Itinerario político/Ricardo Alemán
Salvemos a las mujeres
Dice el escritor brasileño Luis Fernando Verissimo que el irrespeto por la naturaleza ha afectado la supervivencia de varios seres y entre los más amenazados está la hembra de la especie humana, llamada comúnmente mujer.
«Tengo apenas un ejemplar en casa, que mantengo con mucho celo y dedicación, pero en verdad creo que es ella la que me mantiene. Por lo tanto, por una cuestión de auto-supervivencia, «salvemos a las mujeres”. Aprendamos de algunos conocimientos sobre la fisiología de la femineidad, con el fin de preservar los raros y preciosos ejemplares que todavía quedan:
La mujer no puede vivir en cautiverio. Si está enjaulada, huirá o morirá por dentro.
No hay cadenas que las aten y las que se someten a la jaula pierden su DNA.
Usted jamás tendrá la posesión sobre una mujer. Lo que la va a atar a usted es una línea frágil que necesita ser reforzada diariamente.
Nadie vive de la brisa. Mujer vive de cariño. Dele en abundancia. Es cosa del hombre y si ella no lo recibe de usted, lo buscará en otro: Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno las mantienen bellas y perfumadas durante todo el día. Un abrazo diario es como el agua para los helechos. No la dejes deshidratarse. Por lo menos una vez al mes es necesario, si no obligatorio, servirle un plato especial.
También las flores son parte del menú. Mujer que no las recibe se marchita rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad y el trato áspero.
¿No soportas la TPM (tensión pre-menstrual)? Cásese con un hombre. Las mujeres menstrúan. Lloran por cualquier cosa. Les gusta hablar de cómo les fue en el día. Discutir sobre la relación. Si quiere vivir con una mujer, prepárese para eso.
Es propio de la mujer hidratar, mojar sus mechas. Pintarse las uñas. Los labios. Los ojos. Estar todo un día en el salón de belleza. Coleccionar aretes. Comprarse muchos zapatos. Pasar horas para escoger ropas en un centro comercial. Comprenda todo esto y apóyela.
Por inseguridad, la mayoría de los hombres prefiere no creer en la existencia del cerebro femenino. Por ello, buscan aquellas que fingen no tenerlo (algunas realmente lo jubilaron).
Entonces, aguante: mujer sin cerebro no es mujer, sino un simple objeto decorativo. Si usted está cansado de coleccionar estatuillas, intente relacionarse con una mujer.
Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted. No les huya, aprenda con ellas y crezca.
Si usted quiere ser un gran hombre tenga una mujer a su lado, nunca atrás. De esa forma, cuando ella brille, usted se bronceará. Sin embargo, si ella está atrás, usted llevará una patada en el trasero.
Que las mujeres también tienen luz propia y no dependen de nosotros para brillar.
El hombre sabio alimenta los potenciales de su compañera y los utiliza para motivar los propios. Y sabe que, con la mujer, estará salvándose así mismo”.
Amigo querido, si piensas que la mujer es demasiado costosa, aprovecha la oferta constitucional de Los Pinos, y vuélvete gay: ¡Porque sólo tiene mujer quien puede!