Poder y dinero
Poder sexenal en el punto de quiebre
México vive en estas horas, en estos instantes, el inicio de un proceso de renuevo transexenal que, de no empezar a analizarlo detenidamente, nos podría hundir a todos en un tobogán de violencia y tensión, incluso más grave que el vivido con los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y su segundo de a bordo, José Francisco Ruiz Massieu en 1994.
Se está gestando un lento reacomodo, no sólo en las altas estructuras del poder, sino en las montañas, en las cañadas y los valles, de grupos subversivos y guerrilleros que han empezado a sacar sus libritos y manuales de la desestabilización, para acabar, según sus teorías, con el imperio de los gobiernos neoliberales que sólo han sumido más en la miseria a las clases marginadas.
Como una bestia dormida, o un lisiado de sus facultades, el pueblo mira desde lejos este reacomodo de fuerzas, sin poder interpretarlas, sin saber que nuevamente podría quedar inmerso en el ojo del huracán de un gran tsunami, de la tormenta perfecta que se está gestando ya desde ahora, con una crisis financiera internacional de largo plazo, empujada por el Brexit.
Lo ocurrido en esta última semana tiene todos los indicios de lo que estamos afirmando: la reaparición del Ejército Popular Revolucionario (EPR), el surgimiento de presuntos anarquistas que de la nada bloquean la Avenida Insurgentes a la altura de Ciudad Universitaria para medir fuerzas o provocar.
La violencia generalizada en Oaxaca, Chihuahua, Guerrero y Veracruz; El resurgimiento de marchas y plantones a diestra y siniestra; la proliferación de fotos trucadas, como la del mismo niño herido en Oaxaca y Puebla, y el efluvio de rumores sobre cambios en el gabinete, gestados desde dentro del propio “sistema” son, todos, signos de que está en marcha un proceso de desestabilización.
Tras la derrota del PRI y la salida de Manlio Fabio Beltrones del escenario para el 2018, los grupos políticos –que actúan también como grupos de choque, no menos peligrosos que los subversivos– están empeñados en desatar la rumorología para desactivar contrincantes, vender apoyos, hacer sugerencias y colocarse nuevamente en los círculos de la toma de decisiones y del poder.
Ya en picota, sumido en la derrota, pronto se vio al grupo de apoyadores de Beltrones –entre los que destacan muchos periodistas y columnistas aceitados por el otrora poderoso líder–, que operaron la campaña de justificación y despedida como un impasse del sonorense para preparar su regreso en pro del 2018.
Sin embargo, sus enemigos no tardaron en hacer más espeso el caldo y convertirlo en arenas movedizas para hundirlo, filtrando la foto del yerno, Pablo Escudero Morales, como el responsable de introducir de mala fe y en lo oscurito, los cambios que involucraron a los empresarios en la rendición de cuentas de la llamada Ley 3de3.
Como si Senadores y Diputados no tuvieran responsabilidad de revisar antes los dictámenes que aprueban. Lavar culpas y hundir enemigos. Es el ambiente que se respira en estos primeros escarceos del reacomodo del proceso transexenal. Y pronto vendrá la reacción de Manlio Fabio, que se sumará al fuego amigo que ya se vive en el aparato político, en una guerra intestina y de exterminio del contrincante.
Ahora se empezó a hablar de reacomodos en el gabinete, a partir de versiones emanadas de columnas y artículos de opinión. Que Videgaray se va al PRI; que Meade Kuribreña se va a Hacienda; que Aurelio Nuño sale de la SEP tras presunta “represión” de maestros en Oaxaca. Filtraciones, todas, surgidas desde dentro del propio aparato político.
Y en ese vendaval, no faltará la tentación de fabricar víctimas y crear focos de tensión con muertes y desapariciones. Así es como ha estado operando el aparato político en México desde hace más de 30 años, apoyado en grupos de choque, contingentes porriles y asesinos a sueldo que operan en los bajos mundos del crimen organizado.
