Poder y dinero
En nuestro país 2.5 millones de niños y adolescentes trabajan
Por más que Alfonso Navarrete Frida asegure a nombre del gobierno federal que el número de niños que trabajan en México ha disminuido, la realidad es otra y no se puede ocultar. Y como prueba de lo anterior, está la presencia, cada vez mayor, de chiquillos al servicio del crimen organizado que hasta de sicarios los contrata, los hijos de migrantes indígenas que recorren las calles de las ciudades para vender golosinas, los limpiaparabrisas que nos encontramos en gran parte de los cruceros y los bebés que se alquilan para que supuestas madres reciban limosnas.
Además, los niños desde muy pequeños laboran en los campos agrícolas del país, los “cerillos” de los supermercados, los “diableros” de las centrales de abasto; los que vemos en las vulcanizadoras, los ayudantes en distintos comercios, en las ladrilleras, en el comercio informal y en un sinfín de actividades.
Resulta que el Módulo sobre Trabajo Infantil, de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2007, descubrió entonces que 3.6 millones de niños, niñas y adolescentes entre los 5 y 17 años de edad trabajaban en el país. De ellos, 1.1 millones eran menores de 14 años, edad mínima para trabajar marcada por la Ley Federal del Trabajo. Sólo que en esas estadísticas no estaban comprendidos los infantes dedicados a los quehaceres domésticos.
De acuerdo con la UNICEF, la Convención sobre los Derechos del Niño, establece la obligación, de parte del Estado, de estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”. Asimismo, el Convenio 182 de la OIT dedicado a las peores formas de trabajo infantil físico, mental, espiritual, moral o social”.
El Convenio número 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil reconoce que para proteger a las niñas y a los niños se requiere de respuestas integradas que incluyen empleos y trabajo bien remunerado para sus padres y medidas de protección social que les ayuden a mantener a las niñas y a los niños en la escuela. Cabe señalar que en la encuesta mencionada no se comprendió a los niños que trabajan en los campos agrícolas o a quienes entretienen como son los “traga fuegos”, cómicos o aprendices de faquires, lo que hace 9 años agregaría a millones.
Pero sucede que, a casi una década de distancia, el secretario del Trabajo y Previsión Social reconoce nada más a 2.5 millones de infantes que trabajan, dice que en la actual administración se ha reducido la cifra en medio millón y adelanta que seguirá la tendencia a la baja.
San Alfonso, por lo de hacer milagros demagógicos, no ha explicado de manera contundente el logro, si lo que, con encuestas o no, lo que se registra a nivel nacional es mayor desempleo entre la población que debería ser económicamente activa, que sube el trabajo informal y que millones de niños dejan de ir a la escuela porque, con su trabajo, deben ayudar al sostén de sus respectivas familias.
La conclusión no tiene duda, el trabajo infantil va en aumento y es uno, entre muchísimos motivos más, que tienen que ver con la justicia social y económica, por lo que el PRI en el poder pierde, y en ese tono seguirá, de no cambiar su actitud ante las nuevas generaciones de mexicanos. En las pasadas elecciones, fueron gubernaturas y ayuntamientos, principalmente, pero en el 2018, será la presidencial.
De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en nuestro país 2.5 millones de niños y adolescentes trabajan. Cerca del 45.9 por ciento, es decir, un millón 147 mil 500, no recibe ningún ingreso por su labor y cerca de 377.5 mil son niñas y niños de 5 a 11 años.
En ese sentido, un reporte estadístico con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil –que se conmemoró el domingo pasado–, cuatro de cada 10 niños y adolescentes ocupados en el país, son menores a la edad mínima de admisión en el empleo, que es de 15 años.
De acuerdo con información del Módulo de Trabajo Infantil de Inegi con cifras actualizadas hasta 2013, seis de cada 10 niñas y adolescentes mujeres realizan quehaceres domésticos y estudian, además de estar inmersos en actividades laborales; situación que contrasta con 43.3 por ciento de niños y adolescentes varones. De los 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes que realizan alguna actividad económica, el 67 por ciento son niños y el 33 por ciento niñas.
LA IGLESIA CATÓLICA Y ELECCIONES
Pasando a otro tema, precisamente la reciente derrota electoral priista ha puesto en claro que con la Iglesia Católica no se juega. Al menos, eso es lo que ha querido demostrar el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien sostiene que la reacción ciudadana contra el actual gobierno federal obedece a la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto para que se reconozca en la Constitución a los matrimonios entre personas de un mismo sexo con derecho a adoptar hijos, tema que –vivillo desde chiquillo– Andrés Manuel López Obrador, el dueño y protector de MORENA, ha dejado entrever que de llegar a la Presidencia republicana lo desechará.
La postura de Rivera Carrera es similar a la que ha sostenido el obispo de Veracruz, Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, que afirmó que la derrota del PRI en las elecciones ocurrió por la iniciativa presidencial sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“A nivel provincial, de las ocho diócesis de Veracruz, yo estoy a cargo de la animación del tema familia, vida, juventud y laicos, y realmente los mensajes iban y corrían por un lado y por otro, y no solo en Veracruz. Tuvimos comunicaciones de muchos estados, declaraciones de muchos estados e invitaciones precisamente a frenar esto, y consiguientemente frenar al partido que lo había propuesto, yo me imagino que sí tuvo que ver, en qué medida no sé decirle, porque hay otras razones también”, expuso.
HOMOFOBIA ESTADOUNIDENSE
Es necesario cerrar estos comentarios con los lamentables hechos de Orlando, Florida, ciudad estadounidense donde un ciudadano de ese país con ascendencia afgana arremetió la madrugada del sábado pasado contra integrantes de la comunidad gay, asesinando a más de 50 e hiriendo con balas a muchos más. De inmediato, el gobierno de Estados Unidos asumió el caso con el terrorismo. Si esto es cierto, hay que tener cuidado con Donald Trump, el seguro candidato presidencial de la nación más poderosa del mundo por parte del Partido Republicano, el mismo que en campaña realizó ataques verbales homofóbicos y ha defendido la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que rige al llamado imperio y que permite a cualquiera contar con armas letales en cada hogar.
La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos señala textualmente: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido”.