Visión financiera/Georgina Howard
PRI: ¿Cuáles jóvenes? ¿Cuál distancia?
Manlio Fabio Beltrones anda feliz. Más que feliz. Rechina de regocijo. No es para menos. Le comió el mandado a todos los que auguraban su final político luego del discurso del presidente Enrique Peña Nieto a finales de julio en el que subrayó la importancia de dar paso a los jóvenes en el futuro del partido político del que son: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En esa ocasión el presidente dijo: “Es momento de que el PRI regrese a las universidades y despierte el ánimo de los jóvenes”, sugiriendo que sería un joven priísta quien se encargaría de hacer el cambio en este partido ya avejentado pero con viagra político.
De inmediato Manlio respondió: “No es un asunto de generaciones, sino de una auténtica voluntad de que el quehacer público y las actitudes políticas y cotidianas sean congruentes con los cambios que proponemos”. Como político experimentado que es y político temido, se puso al frente de su situación y exigió su derecho histórico a ser presidente de su partido: y lo consiguió…
Esto, aun con la animadversión de Peña Nieto quien lo mismo lo quiso hacer a un lado por la antipatía histórica que se profesan, como también por el temor que le tiene debido a su fuerza política interna y externa, al mismo tiempo que le debe el enorme trabajo legislativo para concretar ahí sus reformas estructurales.
En todo caso, al hablar de juventud en el PRI, el presidente perfilaba a Aurelio Nuño Mayer, encargado de la Oficina de la Presidencia de la República, quien había sido mencionado como participante en la búsqueda de la presidencia del PRI en sustitución de César Camacho. Pero Manlio se puso al brinco, y no tuvo más remedio que hacerse a un lado…
Así que ahora el hombre de Sonora anda desbordado. Todavía no se cumplía el ritual “democrático” de recepción de candidaturas, de asamblea decisoria y de elección partidaria cuando Beltrones ya cantaba rancheras.
Primero lo anunció López–Dóriga quien dijo saber de cierto que el ungido sería Manlio Fabio Beltrones; y como para ser el primero en levantarle la mano apareció la felicitación del Charrito Verde, de Chiapas, presunto gobernador Manuel Velasco… y de ahí en adelante la cargada de felicitaciones y aplausos y parabienes y sonrisas y manos extendidas y fotografías complacientes…
De hecho ya es presidente del PRI. Esto es: la democracia interna pasa a segundo plano: ya es el mandamás del partido que presume de democrático dentro y fuera. Ya dice y declara cómo manejará al partido, lo que será en el futuro y cuáles serán las sus estrategias. Anula así a César Camacho quien todavía no deja su oficina priísta y ya le están haciendo el vacío.
Así que en ceremonia al estilo del viejo priísmo, el 8 de agosto pasado, en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) dijo que Camacho “encabezó” al partido. Esto es. “Lo que el señor quiso decir”: ‘Ya no es presidente del partido: ahora soy yo’, aunque no sea sino hasta el 21 de agosto cuando habrá de anunciarse el cambio. Esta es la democracia al estilo priísta.
Ese mismo día dijo: “Aquellos tiempos en los que se hablaba de la sana distancia están muy atrás (…) Esa distancia nos hizo perder la presidencia de la República, entonces no fue tan sana…”
Y de vuelta a la vieja historia del principio. De otro modo lo mismo. Nada pasa y todo queda… De vuelta al mandato presidencial tanto en el país como en su partido… o al mandato en el partido y de ahí en el país: como sea que sea: el presidente como figura principal de camino y destino de un partido que está en el poder, aunque, ciertamente, con un poder muy menguado…
Y para eso está ahí ‘el poderoso-enorme-inconmesurable-inteligente-carismático-sencillo-temido Manlio Beltrones’, según decían los asistentes a la asamblea de la CNOP el viernes 8 de agosto.
En todo caso la pregunta será ¿y de cuándo acá es el presidente quien se había aislado del mandato interno de su partido? ¿No es él quien decide candidatos a gobernadores, senadores, diputados, funcionarios públicos y jefes de gobierno aquí o allá? ¿No es él mismo quien dispone de toda la fuerza de su partido para quitar o poner? ¿No es él mismo quien al final de cuentas decidió que fuera Manlio Fabio Beltrones presidente del PRI?… ¿No es el mismo presidente quien le impuso a la mexiquense Carolina Monroy y del Mazo como secretaria general del PRI?
¿Cuándo ocurrió esa ‘sana distancia’? ¿En qué momento, que no nos dimos cuenta? Vaya novedad en el frente. Así que a modo de reconocimiento, pero también de fortaleza, el ya presidente del PRI dice que “hará las consultas necesarias con el presidente Enrique Peña Nieto para fortalecer su programa de gobierno y cumplir las metas”…
O lo que es lo mismo: ‘están mal las cosas y venimos a apalancar’. Y cierto: según se ve, la aceptación social hacia el gobierno de Enrique Peña Nieto está muy a la baja. Tantos problemas sin resolver; tantas promesas incumplidas; tantos ejemplos de arrogancia y desvinculación social están cobrando factura…
Quizá como consuelo sirva que los otros ‘grandes partidos’ andan en las mismas: PAN y PRD están en la lona y con una lastimera intención de fortalecerse para llegar vivos a lo que sigue.
En fin. Que ahí se habla de todo. Del gran poder. De mantenerse en el poder. De ganarle a la oposición (¿Cuál?) ¿Lo han pensado? ¿Lo piensan?… Vaya pues: es la fiesta de unos. El poder por el poder. ¿Por qué? ¿Para qué?… ¿De otro modo, lo mismo?