Biblioteca central de la UNAM y estadio olímpico se iluminan de naranja
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de marzo de 2016.- “¿Quién quiere subir?”, pregunta un animador y varios jóvenes no sólo alzan la mano sino que brincan ansiosos por ser los elegidos.
Ellos quieren subir a uno de los escenarios de la Expo SexMex para ser acariciados por Helena Danae y Karensisima, dos hermosas y jóvenes actrices porno que cautivaron y emocionaron a los miles de asistentes al evento que es la fiesta de los amantes de los espectáculos para adultos.
Las actrices, junto con otras protagonistas de películas XXX como Jelena Jensen, Sophie Dee y Juli Ann, o la twittera y amante de la práctica Swinger o intercambio de parejas, Fernanda SW, atrajeron sobre ellas la atención de hombres, quienes como mandan los tiempos actuales veían más a través de su celular o su tableta que de sus propios ojos.
Al ritmo de reggaetón, las mexicanas bailaban y movían sus caderas, ejecutaban posiciones tipo pictorial de Playboy, sonreían coquetamente y hacían felices sobre todo a hombres que pagaban 50 o 100 pesos por tomarse una foto con ellas.
Los que no podían o no querían tomarse la imagen del recuerdo, ya sea por su falta de dinero, su avaricia o su timidez, grababan los cuerpos semidesnudos de las mujeres, y algunos eran menos pudorosos que ellas y no les importaba encimarse sobre otros asistentes para lograr las tomas más cercanas y no fueron pocos los que de plano hacían tomas casi ginecológicas.
Las extranjeras eran menos festivas y atraían las miradas y a los interesados en tomarse la foto con generosos topless.
En los stands de SexMex o el de TooSexi se apilaban más los curiosos. También en el del diario Metro, donde Fernanda SW es columnista y cientos de lectores a cambio de comprar un ejemplar de ocho pesos podían obtener si lo deseaban un autógrafo, una caricia, un abrazo y hasta un besito.
En cambio los stands de juguetes sexuales o los de orientación sexual lucían con escasos visitantes. Tampoco eran muy visitados los que incluían a bailarines, pero a diferencia de las primeras ediciones había más mujeres visitantes que se echaban su taco de ojo o incluso se tomaban la foto rodeadas de uno, dos y hasta tres sujetos musculosos casi desnudos.
En la Expo, que regresó al Palacio de los Deportes luego de que en otros años fue cuestionada por presuntamente promover la trata, por si las dudas había un stand de la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ) para recibir cualquier denuncia.
No se les fuera a colar una pornstar, como Celeste Cruz, quien fue acusada a fines del año pasado de abuso de menores al hacer trabajar a su hija en producciones para adultos, aun cuando no cumplía 18 años. La empresa SexMex, que organizó la Expo, pero en un local de la colonia Juárez, debió deslindarse de la argentina.
Y, ya no se vieron tables dances portátiles, como en ediciones de la Expo de la década pasada, también celebradas en el Palacio.