Escenario político
El Periodismo incómodo
Creo que es muy importante que conozcas esta felicitación de cumpleaños, mi cumpleaños 70, le escribí a mi amiga Ivonne.
Es maravillosa; es de mi amiga y colega, maravillosa colega, Diana Anabel Mendoza García, mucho tiempo en el bregar del periodismo diario y que conoce los avatares de la vida y otra de los verdaderos periodistas de este país, en donde, hoy por hoy, todo el mundo es periodista, o quiere serlo, sobre todo ahora que tienen en sus manos las llamadas redes sociales. Generalmente periodistas de copia y pega.
Quiero proclamar que las palabras que me ha dedicado Diana Anabel son el único y el mejor premio de periodismo que jamás de los jamases había recibido en la vida. No soy proclive a los premios del gobierno. Vaya, el premio Diana Anabel para mi es más importante, importantísimo, que el Pulitzer, uno o quizá el más importante del hemisferio occidental,
Le agradezco infinitamente sus conceptos a mi querida colega. Revela exactamente lo que yo considero que debe de ser el periodismo y el periodista; una constante crítica a los hombres del poder. Una constante interpelación a sus malos actos de gobierno. Un reclamo a la ligereza en el arte de gobernar, a la corrupción y a la total impunidad que reina en este país a pesar de que se condene la corrupción de dientes para afuera. Y eso es lo que este escribidor ha hecho durante poco más de medio siglo, ya fuera desde el viejo Excélsior, desde la Revista Proceso o desde aquel gran periódico, venido a menos actualmente, porque se maneja como un vil negocio, El Financiero, fundado por el gran amigo y maestro, Rogelio Cárdenas Pérez.
Lo otro, lo acrítico, el elogio de los actos de gobierno es mera propaganda política. El periodismo o es crítico o es propaganda,
Lean por favor la felicitación que recibí, este domingo, de mi colega Diana Anabell Mendoza García:
“Ya es tarde para las Mañanitas. (Perdón, estuve desconectada todo el día), pero no para celebrarte. Por la entereza, el profesionalismo, la pasión al periodismo, por pelearte a patadas con la vida y seguir adelante; por un año más de retos, por la generosidad de tu amistad y por todas las cosas buenas que deseo pasen este año que empieza, te mando un fuerte, cálido y cariñoso abrazo y un concierto para elevar tu espíritu:
Debo confesar que la felicitación de la compañera me mató, Me elevó como cien metros sobre el suelo. Ese soy yo. Y Ella me retrató fielmente. Alguien de mis colegas me dijo el otro día que yo era un periodista antisistémico. No concibo el periodismo de otra manera.
Mi respuesta fue darle las gracias y humildemente decirle que se había excedido en los elogios. Pero no. No me estaba elogiando a mí. Diana Anabel estaba definiendo al verdadero periodismo, el que debe de practicar el dogwatch, el cuarto poder, el reportero que cumple con su trabajo de ser incómodo a los poderosos que cometen graves injusticias en contra de los trabajadores y los ciudadanos pobres.
Lo otro, el boletín propagandístico, es sólo eso, propaganda y barata, Te agradezco infinitamente tus palabras, Diana Anabel. Significan para mí el premio de periodismo más codiciado por muchos. Que alguien como tu piense de mi lo que expresas vale mucho más que premio de periodismo. Gracias de nuevo, Va un fuerte abrazo de amigo y de colega, Estoy para servirte,
Ese periodismo que define mi amiga y colega es el que debía primar en las relaciones del poder, los medios y la sociedad. Le hace más bien a la república, al propio gobernante, la crítica, La adulación lo engaña.
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