Cae El Cholo Palacios, presunto jefe de plaza de Guerreros Unidos
MÉXICO DF, 2 de julio de 2015.-Con la mirada llena de orgullo y el timbre de voz transformado en un cúmulo de emociones, Jacobo Zabludovsky se reconoce a sí mismo como uno de los pocos capitalinos que pueden presumir haber nacido en la auténtica ciudad de México.
Así iniciaba una de las últimas entrevistas que concedió Jacobo Zabludovsky a esta periodista, en marzo de 2014 para una edición especial por el 65 aniversario del Diario de México.
“Los lugares que dan sentido a la Ciudad son donde pasé mi niñez: el viejo convento de la Merced; la calle de Correo Mayor, República del Salvador, San Jerónimo, donde aún está la escuela primaria donde cursé los seis años; Regina, sitio que alberga la secundaria donde estudié. San Ildefonso, por su Escuela Nacional Preparatoria desde donde ingresé a la Universidad Autónoma de México”, relató el cronista en aquel encuentro en sus oficinas de Grupo Radio Centro.
De camisa blanca y la emblemática corbata negra, al saludarlo de mano en el vestíbulo fue inevitable remitirse a aquella anécdota que se cuenta de generación en generación entre periodistas y reporteros recién iniciados, donde dicen que al día siguiente de la fatídica noche del dos de octubre de 1968, don Jacobo Zabludovsky condujo su noticiario en Televisa como todos los días, sin embargo una llamada de la Secretaría de Gobernación irrumpió la rutina para cuestionar el accesorio negro en contraste con la camisa blanca, a lo que el periodista respondió: siempre uso corbata negra.
La entrevista se abrió paso de manera ágil, Zabludovsky guardaba un cariño especial por Diario de México y la capital, enumeró así los lugares de la ciudad de México que aún visitaba con regularidad como las librerías de lo viejo en Donceles y restaurantes de tradición como El Cardenal; con aire jovial insistió que hoy por hoy nadie conocía el corazón del DF como él, quien vivió su transformación.
Su hogar, La Merced
Nacido en la colonia Doctores, fue en realidad La Merced el barrio que lo vio crecer. Hace 15 meses en el marco de aquella charla, el gobierno del Distrito Federal había emprendido el rescate del emblemático barrio del Centro de la ciudad, La Merced que hoy se ve como un espacio desgastado por el paso del tiempo, entre calles atiborradas de comerciantes, es lo que Zabludovsky reconoció como su hogar; hijo de David Zabludovsky y Raquel Kraveski, comerciantes de retazos de tela, no olvida su origen y estaba comprometido a trabajar por su recuperación.
“Tenemos que transformar La Merced para el mundo moderno sin destruir ni una sola pared de lo que nos legaron los antiguos habitantes; vamos a conservar todo su sabor, belleza, riqueza arquitectónica, sus viejos palacios y vecindades, sus parques, calles, fuentes, leyendas y por supuesto su poesía, para que también la disfruten nuestros hijos y nuestros nietos”, resaltó el también abogado.
El rescate de La Merced inició el año pasado y se espera concluya en 15 años, avalado por un Plan Maestro delineado por gobierno de Miguel Ángel Mancera y del que Jacobo Zabludovsky formó parte como consultor en los trabajos para el rescate de este sector, sede histórica del comercio capitalino.
Defeño de cepa
En las anécdotas contadas en la entrevista que se alargó pese a la premura de las manecillas del reloj acercándose a la una de la tarde, hora en que iniciaba su noticiario radiofónico, aseguró que desde sus espacios informativos no solo narró y vivió la historia de México, sino que propició transformaciones importantes para la capital, como el rescate al Centro Histórico, que según sus palabras nació de una entrevista María Félix, La Doña.
“Un día, en una entrevista, María Félix me dijo que el Centro Histórico olía a orines y tenía razón. Ahí fue donde inicia el rescate y hoy tenemos un lugar que es ejemplo para la humanidad y sin duda el atractivo turístico más importante que tenemos en la República Mexicana”, recordó el locutor.
El periodista atestiguó cambios y sucesos de todo tipo en la capital; unas de sus coberturas más recordadas fue la del sismo de 1985, donde se convirtió en la fuente de información en momentos trágicos desde un teléfono satelital instalado en su automóvil y fue el único periodista en cubrir el momento en que el Congreso desaforó a Andrés Manuel López Obrador.
La reforma política del DF aprobada por el Senado de la República en abril pasado, pero detenida en la Cámara de Diputados era una de sus preocupaciones.
“En la ciudad hemos visto un gran progreso en materia democrática y creo que si adquirimos más soberanía tal progreso se acentuará”, señaló hace año y medio en el inicio de las negociaciones legislativas que hoy aún no son una realidad.
Comprometido con el periodismo serio y responsable, Zabludovsky resaltó que los periódicos son una herramienta que, a lo largo de la historia de la capital, han abonado a la libertad y democracia de la ciudad, además de ser nicho de periodistas que trabajan por la sociedad.
“Un periódico siempre es una forma de fortalecer la democracia, el Diario de México es parte de la construcción y el mantenimiento de nuestro sistema democrático, pero además es una casa de trabajo para gente como yo, que de eso ha vivido toda su vida”, apuntó Zabludovsky en alusión al aniversario del diario citadino.
Finalmente, al concluir la charla, en un breve recorrido por su oficina llena de curiosidades, señalando hacia un marco oscuro con una maríaluisa en blanco colgaba un ejemplar del New York Times del 24 de mayo de 1928, la fecha de su nacimiento y compartió su origen: cuenta que en una ocasión como invitado especial al periódico estadounidense se lo dieron como obsequio y desde entonces lo atesoró como símbolo de vida y pasión, el periodismo.
En otro de los cuadros instalados en la pared de su oficina se vislumbra un mapa caricaturizado del Centro Histórico en una edición especial patrocinada por el Banco de México, en aquel plano su dibujo vestido de traje negro y enormes audífonos fue colocado por cerca de Madero y 20 de noviembre, no obstante con inconformidad resignada mencionó: «debieron ponerme más cerca de La Merced, seguro se equivocaron».