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MORELIA, Mich., 8 de octubre de 2015.- Ataúdes de maderas preciosas, con forros cocidos con hilos de oro y plata, adornados con piedras preciosas o equipados con aparatos de música confirman la voz popular de que genio y figura… hasta la sepultura.
Desde los féretros más sencillos hasta los más ostentosos dan de qué hablar por lo mismo, pero los de los cantantes gruperos como Paulo Sergio Gómez Sánchez, el vocalista de K-paz de la Sierra, más que los de criminales como lo fue uno de los fundadores del cártel de Los Caballeros Templarios, Nazario Moreno González El Chayo.
Los cajones suelen decir más que los epitafios que se inscriben en las lápidas porque cuando una persona muere de forma violenta, obligadamente hace escala en el Servicio Médico Forense y cuando se entrega el cuerpo a sus familiares, se hace sin ningún aditamento que lo distinga como la ropa o el maquillaje, y es la caja la que empieza a reconfigurar su personalidad.
El director de la Unidad Forense de la Coordinación General de Servicios Periciales, Ramón Sixtos Guillén, informó que cuando se hace la entrega de un cadáver únicamente se pide que se lleve un ataúd para depositar el cuerpo y un vehículo que tenga caja cerrada para su transporte. No es requisito que sea de una funeraria.
Explicó que sólo se solicita el documento que les expidió el Ministerio Público para hacer la entrega; se saca el cuerpo de la gaveta y se deposita en féretro.
No se cobra y no se hace ningún otro procedimiento extra como vestirlo o maquillarlo y los familiares lo retiran sin ningún problema.
En los años que el funcionario de la Procuraduría General de Justicia del Estado tiene trabajando en la institución ha visto tantos tipos de féretros como personalidades, pero recuerda algunos por sus características.
“Tuvimos el caso de una señora grande, ya sin familia, que vivía en la colonia Vasco de Quiroga y cuando murió el carpintero de la colonia le hizo su ataúd, pero lo sorprendente fue que cada uno de los vecinos se tomó el tiempo para pasar al taller y grabar algún detalle en la caja para su querida vecina.
“Era muy bonita esa caja, si algo bonito puede haber en la muerte; créame, la caja del más pudiente, con terminaciones de caoba, con piedras preciosas, no tiene comparación con esa que no solo era muy original sino que llevaba mucho amor”.
Entre las más espectaculares de las que da cuenta está la que se utilizó para recoger el cadáver de Paulo Sergio Gómez Sánchez, el vocalista de K-paz de la Sierra, asesinado en el 2007 en la tenencia de Chiquimitío de la capital michoacana, sobre todo por dentro, por los acabados, por los detalles, pero sólo era bonito.
El féretro de quien fuera el enemigo público número uno de Michoacán, Nazario Moreno González El Chayo, “era relativamente sencillo, pero la madera era especial y tenía unos acabados muy específicos, no se veía ostentoso, bonito, dentro de lo que cabe”.
Aunque se reservó los nombres, comentó que los ataúdes de los políticos son muy respetables pero llegan a caer en la exageración mientras que otros los calificó como “curiosos”, como uno al que le adaptaron una grabadora para que aún, cuatro metros bajo tierra, el muerto estuviera acompañado de su música, al menos en lo que se le acababa la pila.
Así, mientras unos niegan a sus muertos una tumba propia, en un desapego inverosímil, otros tratan de reivindicarlos a través de entierros espectaculares, pero unos y otros muestran que genio y figura… hasta la sepultura.
La primera parte del especial en Los que tienen nombre y apellido también van a la fosa común