El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Mucho pan y poco al circo
Terminó el canje de los diez partidos políticos. Lo de siempre, unos ganan otros no. Y así será cada elección. Se reparten el tesoro. Lo que queda y el que viene. Decimos, que cada vez que cambian de gobernador. O presidente del país, hay pan, canastos y canastos de bolillos. Una que otra de campechana y muchas teleras, listas para el consumo.
También circo, muchas carpas con payasos, vocingleros, equilibristas, pero sobre todo autoridad (sic) que otorga el dinero para el espectáculo. Que dicen gratis. Los electos ofrecen meter al bote a sus antecesores. Bueno, casi todos. Los del tricolor, callan. Perdieron esta vez. Por supuesto que son palabras que se lleva el viento. Nunca cumplen.
Qué bueno sería que los triunfadores, en lugar de hablar del pasado ofrecieran, lo que no hicieron en sus campañas: paz, tranquilidad. No robar, (o poquito). Empleo, trabajo. No ser corruptos. Educación no solo para los niños sino también para quienes lleguen a la función pública, a cobrarnos.
Estamos cansados de tanta promesa, que se diluye con el tiempo. Tenemos un claro ejemplo con el gobierno de la República, que antes del tercer año se desmoronó. Y va en picada. Aunque lo nieguen los secretarios. Esa es la política. Ni modo. Pero también de historia es importante hablar. Hoy también lo hacemos:
El Museo de América de Madrid se creó en 1941. Tomó cuerpo de una idea desde el siglo XVI, desde los tiempos del Cardenal Cisneros hasta la Segunda República con distintas denominaciones (museo Biblioteca de Ultramar, Museo Arqueológico de Indias).
El proyecto arquitectónico de la actual sede fue adjudicado a los arquitectos Luis Moya y Luis Martínez Feduchi en 1943. Las obras se desarrollaron entre 1943 y 1954. El Museo al fin fue inaugurado oficialmente en 1965.
El nuevo edificio pretendía sugerir la idea de la labor civilizadora y misionera de España en América. Por esta razón los arquitectos Moya y Martínez Feduchi lo concibieron en un estilo historicista y neocolonial con un arco monumental en la fachada, una torre que sugiere las de las iglesias barrocas americanas y una disposición conventual en torno a un patio. Las salas de exposición giran en torno a ese patio con dos pisos, a modo de un claustro central ajardinado.
La colección del Museo de América está formada por más de 25.000 objetos. Su temática abarca un dilatado periodo de tiempo que va desde la Prehistoria americana hasta la actualidad, con especial énfasis en tres colecciones. Son: La colección arqueológica de las culturas precolombinas, las colecciones etnográficas y el arte colonial. Una de las características de buena parte de las colecciones del Museo de América es su formación en el siglo XVIII, el siglo de la Ilustración, gracias a hombres de ciencia, lo que les confiere el singular atractivo de ser antiguas y, en muchos casos, piezas únicas. La llegada a manos de la Corona española de «curiosidades» Americanas se remonta a los viajes de Colón, aunque estas primeras colecciones no han llegado hasta nuestros días debido a los sucesivos incendios de los palacios reales donde se alojaban
Fue en el siglo XVIII, con la creación del Real Gabinete de Historia Natural por Carlos III, cuando se comenzó a disponer de descripciones e inventarios de los objetos procedentes de las Indias Occidentales que ingresaban en dichas colecciones y que hoy pueden ser contemplados en el Museo: las primeras excavaciones anónimas en Perú, de 1764. La colección peruana reunida por Martínez Compañón, entre 1782 y 1785. Las primeras excavaciones científicas en las ruinas mayas de Palenque, llevadas a cabo por Antonio del Río. La colección de objetos de los indios de las praderas recogidas entre 1766 y 1722 por el Cardenal Lorenzana y un largo etcétera. Las expediciones científicas españolas del último tercio del siglo XVIII (Ruiz y Pavón, Dombey, Juan Pérez, Bodega y Quadra, Malaspina, etcétera.) fueron otra fuente de material etnógráfico y arqueológico americano y oceánico hoy conservado en el Museo de América.
Las colecciones más antiguas pertenecen al Real Gabinete de Historia Natural fundado a mediados del siglo XVIII. En 1771 Carlos III creó un nuevo Gabinete al que se incorporaron piezas procedentes de las primeras excavaciones arqueológicas realizadas en América así como objetos etnográficos recogidos en las expediciones científicas. En 1868 estas colecciones pasaron al recién fundado Museo Arqueológico Nacional.
Aunque el Real Gabinete prestó poca atención a los objetos contemporáneos de época colonial, recogió algunas curiosas producciones indianas como unos cuadros mexicanos de tema religioso hechos con mosaico de plumas de colores. Una serie de cuadros sobre el tema del Mestizaje. Varias bateas de madera policromada y otras rarezas, que podrían ser consideradas como el germen de la colección de Arte Colonial del Museo
Otras donaciones enriquecieron los fondos en tiempos más recientes: la Colección Oñate de cerámica mexicana del siglo XVII. El Tesoro de los Químbayas, donado por el Gobierno colombiano en 1893, y más recientemente, en 1937, la colección de objetos incaicos recogida por Juan Larrea, entre otras.
A ellas hay que sumar las adquisiciones del Estado, mediante compra en subasta pública o a particulares, de piezas de partícula. Entre las piezas más destacadas de la colección del Museo de América destacan: la Estela de Madrid, el Códice Trocortesiano y el Códice Tudela, el Tesoro de los Quimbayas, la momia y el manto de Paracas. Importantes conjuntos de cerámica maya, chimú, mochica y nazca, tejidos de plumarios, dibujos originales de varias expediciones científicas del siglo XVIII, curiosos cuadros coloniales como los enconchados de la Conquista de México y las series de cuadros de mestizaje, y colecciones únicas por su antigüedad de objetos de los indios de Norteamérica.