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CIUDAD DE MÉXICO, 22 de marzo de 2016.- Este miércoles habrán trascurrido 22 años del asesinato de quien fuera candidato priísta a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio. Y su crimen, indeleble en la historia de México, desordenó la vida política del país y cambió el devenir nacional.
A 17 días antes de que fuera asesinado, el sonorense Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la Presidencia de la República, daba un memorable discurso en la explanada del Monumento a la Revolución, donde prácticamente se distanciaba de Carlos Salinas de Gortari, en ese momento, presidente de México.
“Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla”, dijo, entusiasmado, Luis Donaldo aquella mañana del 6 de marzo de 1994.
Y 17 días después, en el fraccionamiento Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California, fue asesinado por un presunto asesino solitario, Mario Aburto Martínez, quien le dio dos tiros, uno impactó en la cabeza, de acuerdo a la conclusión procesal de la Procuraduría General de la República, por el cual se le consignó el 5 de octubre de 2004.
El médico de cabecera de Colosio, Guillermo Castorena Arellano, afirmó que “la lesión era tan grave que aun en el mejor hospital del mundo, en el quirófano con el mejor cirujano del mundo, no había nada qué hacer”, pues fue un deceso instantáneo “(…) la lesión neurológica ya estaba hecha con el primer impacto de bala”.
Ese 1994 fue un año trágico para el país: surgió el movimiento zapatista, entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y el cardenal de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo y el ex gobernador de Guerrero, José Francisco Ruiz Massieu, fueron asesinados.
Luis Donaldo Colosio Murrieta, en aquel lejano 6 de marzo de 1994, vestía un traje negro, y dirigió su polémico discurso ante cerca de 50 mil personas reunidas en el Monumento a la Revolución con motivo del 65 aniversario del partido tricolor, el cual había presidido.
Comenzó hablando sobre el PRI y su legado en la historia política de México y también lanzó críticas al modelo gubernamental del partido tricolor e hizo un llamado a la transformación democrática del país: “Quedó atrás la etapa en que la lucha política se daba, esencialmente, hacia el interior de nuestra organización y no con otros partidos. Ya pasaron esos tiempos”, indicó.
“Hoy vivimos en la competencia y a la competencia tenemos que acudir; para hacerlo se dejan atrás viejas prácticas: las de un PRI que sólo dialogaba consigo mismo y con el gobierno, las de un partido que no tenía que realizar grandes esfuerzos para ganar”, abundó el contendiente priista, quien en aquel entonces tenía 44 años de edad.
Colosio advirtió que el partido tricolor debía renovarse y dejar en el pasado acciones políticas que habían debilitado la legitimidad de los gobiernos priístas y aseguró que en las elecciones de aquel año “no tendrían vergüenzas que ocultar. Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos”, dijo.
A 22 años de su asesinato, el caso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, sigue generando polémica, aunque para efectos judiciales el proceso ya está prácticamente cerrado.
En 2 años podría ser liberado
Mario Aburto, el asesino
El asesino material, Mario Aburto Martínez fue juzgado por los delitos de homicidio calificado, con premeditación, ventaja y alevosía, así como por el ilícito de portación de arma de fuego sin licencia, como lo solicitó el Ministerio Público Federal y fue a 48 años de prisión. En posteriores apelaciones, la sentencia definitiva se redujo a 42 años.
Pintando y leyendo, es como Mario Aburto Martínez pasa sus días en la prisión federal de mediana seguridad en Huimanguillo, Tabasco, cárcel en la que se encuentra desde 2012. De acuerdo con un expediente citado por el periodista Carlos Marín en un programa de TV, Aburto Martínez, es descrito como una persona religiosa y afín a la lectura, quien visita varias veces la biblioteca y asiste a misa todos los domingos por la tarde.
Aburto estuvo preso en el penal de Almoloya, actualmente el Altiplano, en el estado de México y en Puente Grande, Jalisco, prisiones en las que concluyó la primaria, la secundaria y la preparatoria. Actualmente participa en los talleres que se imparten dentro de la cárcel de Huimanguillo.
