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MÉXICO, DF, 29 de noviembre de 2015.- El presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, lanzó la propuesta de establecer en la ley un debate mensual obligatorio entre los presidentes de los partidos políticos, en tiempo ordinario, y por lo menos dos debates obligatorios al mes entre los candidatos, durante los procesos electorales, se lee en un comunicado emitido por el blanquiazul.
La iniciativa de reforma a la ley quedará formalmente presentada esta misma semana.
Anaya señaló que el ejercicio de debatir debe ser permanente; por tanto, debe darse tanto en los tiempos ordinarios como durante las campañas.
“Proponemos debates con formatos flexibles, en los que el intercambio de ideas sea libre y sin límites, para que los ciudadanos puedan conocer a fondo las propuestas”, dijo.
“Vamos a debatir ideas. Vamos a ver quién tiene la mejor propuesta para que crezca la economía, para que haya empleos dignos y bien remunerados, para reducir la pobreza, para que las familias vivan seguras y en paz”, señaló.
Agregó que “nuestra democracia requiere deliberación, confrontación pacífica de ideas, rumbos y programas. Si realmente queremos fortalecer nuestra democracia, debemos fortalecer los mecanismos de exposición abierta de ideas”.
Anaya subrayó que los ciudadanos tienen derecho a conocer lo que cada partido propone, “y la mejor manera de comparar nuestras propuestas y posturas es discutiéndolas de frente con quienes no las comparten”.
Explicó que los debates pueden sustituir a algunos spots, y también se deben aprovechar los tiempos asignados al Instituto Nacional Electoral.
“Yo quiero debatir con el presidente del PRI sobre el deterioro de la economía, el aumento del secuestro y la extorsión y los efectos nocivos de la reforma fiscal; como también estoy dispuesto a debatir con el presidente de Morena sobre su recurrente desprecio a la ley y su reciente propuesta de un aeropuerto alternativo”.
Agregó que espera apertura de parte de las fuerzas políticas en el Congreso para aprobar esta iniciativa, y declaró enfáticamente que «sin debate no hay democracia. Quien teme debatir, representa intereses que no se pueden publicar. Quien teme debatir, no confía en el juicio de los ciudadanos. Quien teme debatir, no cree en la solidez de sus argumentos y propuestas. Quien teme debatir, pretende gobernar dando la espalda al pueblo».