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MÉXICO, D.F., 26 de junio de 2015.- En casi un siglo, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 ha tenido más de 600 reformas y 110 decretos desde su promulgación, en la que se han eliminado diversas figuras cuya reincorporación valdría la pena valorar, aseguró el magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Nayarit, José Miguel Madero Estrada.
En el Coloquio “La Constitución de 1917 y el constitucionalismo de los estados del Pacífico (centro-sur)”, organizado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados, Madero Estrada afirmó que la Carta Magna en sus reformas más importantes de los últimos años configura un nuevo rostro, como la inclusión de un catálogo de derechos fundamentales.
En su intervención, Giovanni Figueroa Mejía, de la Universidad Panamericana, indicó que la concepción normativa de la Constitución deja en evidencia que no basta consagrar su superioridad con la simple enunciación de la rigidez constitucional, sino que debe estar garantizada no solamente por órganos políticos sino también jurisdiccionales.
“Sólo aquellas Cartas Magnas que tienen garantías jurisdiccionales para su defensa pueden adquirir el calificativo de verdaderas constituciones”, aseveró, por lo que aquellas que no cuentan con instrumentos de esa naturaleza están en una situación de fragilidad considerable.
Laura Alarcón Menchaca, de El Colegio de Jalisco, retomó cuando los diputados jaliscienses que integraron el Congreso de 1917 discutían el tema de seguir o no lo que la Constitución federal mandataba.
La investigadora de la Universidad de Guadalajara, Elisa Cárdenas Ayala, expresó que entre 1911 y 1914 Jalisco fue un laboratorio parlamentario, porque estaba bajo una presión de distintas fuerzas, legislando poco ante un gobierno provisional y bajo la influencia de la Revolución Mexicana.