Mario Aburto Martínez, podría recuperar su libertad en un plazo máximo de dos años, al acumular tiempo de reclusión y beneficios, con los cuales legalmente estará en condiciones de solicitar su preliberación, pues se le ha reducido la condena por buena conducta y por trabajo en favor de la comunidad.
De esa manera, sumaría teóricamente hasta 27 años de encarcelamiento, suficientes para sostener que ha purgado tres quintas partes de su condena, situación que lo coloca como candidato a ser preliberado, de acuerdo con lo establecido en el Código Penal de aquella época y la Ley de Ejecución de Sanciones Penales.
El caso despertó desde el principio múltiples sospechas, pues desde las primeras horas se generó la teoría de que en el homicidio habían participado al menos dos tiradores; que los orificios habían sido causados por balas de distinto calibre; que se trató de un complot político para sustituir al candidato debido a problemas con el presidente Carlos Salinas; que en el sitio se habían sembrado ojivas de bala; que un grupo de narcotraficantes había planeado el asesinato, y también que el asesino había sido suplantado durante su traslado a la Ciudad de México.
Para septiembre de 2000, todas esas hipótesis fueron desechadas. La fiscalía del caso Colosio –por la cual pasaron cualquier cantidad de encargados– hizo público su último informe y sus resultados se mantienen legalmente incuestionados. Esa fiscalía la presidió el actual presidente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez.
El abogado Juan Velázquez, quien fungió como representante de la familia Colosio Riojas en este caso ante la PGR, aseguró que ésa ha sido su encomienda «más honrosa» y consideró que «Mario Aburto debe cumplir su sentencia completa, pues fue acusado y sentenciado, en su momento, de homicidio calificado».
Su equipo
Al morir Colosio, muchos de sus colaboradores, integrantes de una generación de políticos que entre los años 80 y 90 ocuparon puestos en la administración pública, quedaron sin guía e impulsor. Algunos, ya fallecieron y otros, siguen ocupando cargos públicos.
Por ejemplo, son colosistas dos secretarios particulares de presidentes de la República: Liébano Sáenz, con Ernesto Zedillo (PRI), y Alfonso Durazo, con Vicente Fox (PAN). Liébano Sáenz es presidente del gabinete de Comunicación Estratégica, casa de encuestas mientras que Alfonso Durazo es diputado federal por Movimiento Ciudadano, identificado con el líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador.
Aquí algunos ejemplos:
Senadores y diputados federales que pertenecen a los círculos colosistas han pasado por las siete Legislaturas del Congreso de la Unión, desde 1994 hasta la fecha. Entre otros, Marco Antonio Bernal y Javier Treviño, Cristina Díaz, José Luis Soberanes, Guillermo Hopkins y Melchor de los Santos. Y Miguel Basave, coordinador de Proyectos, y ahora líder nacional delPRD.
Manuel Jiménez Guzmán, quien hizo mancuerna con Colosio en el impulso de una estrategia de conquista del voto en la capital, dirigió el diseño y fundación de la Asamblea Legislativa del DF como coordinador priísta.
Ahora es coordinador de asesores de Miguel Ángel Mancera Espinosa.
Carlos Rojas Gutiérrez, el servidor público que construyó el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), fue compañero de Colosio en la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP) desde 1981, fue subsecretario en Sedesol y, al postularse Colosio candidato presidencial, ocupó la titularidad. Fue senador, delegado priísta en diversos estados, y hasta los primeros días de marzo ocupó la dirección del Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (Fonaes).
Óscar Navarro, miembro del más antiguo círculo colosista de la campaña presidencial de Miguel de la Madrid, fue secretario particular del sonorense en Sedesol, y ahora coordina la junta de asesores del gobernador de Hidalgo.
Víctor Samuel Palma es de los más antiguos colosistas. Subsecretario de Estrategia en la campaña presidencial, permaneció en los cuadros de su partido y trabaja en el ISSSTE. Mario Luis Fuentes, coordinador de Participación Social de la campaña colosista, dirigió el DIF y el IMSS, y es miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM.
Angélica Luna Parra, colaboradora cercana en el diseño y realización del proyecto de la Secretaría de Desarrollo Social, en la actualidad es directora del Instituto Nacional de Desarrollo Social y María de las Heras ya falleció
Así, a 22 años de distancia