos años y en esa nación florecieron las ciencias, se redescubrieron las artes visuales y la literatura.
“Fue un tiempo en el que las guerras fueron eclipsadas por las conquistas artísticas, un periodo de siglo y medio con científicos y artistas”, añadió Buranelli.
Se refirió al Renacimiento. El resurgimiento, y acaso el verdadero despertar, de toda la energía positiva del ser humano. “En la fase madura de ese periodo extraordinario de la historia, surgió un grupo excepcional de artistas y científicos, entre ellos Miguel Ángel”.
El ex director de los Museos Vaticanos no quiso hablar de la exposición Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos”, exposición que reúne 29 obras de ese artista florentino, y que será inaugurada este viernes en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
Habló del entorno en el que nació y vivió ese genio florentino, mostró planos, mapas y dibujos de edificios, catedrales y capillas que fueron construidas o decoradas en tiempos de Miguel Ángel.
“Con esto deseo alentar su curiosidad para que visiten la exposición”.
En una pequeña pantalla proyectó también planos de palacios en los que se observan no pocas reminiscencias de la época clásica, con sus bajorrelieves y la grandiosidad de toda la arquitectura romana que enriqueció el arte desarrollado durante la el Renacimiento.
La conferencia Miguel Ángel Buonarroti… fueron la escuela del mundo, de Buranelli, versó también sobre la influencia que Miguel Ángel ejerció, a su muerte, sobre creadores de arte durante el periodo Colonial, sobre todo en el territorio que hoy ocupa esta nación.
Y parte de esa herencia es la que se podrá observar en “Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos”, primera magna exposición que reúne una selección de obras probablemente nunca igualada en América Latina, con concepto curatorial de Buranelli.
La muestra reúne 29 obras del artista florentino, así como 45 piezas más de otros artistas cercanos a él. Estará abierta al público del 26 de junio al 27 de septiembre en la Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes, de martes a domingo de las 10:00 a las 18:00 horas.
El objetivo de la exposición es presentar la trayectoria del creador mediante documentos, dibujos, óleos y esculturas que permiten apreciar su participación en la renovación de los procesos artísticos y arquitectónicos y su influencia en la historia del arte de la Nueva España.
En palabras de Francesco Buranelli, “esta exhibición da cuenta de la figura de Buonarroti y enfatiza la importancia de la influencia ‘miguelangelesca’ en artistas y sus procesos tanto en el virreinato de la Nueva España como en el México independiente”.
A lo largo de cinco secciones perfectamente delineadas, podrá observarse la historia y el legado artístico de Miguel Ángel. El primer apartado incluye el contexto del artista, sus primeras obras y su relación con mecenas, cuyo apoyo desarrolló gran parte de sus obras.
Entre las piezas que lo conforman se encuentran el Retrato de Lorenzo el Magnífico, de Giorgio Vasari, y una carta escrita en Roma a su sobrino Leonardo en Florencia, en la cual le manifestó su sentir en torno a su última etapa como creador. Algo impresionante.
El segundo espacio se dedica a la escultura y a todas las cualidades “miguelangelescas” que adquirieron artistas influidos por él. Para Miguel Ángel, la producción escultórica era el medio por excelencia para transmitir las emociones más puras de la vida y la existencia.
La pintura está referida en la tercera sección, donde es posible identificar el proceso creativo de los reconocidos frescos ubicados en los muros de la Capilla Sixtina, a través de bocetos y estudios preparatorios, como Juicio final, del artista Andrés de Concha.
El interés de Buonarroti en la arquitectura forma parte del cuarto núcleo de la exposición. Es importante señalar que su producción arquitectónica se desarrolló en la última etapa de su vida, con un papel muy importante dentro de su creación artística conocida hasta hoy.
En esta sección se incluyen estudios preparatorios para la Fachada de San Lorenzo, bases de pilastra para la Sacristía Nueva que realizó en 1524, estudios para la Porta Pia, correspondencia que tuvo desde Florencia con el Papa Clemente VII en Roma e incluso una lista de comida con tres menús.
En el último apartado de la muestra se deja al descubierto el profundo interés acerca del estudio anatómico que Miguel Ángel realizó de manera constante. La superficie de los cuerpos, sus cambios con el movimiento, las tensiones, las contorsiones y su apariencia.
Ejemplo de ello es el David-Apollo, figura de 1532. Es una figura masculina desnuda de Apolo, pero al mismo tiempo parece referir a David.
“David se enfrentó a su destino con la honda y yo, Miguel Angel, me enfrento a él con el arco”, señaló alguna vez el artista.