México se la juega en 2025
México: Águila o sol
La moneda está en el aire. Lo de Nochixtlán, en Oaxaca hace una semana, para ser precisos, el domingo 19 de junio fue, por decirlo así, la detonante para que cada una de las partes en conflicto mostrara su verdadera fuerza, su debilidad y acaso sus más profundas intenciones: y lo siguen haciendo.
En primer lugar, después de las ocho muertes ocurridas en la mixteca oaxaqueña, quedó claro que lo que era repudio a una CNTE que lo mismo agravia que pide apoyos sociales, se ha convertido en proclividad de muchos. El tema es que ocurre la tragedia y ahora son víctimas de la fuerza pública en nombre de poner orden en la entidad. El rechazo al gobierno federal es evidente así.
A la CNTE se le han incorporado grupos de altísimo riesgo social y de confrontación. Y sin embargo no ayuda que el gobierno federal y el estatal de Oaxaca hubieran utilizado la fuerza extrema para suponer un orden público que cada día se ve más lejos: La ineptitud, incapacidad, ignorancia política y la insensibilidad al extremo, dieron como consecuencia una exhibición de desgobierno.
Estos hechos violentos vitaminaron a la CNTE y es ésta ahora la que marca los pasos a seguir, comenzando por el encuentro con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la tarde del miércoles 22 de junio, de donde surgió el inicio de pláticas en torno a lo educativo.
Y esto es muy importante, porque el mismo Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública de México había anunciado que no se tocaría este tema y, por lo mismo, lo hicieron a un lado, junto con sus balandronadas: ingenuo; al final la reunión derivó en lo educativo y en una sola consigna de la CNTE: derogar la Reforma Educativa… y más…
Ellos tienen la sartén por el mango ahora. El gobierno federal mexicano tiene que apechugar y buscar ese diálogo en el que salga menos mal parado y sí, por lo menos, como un gobierno que dialoga y negocia, aunque después del niño ahogado.
A muchos nos queda clara la incapacidad del gobierno federal para funcionar en tiempos de crisis como también su ignorancia e insensibilidad social para entenderse como gobierno y no como enemigo de quienes no piensan como él.
Cuando tomó posesión Enrique Peña Nieto, en diciembre de 2012, juró ante la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que sería presidente de todos los mexicanos, y la CNTE y ahora sus adláteres lo son, aunque beligerantes.
En todo caso, lo que sigue es la muestra de músculo de cada una de las partes. La CNTE por su cuenta sigue haciendo de las suyas: cierre de carreteras y bloqueos; lo que ha convertido a Oaxaca en un estado en crisis por la falta de abastecimiento tanto de combustible como de alimentos: al final la sociedad civil paga el pato de la necedad de ambas partes. Pero esto no parece importarle a los líderes sindicales; están acostumbrados a confrontar a la sociedad civil, a pasar por encima de sus derechos y a argumentar que lo hacen por el bien de todos, aunque no todos habrán de salir beneficiados de cualquier negociación.
La Reforma Educativa es, sí, un documento más en tono laboral que en tono educativo; y el presidente Enrique Peña Nieto acaba de enfatizar, en conversación-propaganda con Ana María Lomelí, que “prefiere que una persona le diga que se equivocó y cometió un error a que intente dibujarme o maquillar sus errores…” Y esto ciertamente, vale para él mismo.
Sí, aún es tiempo de que el gobierno federal, el gobierno de Enrique Peña Nieto corrija errores y escuche y atienda la demanda social, porque confrontar estas voluntades por medios desesperados, como ocurrió en Nochixtlán, le es adverso y hasta lo pone en los límites de la ingobernabilidad y el orden público.
Y ya cada una de las partes enfiladas hacia 2018 saca raja política de lo que ocurre, y de la reiterada debilidad de gobierno. Andrés Manuel López Obrador, quien ha enviado señales de solidaridad a la CNTE (sin considerar el daño social y educativo de 1.3 millones de niños oaxaqueños) lleva a cabo una marcha multitudinaria este domingo en apoyo “A Oaxaca”.
Bien que AMLO apoye a Oaxaca, pero será más útil ese apoyo si mejor impulsa que la vida en la entidad retome su orden natural y no en condiciones de precariedad y falta de abasto alimentario y medicinal motivado por los bloqueos de sus asociados de la Sección 22.
Así que ahí se juntaron el hambre con las ganas de comer: por un lado el gobierno federal que no encuentra salidas a sus propios errores y por el otro lado está la fuerza de un sindicalismo mal entendido, en el que predomina el restablecimiento de viejos privilegios otorgados años atrás por gobiernos priístas, tanto locales como federales, porque la CNTE ha sido moneda de uso.
La moneda está en el aire: ‘águila o sol’; ‘cara o cruz’. Cada una de las partes ya lanzó la moneda al aire: ahí está, suspendida, y caerá para dar la razón a quien la tiene. No estaría mal que el gobierno federal acepte revisar su reforma educativa y hacer correcciones, aunque sean constitucionales, que ya se sabe que los legisladores actúan por consigna y no por convicciones.
En tanto, la CNTE deberá dejar de confrontar a la sociedad, agraviarla, dañarla y utilizarla para arrasar y debilitar al gobierno federal y local en una muestra de poder colectivo que ahora toma tintes de campaña político electoral, más que su eje central: lo educativo.
Los grupos de confrontación extrema están ahí, agazapados a la espera de lo que decida cada una de las partes en conflicto: y actuarán embozados, como acostumbran, sin dar la cara y sin mostrar el verdadero rostro de sus intenciones últimas. Parece que estos grupos son los que, al final de cuentas están ganando la batalla tanto a la CNTE como al gobierno Federal y local: ¿hasta cuándo?