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CIUDAD DE MÉXICO, 6 de mayo de 2016.- Trajes abombados, gorros como de la época colonial, guitarras, mandolinas, panderos y coros de voces juveniles se unieron como una orquesta estudiantina en la plancha del Zócalo, este viernes.
El Centro Histórico de la Ciudad de México parecía una sede de Guanajuato, y aunque aquí no hay callejones ni vericuetos o túneles como en la hermosa ciudad del Bajío, sí hay calles antiguas, donde 29 estudiantinas recorrieron algunas y participaron en el evento Callejoneando por el Centro Histórico, donde bajaron el telón cantando a todo pulmón.
Los grupos musicales salieron de cuatro puntos emblemáticos de la ciudad: el templo de Santo Domingo, el atrio de la iglesia de San Francisco, el atrio de La Santísima y el templo de Regina Coeli, que vieron como los jóvenes con su música y sus coros se enfilaron al Zócalo.
Ahí estaban los jóvenes integrantes de tunas con su alegría espontánea sobre la populosa y emblemática calle de Madero, otros sobre Brasil, mientras algunos se dejaban llevar por su música y coreaban las canciones, otros los veían con extrañeza, azorados de que vistieran botas como de espadachines.
Antes de llegar a la plancha del Zócalo, que lo mismo recibe marchas y protestas, que románticos que declaran su amor con rondallas, la titular de la Secretaría de Gobierno capitalino, Patricia Mercado, se unió a ellas y se tomó un respiro en su agitada agenda y los acompañó a un templete donde entregó un reconocimiento a las tunas participantes, que cesaron su contagioso ritmo a las 22 horas.