Descomplicado
En Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar se lee:
“Querido Marco: He ido esta mañana a ver a mi médico Hermógenes, que acaba de regresar a la Villa después de un largo viaje por Asia. El examen debía hacerse en ayunas; habíamos convenido encontrarnos en las primeras horas del día.
“Me tendí sobre un lecho luego de despojarme del manto y la túnica. Te evito detalles que te resultarían tan desagradables como a mí mismo (…) Digamos solamente que tosí, respiré y contuve el aliento conforme a las indicaciones de Hermógenes…
“Es difícil seguir siendo emperador ante un médico, y también es difícil guardar la calidad de hombre”…
La fragilidad humana es eso, humana; y ciertamente la vida aporta placeres y dolores; los del alma y los del cuerpo. Es natural. De pronto los hombres del poder político son humanos y, por tanto, sujetos de glorias, pero también quebrantos…
El presidente Enrique Peña Nieto, fue operado urgente el viernes 26 de junio a las 7.30 de la mañana en el Hospital Central Militar (HCM), para extraerle la vesícula biliar, se dijo oficialmente. Sus médicos, el director del HCM, Fernando Arcaute, como quien realizó la operación, el doctor Héctor Noyola, y sus voceros oficiales dicen que todo está bien, que no hay problema y que es un asunto de unos cuantos días para su recuperación.
De hecho, a unas cuantas horas de la cirugía, el Ejecutivo tuvo una entrevista por radio y envió mensajes por twitter en los que decía que todo iba bien, que estaba al pendiente de lo que pasaba en México y fuera del país y que agradecía las muestras de afecto…
En julio de 2013 fue operado ahí mismo, en el HCM. En aquella ocasión le fue extirpado –se dijo oficialmente- un nódulo tiroideo benigno.
En aquella ocasión se informó inmediato que la operación había sido un éxito y que todo iba sobre rieles. De hecho poco tiempo después el Presidente retomó sus actividades de manera normal; esta vez el doctor Arcaute informó que:
‘La operación del presidente Peña Nieto fue por presentar un cuadro clínico de colecistitis aguda alitiásica, eso es, una inflamación súbita de la vesícula biliar, no relacionada con cálculos’ y que fue operado por mínima invasión y que todo está bien. Que permanecería hospitalizado de 24 a 48 horas. Ya salió el domingo. Siguen sus actividades.
¿Todo bien?
A raíz de la operación de julio de 2013 comenzó a discutirse si la enfermedad que anunciaron oficialmente correspondía a lo que padecía el Ejecutivo; naturalmente para unos era una enfermedad extrema, para otros la prueba de que no lo era fue que pronto siguió su vida y trabajo de manera normal…
Esta vez las suspicacias surgen de nuevo: ¿es en verdad esta enfermedad o padece alguna otra de cuyo nombre no quisiera nadie acordarse? El tema central de las discusiones públicas es ¿qué pasaría si al Presidente le ocurre algo más serio?…
Y se llevó a cabo un ejercicio de precisión para dejar en claro que, en caso de que el presidente de México tuviera que ausentarse del cargo de forma definitiva, aplicarían los artículos 84 y 85 de la Constitución Política mexicana.
‘Si faltara de forma absoluta durante los dos primeros años del sexenio, el artículo 84 manda que el Congreso se constituirá inmediatamente en Colegio Electoral y realizará una votación secreta, en la que definirá por mayoría absoluta a un presidente interino…
‘Si la falta absoluta del presidente ocurriese en los últimos cuatro años del sexenio, el Congreso definirá (con el mismo procedimiento que en el caso del presidente interino) a un presidente sustituto que culmine el periodo presidencial respectivo.’
Como quiera que sea deben existir prevenciones para el caso de que por enfermedad o fallecimiento un presidente mexicano tuviera que dejar el cargo, aunque hasta el momento no ha sido necesario…
En julio de 1997 el entonces presidente Ernesto Zedillo aviso post operación de una rodilla derecha; Vicente Fox fue corregido de una hernia discal el 12 de marzo de 2003; Felipe Calderón se cayó de una bicicleta y se fracturó el hombro izquierdo… Mucho antes, el presidente Adolfo Ruiz Cortines fue operado del apéndice al inicio de su gestión y para estar atento a los asuntos del poder exigió anestesia local.
Adolfo López Mateos tenía aneurismas. Murió por esta causa ya como ex presidente; Gustavo Díaz Ordaz fue operado por desprendimiento de retina al final de su mandato… Otros presidentes han sido operados durante su gestión pero el celo presidencial decidió guardar silencio…
Otros casos de no tan poderosos han causado gracia, como cuando, a unas horas de su “operación a corazón abierto” el primero de noviembre de 2014 –día de ‘los muertos vivientes’-, el jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, estaba chacoteando con los chicos de la prensa… En fin.
Cierto: a la manera del emperador Adriano: “Es difícil seguir siendo emperador ante un médico…”