Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Inició el Otoño, la temporada del año en la que caen las hojas y el planeta se prepara para el invierno y luego un nuevo ciclo; con ello inicia también el proceso sucesorio por la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En unas horas la Junta de Gobierno de la Máxima Casa de Estudios del país –integrada por 15 notables universitarios– habrá de emitir la convocatoria para que acudan todos los aspirantes a suceder a José Narro Robles en la conducción de nuestra alma mater.
Termina, pues, un ciclo en la UNAM y se prepara para el inicio de otro.
El doctor José Narro Robles cumple un ciclo de ocho años a la cabeza de nuestra UNAM, un largo periodo que podríamos calificar como exitoso, pues como él mismo dijo ayer en su mensaje, prácticamente de despedida, ante lo más granado de los unamitas: “recibí una institución fuerte, trabajando y con prestigio y así la dejaré”.
El cambio de rector en la UNAM no es poca cosa, hablamos de la Universidad más grande e importante no sólo del país sino de América Latina, con una matrícula de 345 mil 701 alumnos que cursan las 115 licenciaturas que imparten cotidianamente 39 mil 229 académicos; hablamos de la Universidad que realiza más del 60 por ciento del total de la investigación científica que se hace en todo México y es el epicentro de la vida cultural de la nación.
Por ello el deseo de todos, tanto dentro como fuera de los muros unamitas, es que el proceso sea terso, sin sobresaltos y mucho menos intervenciones o afanes de fuera que quieran influir en el mismo. Nada en tiempos álgidos como los que vivimos en la actualidad sería más tentador, como peligroso.
Ayer mismo dos ex rectores hablaron al respecto. Juan Ramón de la Fuente expresó: “la clave es que los asuntos universitarios sean resueltos por los propios universitarios. Aquí cabe todo menos las personas externas a la comunidad que quisieran interferir. Esas no tienen cabida, la legislación universitaria no lo permite”.
José Sarukhán Kérmes comentó: “la Junta de Gobierno siempre ha tenido la virtud de ser muy cuidadosa y meticulosa y lo debe seguir siendo en el futuro. Todo eso de popularizar sus debates no tienen cabida aquí”.
El mismo Narro ofreció una transición sin sobresaltos con la discreción como aporte a los complicados tiempos de renovación en la UNAM, tiempos que demandan de la comunidad un ejercicio de pluralidad y tolerancia. Y dijo estar preparado para ser un buen ex rector.
Y así los tiempos se cumplen, un rector que se despide de su comunidad y sus tareas para emprender nuevos derroteros, una comunidad que se alista para la sucesión que arranca formalmente mañana a temprana hora.
Muchas y muchos serán los aspirantes, la lista puede rebasar más de la veintena, entre científicos, humanistas y académicos. Al final quedarán sólo cuatro y de éstos la Junta de Gobierno escogerá la mejor propuesta, la mejor trayectoria, el plan de trabajo más viable y por supuesto al mejor líder o lideresa para arribar a buen puerto en 2020.
Varios han manifestado su deseo de participar en el proceso, pero insisto, sólo cuatro están en el interés de los universitarios y sus nombres son los más sonados.
Me refiero a: la doctora Rosaura Ruiz, darwinista y actual directora de la Facultad de Ciencias; al doctor Enrique Graüe, oftalmólogo y director de la Facultad de Medicina; el doctor Sergio Alcocer, ex subsecretario de Relaciones Exteriores e investigador del Instituto de Ingeniería, y el doctor Francisco Bolívar Zapata, premio Príncipe de Asturias por sus investigaciones en biología molecular e investigador del Instituto de Biotecnología.
En estos días veremos, pues, muchos nombres, muchas propuestas, muchas adhesiones y hasta descalificaciones. La Junta de Gobierno tiene ante sí el enorme compromiso de elegir, por mayoría calificada de 210 votos, al mejor. Así sea.
Narro Robles, quien culminará su mandato el 16 de noviembre próximo, aseguró que la Junta de Gobierno es garantía de que el proceso para designar a quien dirigirá el trabajo de la comunidad tendrá lugar con los más altos estándares universitarios. Estoy seguro que los universitarios expresarán sus opiniones y preferencias con toda libertad, con gran participación y dentro de los cauces establecidos por la convocatoria y la legislación.
También confió en que durante el proceso prevalezcan los proyectos, las ideas, las razones, las propuestas así como la tolerancia. Ese valor que nos permite vivir cotidianamente la pluralidad que nos caracteriza deberá hacerse presente en los días por venir. La única forma de servir a la UNAM es hacerlo sin regateos, sin agenda personal, sin dudas, con absoluta entrega y pasión.
Así sea por el bien de la Universidad y toda su comunidad. Días de reflexión, de análisis vienen para los universitarios. Días de despedidas y hasta luegos del doctor Narro Robles. De mi parte toda mi gratitud y reconocimiento a tan distinguido universitario, quien no sólo me demostró su amistad sino también por su buena conducción como universitario.
¡Goooya!