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CIUDAD DE MÉXICO, 31 de mayo de 2016.- Carmen Boullosa ofreció un dato estremecedor: en México hay 2 mil decapitados por la guerra entre carteles del narcotráfico, una cifra que supera a los que ha habido en Irak.
La poeta mexicana, coautora junto con el historiador estadounidense Mike Wallace del libro “Narcohistoria, cómo Estados Unidos y México crearon juntos la guerra contra las drogas”, de reciente aparición editado por Taurus, refirió en conferencia de prensa que la obra abarca un siglo de prohibiciones del consumo de ciertas sustancias y sus efectos para ambos países.
Wallace por su parte expuso que la investigación histórica que realizó junto con Boullosa arrojó que la criminalización del consumo de drogas se ha debido menos a los efectos de las sustancias, y más a estigmatizar a grupos sociales.
El estadounidense, ganador del Premio Pulitzer en Historia, recuerda que a inicios del siglo pasado el opio se prohibió porque los blancos estadounidenses temían que las mujeres blancas fueran seducidas por chinos con el narcótico y terminaran de esclavas sexuales.
La cocaína se prohibió porque se pensaba que podía provocar que los negros sureños salieran a violar a mujeres blancas; en México la mariguana se prohibió porque se asociaba a las clases sociales bajas y en Estados Unidos porque eran los mexicanos quienes la consumían, afirmaron los autores.
Ahora es el virtual candidato republicano a la presidencia Donald Trump quien recoge esa herencia y llama a los mexicanos narcotraficantes, coincidieron.
Pero a pesar de las prohibiciones a los americanos les encanta consumir mariguana y por ello ya hay grupos que creen que es hora de cambiar el enfoque contra el narcotráfico; hay quienes piensan que se dedican muchos recursos económicos a la seguridad, y que podrían salvar más vidas si el enfoque fuera de salud.
Wallace ejemplificó que, en el caso de las sobredosis con opio, existe un fármaco para revertirlo, pero las víctimas no acuden por el temor a ser criminalizados.
Asimismo, la tendencia en Estados Unidos es que se descriminalice, como puede ocurrir a fines de este año en California, donde la inmensa mayoría está a favor de hacerlo, con lo que el sistema de guerra contra las drogas ya no se sustentará y eso aplicaría para México.
“Cómo se justifica poner a fuerzas armadas en la frontera si ya se vende mariguana en los Seven Eleven, ya no hay soporte para y México por fin reconoce ese estado de cosas”, consideró Wallace, luego de que fue cuestionado sobre las reformas propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto para permitir hasta 28 gramos de mariguana para consumo personal.
También aseguró que con esta nueva visión la producción de mariguana se está convirtiendo en un negocio enorme en su país, por lo que si se legaliza la gente puede ganar millones y los niveles de producción son tan grandes en Estados Unidos que a los mexicanos se les pagan ahora precios más bajos.
Pero el tema de afectar a grupos sociales con la criminalización persiste, añadió por su parte Boullosa, ya que las cárceles están llenas de negros e hispanos encerrados por crímenes menores relacionado con drogas.
“Es una guerra racial y un negociazo para Dick Cheney [ex vicepresidente de Estados Unidos] y su cuenta”, criticó.