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MÉXICO, DF., 17 de septiembre de 2015.- Gobernadores, dirigentes de partidos, ex legisladores, periodistas, el gabinete capitalino y presidentes de comisiones de derechos humanos se dieron cita en el Tercer Informe del jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), Miguel Ángel Mancera.
Convocado a las 11 horas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), en el corazón del centro histórico, se vio a diversos personajes de la política pasearse por los pasillos del vetusto recinto.
Ubicado en la tribuna, se vio al secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, en representación del Gobierno federal.
Enfrente, en el pleno, atrás de las curules, del lado derecho, se veía al gabinete de Mancera. En el primer sitio al lado del pasillo central estaba sentada la secretaria de Gobierno del Distrito Federal, Patricia Mercado, quien del lado derecho tenía sentado al consejero Jurídico Manuel Granados.
En el otro extremo, cerca del balcón se veía al ex secretario de Gobierno, el afable Héctor Serrano, quien junto con Ahued fue de los últimos secretarios en llegar, antes de la entrada de Mancera. Entre Serrano y Mercado estaba el resto del gabinete, entre quienes sobresalían los secretarios de Desarrollo Económico, Salomón Chertorivski; del Trabajo Amalia García; de Educación, Alejandra Barrales; de Seguridad Pública, Hiram Almeida; y el procurador Rodolfo Ríos.
Del lado contrario de esa fila estaban los gobernadores del estado de México, Eruviel Ávila; el de Tabasco, Arturo Núñez; el de Nuevo León, Rodrigo Medina; y el de Oaxaca, Gabino Cue, entre otros.
Llegaron también los senadores perredistas Dolores Padierna y Miguel Barbosa, el independiente Alejandro Encinas y la panista Mariana Gómez del Campo, así como el presidente de la Mesa directiva de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano.
También acudieron los titulares de las comisiones de derechos humanos nacional y del DF, Luis Raúl González Pérez y Perla Gómez, respectivamente.
Estuvo presente el gobernador electo de Michoacán, el perredista Silvano Aureoles Conejo.
Se vio también a los presidentes nacionales de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, Ricardo Anaya y Carlos Navarrete, respectivamente, así como a los dirigentes capitalinos del PAN, del PRI y del PRD, los Mauricios Tabe y López, y Raúl Flores, respectivamente; este último, también convertido en asambleísta.
La sesión se esperaba tensa, pero prevaleció el orden y el respeto. Es cierto que cuando Mancera llegó a las 11:36 horas y fue recibido entre aplausos, en la fila de Morena algunos se resistían siquiera a pararse, pero Alfonso Suárez del Real con la mano derecha les instó a pararse y renuentes, lo obedecieron.
Mancera por primera vez en su administración escuchó los pronunciamientos de los 10 partidos representados en la ALDF, que velada o abiertamente hicieron críticas a su gobierno. El PAN a través del ex delegado de Benito Juárez Jorge Romero criticó los programas sociales en los que vio clientelismo político.
Hubo señalamientos de parte del ex delegado de Cuajimalpa, el priísta Adrián Rubalcava de que hay retos en materia de seguridad y desarrollo urbano.
Pero quien dio la frase del día fue el morenista César Cravioto quien dijo que “no todo es color de rosa” en el gobierno de Mancera y criticó que las pensiones de adultos mayores aún no lleguen a todos los que las necesitan, o que por manifestaciones públicas se hubiera detenido a 389 personas durante su administración.
Mientras los asambleístas hablaban, Mancera miraba hacia otro lado, serio, apuntaba en unas tarjetas; en ocasiones encontraba algunos rostros y los saludaba.
Hubo momentos chuscos, como cuando el jefe de Gobierno, al inicio de la lectura de su informe, recordó al recientemente fallecido poeta chiapaneco, el queridísimo Eraclio Zepeda, a quien por error llamó “Heráclito”.
Pero en su mensaje el mandatario capitalino hizo diversos anuncios, como que hacía suya una iniciativa ciudadana sobre el polémico artículo 41 de la Ley de Desarrollo Urbano, relacionado con cambio de uso de suelo; o también reconoció que la percepción sobre inseguridad no se había modificado durante su administración.
También se refirió al ajuste hecho en su gabinete en la segunda quincena de julio de este año.
“Tuvimos la decisión y la voluntad política de hacer una pausa en el camino y corregir. Los ajustes que realicé a mi gabinete obedecieron al fortalecimiento de nuestro actuar, en áreas estratégicas de política pública, para reorientar esfuerzos, para consolidar un gobierno eficiente”, admitió.
No pudo dejar de referirse a la nueva composición política en la Asamblea, en la que el partido que lo postuló en 2012, el PRD, perdió la mayoría, que ahora domina numéricamente Morena.
“Hoy tenemos una composición democrática sin precedente en la capital de la república, el pasado 7 de junio la ciudadanía expresó en las urnas el deseo de contar con alternativas que ofrezcan respuesta a sus demandas más urgentes”, les dijo y les propuso elevar la calidad del debate y aseguró que en la tarea de gobernar y legislar no hay colores.
También delineó cómo será su actuar en la segunda mitad de su gobierno.
“Gobernaré con miras a que las acciones de mi gobierno además de garantizar un mejor presente aseguren también un futuro de igualdad de oportunidades, para todas y todos”, se comprometió.
Fue claro en pedir evitar caer en la discordia.
“Señoras y señores legisladores, hoy más que nunca debemos evitar caer en confrontaciones que pongan en peligro los consensos, que podamos construir y que sepamos construir las causas sociales. Impulsar el desarrollo y el progreso de la ciudad debe ser una tarea de todas y de todos”, concluyó.
La sesión se desarrolló sin sobresaltos, no fue la función de desorden que algunos esperaban y deseaban, y apenas acabó, Mancera se retiró, y afuera del recinto se escucharon algunos gritos de “¡Mancera presidente! ¡Mancera presidente!”, pero fueron breves.