Abanico
Trump, profeta del caos
Donald Trump ha perdido el sentido de la realidad; siembra vientos y cosecha tempestades…
La trifulca que obligó a suspender un mitin en Chicago, la detención de un sujeto que pretendía atacarlo en Dayton, Ohio y la confrontación con manifestantes en Kansas City, Missouri, han llevado a la contienda por la Casa Blanca a un punto harto peligroso.
La virulencia frenética del magnate multimillonario deviene en polarización, encono y confrontación con quienes se sienten agraviados por el discurso fascista de un payaso que se convierte en algo serio.
Trump tiene secuestrado al Partido Republicano que intenta integrar un frente para alejarse del desastre que significa respaldar a un dizque “iluminado” profeta, prototipo del merolico parlanchín picapleitos.
Donald Trump es un peligro para Estados Unidos y el resto del mundo. Tan es así, que el presidente Barak Obama calza los guantes y sube al ring para sumarse al coro de críticos.
“Gobernar es una tarea dura y muy seria; dirigir un país obliga a estar informado, no ser un ignorante; no se trata de presentar un talk show, o un reality show, ni es un asunto de publicidad o marketing, advierte, preocupado. Obama solicita a sus paisanos meditar bien la elección de quien tendrá a su alcance todos los instrumentos del poder, incluidas las herramientas de Estados Unidos para la guerra.
Obama ha dicho que Trump no será presidente porque confía en la inteligencia de los norteamericanos para no elegirlo. Compara al millonario con el vino barato que vende con su nombre; responde a las voces republicanas –empantanadas en el cinismo– que acusan al primer presidente negro de ser el responsable del ascenso de Trump por las malas políticas de la Casa Blanca.
Sin embargo, a estas alturas, republicanos arrepentidos comparten preocupación por el riesgo inocultable que representa el magnate indeseable quien hacia dentro de Estados Unidos amenaza desmoronar el entramado de poder enraizado en Washington, y hacia afuera, con detonar el revanchismo y la confrontación descarada.
El riesgo es inocultable y el multimillonario, indeseable.
Obama tiene razón. Los asuntos del gobierno son muy serios. Fama y popularidad no garantizan capacidad, inteligencia, prudencia ni sentido común… el menos común de los sentidos.
EL MONJE RIJOSO: La campaña electoral en Estados Unidos se parece cada vez más a las violentas peleas de perros desde el momento en que Donald Trump cree que los gringos quieren bravatas, caos, sangre y violencia.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com