El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Destruir manglares por dinero
En México, cada año son sepultados vivos millones de cocodrilos, iguanas, batracios, aves de litoral y muchas especies más que habitan en los manglares y humedales de nuestro país, al ser destruido su hábitat por maquinaria que arrasa la naturaleza para construir fraccionamientos, hoteles u obras públicas. En muchas ocasiones de manera inmediata son cubiertos por toneladas de cemento que los mata por asfixia.
Una de estas catástrofes ecológicas se registró recientemente en el Malecón Tajamar, de Cancún, Quintana Roo, en donde el pasado 16 de enero fueron destruidas aproximadamente 22 hectáreas comercializadas por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) a empresarios privados. Indudablemente para el Gobierno Federal es más importante el negocio, las ganancias económicas, que la preservación de la naturaleza. El poder del dinero por encima de la armonía ambiental.
Amparados por la presencia de policías, de madrugada, con 60 unidades de maquinaria pesada, el equipo del consorcio italiano Bi&Di y el grupo Ultramar, arrasaron con aproximadamente una tercera parte de las 70 hectáreas de manglar que conforman el núcleo de Tajamar.
En el lugar, los grupos empresariales pretenden construir edificios lujosos de 8 niveles, que albergarían departamentos y oficinas. Se planea la construcción de cines, restaurantes, bares y comercios diversos, ciclopista, la que sería uno de los centros comerciales más grandes de Cancún, Plaza Malecón Américas y, por supuesto, un gran malecón en la laguna Nichupté.
La “joya” de este proyecto sería la Basílica Santa María del Mar, iglesia con un cupo para dos mil feligreses. De arquitectura moderna, el techo de la basílica tendría la forma del manto de la virgen que cubre su cabeza y daría hacia la zona de la laguna. Todo un portento de construcción. La manipulación de la fe católica para lograr la aprobación de la comunidad.
Toneladas de cemento a costa de la destrucción de natura para que mexicanos con elevado poder adquisitivo puedan “disfrutar” irónicamente de la naturaleza.
En su sitio de internet, la empresa Malecón Tajamar Cancún, anuncia pomposamente su proyecto, construido sobre la destrucción de especies animales en peligro de extinción:
“Ubicación Envidiable. Frente a la laguna Nichupté. La rambla es de 617 metros de longitud y un camellón de 40 metros de ancho, especial para espacios recreativos y culturales. Más de mil metros de frente en la Laguna Nichupté. Contará con una rampa para embarcaciones públicas”.
“Vistas Incomparables. Con más de mil metros de frente a la Laguna Nichupté, tendrás vistas impresionantes. Que mejor lugar para disfrutar una clase de Yoga por la mañana”, agrega la publicidad.
El consorcio presume a Tajamar como un “Espacio de convivencia. Cultural y deportiva. Integrando mediante el correcto emplazamiento de vegetación y el aprovechamiento de los vientos predominantes provenientes de la laguna, un recorrido agradable al peatón y áreas aptas para la convivencia y el esparcimiento”.
AVAL DEL GOBIERNO AL ECOCIDIO
Las incongruencias en las políticas públicas son evidentes al interior del Gobierno de la República, ya que mientras la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), mantiene un programa de protección a los manglares, en este caso fue cómplice de un proyecto que en sólo unas cuantas horas destruyó en Tajamar un manglar servía para contener huracanes, en lo que constituye una de las peores catástrofes ecológicas no sólo de Quintana Roo, sino del país.
La Profepa reconoce que las actividades humanas constituyen la principal amenaza para los manglares. Menciona que la falta de planificación del desarrollo urbano, industrial y turístico, así como del desarrollo agrícola, ganadero y acuícola, han desplazado y reducido extensiones considerables de manglares.
Sin embargo, en el caso de Tajamar avaló la destrucción del manglar, de acuerdo a lo señalado por Fonatur, que en un comunicado oficial afirmó que en coordinación y bajo la supervisión de la Profepa se realizaron las siguientes acciones:
No obstante a lo afirmado por Fonatur, agrupaciones ambientalistas pudieron mostrar a cientos de animales muertos en el lugar, sin contar a los que fueron sepultados materialmente vivos por las excavadoras de las empresas constructoras.
En defensa de esa masacre ecológica, el Fonatur argumentó que donó al municipio de Benito Juárez de Quintana Roo, en donde se encuentra Cancún, un predio con 107 hectáreas colindantes al Malecón Tajamar, que pudiendo ser comercializables (o sea con el que no pudieron hacer negocio), con uso de suelo de «conservación ecológica», con el fin de desarrollar un parque ecológico urbano, que debió desarrollarse antes de perpetrar dicho desastre.
Fonatur justifica el ecocidio con estos argumentos económicos: “El Gobierno de la República, a través de Fonatur, ha invertido durante este periodo (2000-2015) más de $520 millones de pesos (mdp), que han generado beneficios directos que pueden ser cuantificados. Tras haber concluido las obras de urbanización, se obtuvieron $2,040.7 millones de pesos en ventas, que habrán de implicar una derrama económica por $11,563.7 millones de pesos y la creación de 5,166 empleos directos y 10,332 empleos indirectos. La densidad del desarrollo no superará la construcción de 2,583 nuevas unidades de alojamiento, conforme al Programa de Desarrollo Urbano de Cancún vigente en 2005”.
La ganancia económica y la generación de empleos a cualquier precio.
De manera inconcebible, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), cuya función es que se respeten las normas ambientales avaló el ecocidio, al sostener que Fonatur cumplió con todos los permisos para la realización del proyecto inmobiliario.
Por la presión social, el Juzgado Segundo de Distrito de Cancún concedió un amparo provisional para proteger el manglar de manera temporal, pero el daño estaba hecho y es posible que se complete la destrucción, de no concederse la suspensión definitiva de las obras.
MÉXICO, LÍDER EN DESTRUCCIÓN DE MANGLARES
La organización Greenpeace México señala que de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), a nivel mundial las pérdidas más grandes en los ecosistemas de manglar de 1980 al 2005 han ocurrido en México, Honduras, Panamá, Estados Unidos y las Bahamas.
De hecho, México perdió 65 por ciento de estos ecosistemas, por lo que únicamente le quedan 770,057 hectáreas. El Instituto Nacional de Ecología (INE) estima que se está perdiendo el ecosistema de manglar a una tasa promedio de 2.5 por ciento anual.
El INE indica que si las tasas de pérdida anual se mantienen constantes para el 2025 habrá una disminución de entre el 40 y el 50 por ciento de la superficie de manglar estimada para el año 2000, revela Greenpeace.
Menciona la organización que desde febrero del 2007, los manglares están protegidos la Ley General de Vida Silvestre (LGVS), sin embargo actualmente existen diversas iniciativas para modificar dicho artículo con la intención de poder destruir manglares con el objetivo de construir obra pública y privada.
La destrucción del ambiente al servicio del poder del dinero.