Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Merecido premio
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Honrar a un amigo. Pero más aún cuando se trata del poeta, escritor, maestro y periodista Pablo Rubén Villalobos Hernández es rendir culto a la integridad y a la rectitud, de la que está impregnado. Fanático de la poesía y la cultura, recibió de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la medalla ‘Ignacio Manuel Altamirano’. Un acierto.
“No me invoquen, no me lloren. Tengo paz, tranquilidad… sólo les pido, por mi oren, en mi intima soledad”. Así comienza Ave y Estrella, en su columna Opinión del Diario de Morelos, de donde es oriundo.
“Ya sin llanto y sin lamentos, hoy sé que mi vida es bella. Pueden verme, se los digo. ¡Soy el Ave! ¡Soy la estrella!”
Merecido galardón que avalaron los periodistas de la República Mexicana a través del Club Primera Plana, la Federación de Asociaciones de Periodistas de la República Mexicana y el Colegio Nacional de licenciados en periodismo.
Sus titulares, Raúl Gómez Espinosa, Teodoro Raúl Rentería Villa y don Teodoro Rentería Arroyave, respectivamente, aplaudieron cuando el literato y secretario general de la SMGE, Virgilio Arias Ramírez, a nombre de la institución, en una grata y concurrida ceremonia entregara la presea.
En su prosa Pablo Rubén conjuga tristeza, evoca melancolía y termina con la angustia. Acompañado de su esposa Laura, su hijo y nietos, aceptó, conmovido, este galardón, que se entrega a quien resalta de la sociedad mexicana: Agradece el pasado. Vive el presente y empieza con la esperanza.
“Nadie mejor que él, para recibirlo. Al hacerlo, se aplaude y honra a los comunicadores”, dirían sus colegas del país, ahí reunidos.
Pero sobre todo a quienes con su trabajo dan vida y transforman lo rutinario. Comparten una dosis de humor. Perdonan y piden perdón.
Ese es en una síntesis muy apretada de Pablo Rubén, a quien con afecto inmodificable lo aplauden sus colegas y amigos.