Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MÉXICO, DF., 18 de octubre de 2015.- La edición XV de la Feria Internacional del Libro (FIL) en el Zócalo capitalino congregó a casi un millón de asistentes con el objetivo de estimular la lectura en los 10 días de duración que tuvo, aunque algunos de ellos consideraron que los precios eran muy altos.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, se realizaron 900 acciones para fomentar el libro y la lectura en la ciudad de México, sin embargo, varias personas coincidieron en que los costos de las editoriales no ayudaron para la adquisición de libros.
“Estaba buscando la colección del Quijote, pero me sale en casi mil pesos, lo busque en varias editoriales y era muy poca la diferencia, no entiendo por qué le dicen feria cuando los precios son exactamente los mismos que en las librerías, no hay descuentos ni nada que se le parezca”, comentó Alejandra, joven estudiante de Filosofía y Letras de la UNAM.
Autoridades de Cultura de la capital informaron que en el encuentro participaron más de 300 autores mexicanos invitados; asistieron más de 700 sellos editoriales en 256 stands ubicados en 2 mil 200 metros cuadrados habilitados como recinto ferial en la Plancha de la Plaza de la Constitución.
El martes de la semana pasada se reveló que el hábito de la lectura en México se estancó después de que en 2006, los mexicanos leían en promedio 2.6 libros al año, la cifra llegó a 2.94, señala la Encuesta Nacional de Lectura (ENL).
Además, que en el país ya es menos de la mitad de la población mayor de 12 años que lee libros, comparada con cifras de hace nueve años.
“No es una mala idea que el Gobierno del DF (GDF) haga estos eventos para impulsar la lectura, pero creo que debe hablarse con las casas editoriales para que se puedan encontrar buenos descuentos, por ejemplo, a mí me gusta Clarice Lispector y sus obras están arriba de los 500 pesos, si pensaba gastarme mil para unos cuatro o cinco libros, simplemente me quedaré con las ganas”, aseguró Esteban, profesor de literatura de la universidad del Valle de México.
A pesar de esta problemática, el titular de Cultura capitalino, Eduardo Vázquez Martín, presumió que todos los foros que se realizaron en la FIL de este año lucieron llenos donde se trataron las circunstancias actuales que vive el país, así como la participación activa de los asistentes.
“No queríamos despedir los 15 años de la Feria del Libro así nada más, sin que pensáramos en ello. Desde el día 10 hasta hoy concluimos una jornada intensísima: todos los foros han estado llenos, en todos lados ha estado la palabra de los escritores, de los periodistas, la inteligencia, la crítica, el disenso, el consenso, se han abordado los grandes problemas del país y del mundo. Ha habido también una participación activa de los invitados de la Feria, las letras del Reino Unido y las del Estado de Morelos”, expresó Vázquez Martín al clausurar el encuentro.
Aunque las autoridades capitalinas esperan mayor afluencia de personas para el 2016, cuando se conmemore el 40 aniversario del golpe de Estado en Argentina, algunos lectores capitalinos coincidieron en que este tipo de eventos deben apartarse de “las poses” y que las editoriales ubiquen la realidad cultural de una sociedad que no está acostumbrada a leer.
“La situación de la cultura y la lectura se ha colocado en un nicho muy prestigiado, me refiero a que solamente las gentes seudo intelectuales que tienen los recursos económicos tienen acceso a este mercado, eso está muy mal, porque si quieres atraer a la gente que no toma un libro por equivocación y le pones un costo de 400 pesos para arriba, obviamente se va a inclinar por comer primero y comprarse una cerveza”, dijo Adriana, estudiante de psicología del Tec de Monterrey, Campus DF.
Para las 20:20 horas se cerró el telón y aunque la afluencia de lectores y curiosos fue constante durante 10 días, las bolsas con libros no fueron constantes y algunos decidieron tomar otras opciones para disfrutar de su pasión.
“Desde hace tres años que no compro un libro en esta Feria (en la FIL) porque son precios realmente ridículos, sólo vengo a ver las actividades y conferencias, pero de eso a comprar, para nada, mejor me doy una vuelta en la calle de Donceles, en las librerías viejas, para surtirme, porque con 500 pesos hasta 20 libros me llevo, pero desde hace tres años busco alguna opción para comprar aquí en el Zócalo y nada más no veo”, compartió Elena, maestra de español.