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CIUDAD DE MÉXICO, 27 de marzo de 2016.- La regulación del consumo de la marihuana puede ayudar para que disminuya la violencia del narcotráfico y el peligro para los consumidores, pero se envía un mensaje equivocado a la sociedad, propiciando un aumento del consumo y los problemas sociales y de salud implicados, advirtió la Arquidiócesis de México.
A través de su editorial Desde la fe de este domingo, la Iglesia señaló que la discusión sobre el tema llegó a México después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobara, en noviembre de 2015, la producción de marihuana para consumo personal a cuatro personas, con el argumento de respetar el libre desarrollo de la personalidad, como parte de sus derechos humanos.
Recordó que en los últimos años se han realizado en distintas partes del mundo los foros para analizar el problema social que implica el consumo de las drogas y el combate que de ello se hace mediante leyes prohibicionistas, las cuales, precisó, provocan necesariamente una persecución a quienes producen, a quienes comercializan y a quienes consumen estas sustancias.
“Los resultados han sido desastrosos porque ha aumentado la violencia criminal, se han sobrepoblado las cárceles y no ha disminuido el consumo. México es un ejemplo claro de todo ello. La discusión sobre el tema ha llegado también a nuestro país después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobara, en noviembre de 2015, la producción de marihuana para consumo personal a cuatro personas, con el argumento de respetar el libre desarrollo de la personalidad, como parte de sus derechos humanos”, advirtió.
Ante los cinco foros que emprendió el Gobierno federal y que están por concluir, la Iglesia Católica organizó un foro sobre la marihuana en la Universidad Pontificia de México, con el objetivo de argumentar sobre las consecuencias del llamado uso lúdico o recreativo de la marihuana, diferenciándolo del uso medicinal que puede tener justificaciones científicas.
Participaron en este foro de la Universidad Pontificia, el Señor Cardenal Don Norberto Rivera Carrera y varios especialistas, destacando el Presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth; la Directora del Instituto Nacional de Psiquiatría, la Dra. María Elena Medina Mora, y el Arzobispo de Yucatán Mons. Gustavo Rodríguez.
La mayoría de los expositores presentó innumerables pruebas científicas sobre la inconveniencia de promover la legalización de este enervante, porque los primeros afectados serán los jóvenes, de tal forma que si se quiere evitar la violencia por su prohibición, se desatará un problema de salud pública por su consumo.
Enumeró las cinco conclusiones del foro: 1. Nadie puede afirmar que las drogas no causan problemas de salud y de adicción. 2. Las víctimas inmediatas son los adolescentes y los jóvenes, muchas veces de manera irreversible. 3. Las medidas prohibicionistas no han dado los resultados esperados debido a la alta corrupción que provoca el comercio ilegal. 4. La regulación del consumo puede ayudar para que disminuya la violencia del narcotráfico y el peligro para los consumidores, pero se envía un mensaje equivocado a la sociedad, propiciando un aumento del consumo y los problemas sociales y de salud implicados. 5. Las políticas públicas deben buscar soluciones integrales, no sólo tratando de resolver las consecuencias, sino, sobre todo las causas: se debe buscar la recuperación de los ambientes sociales, el desarrollo de las familias y las oportunidades de estudio y trabajo para los jóvenes.