¡Pero eso sí! Ya vemos como festina el líder del PAN, Ricardo Anaya, su presunto triunfo electoral del pasado 5 de junio. Y ahora pide a sus contadas huestes acercarse a la ciudadanía, luego de dos sexenios fallidos en que sus Presidentes de la República actuaron como una extensión del poder establecido y de los poderes fácticos que operan en México.
Elba Esther Gordillo fue una diosa tras del trono con Vicente Fox y Felipe Calderón. El PAN nunca explicó bien a bien por qué permitió el empoderamiento de esas mafias; ni por qué Santiago Creel entregó permisos para operar 230 casinos justo una semana antes de su salida de Gobernación.
El PAN hoy festina un posible regreso al poder, cuando de sus filas siguen emanando personajes relacionados abiertamente con el narcotráfico, desde los tiempos de Manuel Espino con el caso de Miguel Ángel Beltrán Félix, El Ceja Güera, en el 2005; hasta Lucero Sánchez, la presunta narco-diputada amiga de “El Chapo” Guzmán.
Hay evidentes vínculos de las mafias con el poder establecido. El caso de los Abarca, en Iguala, donde sólo el PRD parecía no saber de la riqueza inexplicable de José Luis Abarca Velázquez, exalcalde, y María de los Ángeles Pineda Villa, su esposa, propietarios de joyerías en Guerrero y en la ciudad de México y de un inmenso poder en la entidad.
Hoy es fácil responsabilizar al Ejército y al Estado Mexicano por Ayotzinapa, pero los padres de las criaturas o por lo menos quienes mecieron también la cuna están dentro del PRD y lo encumbraron para recibir parte de ese dinero mal habido.
En estas horas, hemos visto una vez más la profunda hipocresía con que se mueven los partidos políticos, escurriendo el bulto y congraciándose con los dueños de la riqueza que, ofendidos, salieron a manifestarse ridículamente por su sorpresiva inclusión en la Ley 3de3 y PAN y PRD a pedir perdón y enmendar lo hecho.
¿Son cínicos o idiotas? Dicen que no sabían. Que PVEM y PRI les metieron las modificaciones sin consulta y así pasaron el dictamen al pleno. Uno se pregunta: ¿Cómo teniendo ese séquito de asesores -en los que gastan la friolera de 2 mil millones de pesos- no se dieron cuenta? El PRI había amenazado con esa versión días antes.
Ahora cínicamente salen a decir que “para eso sirve el veto del Presidente, para hacer segundas revisiones”. ¿Sí? ¿Para corregirles el trabajo y enmendarles la plana? ¿Para eso pagan sus dietas los mexicanos? Este miércoles saldrán a completar el ridículo espectáculo y anunciar un periodo extraordinario de sólo un día para reparar el daño a los “pobres empresarios”.
Y en medio de la turbulencia, como Cid Campeador, aparece la imagen de Andrés Manuel López Obrador, para protestar por los presuntos abusos contra el magisterio, dígase CNTE, un gremio cuyos líderes se han enriquecido y convirtieron el Instituto Estatal de Educación en Oaxaca en su caja chica desde hace más de 10 años.
El Mesías a pontificar nuevamente en el Zócalo, luego de llamar “Títere” y “pelele de la mafia en el poder” al Jefe de Gobierno, Miguen Ángel Mancera Espinosa, aprovechando ese profundo desencanto en el que ahora se encuentran ya no sólo 40 millones de mexicanos sumidos en la miseria, sino otros tantos millones que han perdido el empleo, la tranquilidad y la ilusión por participar en algo.
México es hoy un pueblo sin esperanza y lo único que lo mantiene es una fe metafísica, en alguien o algo que aparezca de pronto y lo saque de la pobreza y la desesperación, a sabiendas de que en el intento se lleven otro descalabro. ¡Pero qué más da! El nuevo recorte de 31 mil millones de pesos sólo augura mayor marginación y pobreza.
Pero mal, ¡muy mal! están las cosas, cuando el poder y la prensa se vuelven uno solo y se cortejan, y el primero premia a los segundos, para acallar.
TRAS BASTIDORES, LA DEUDA QUE DEJAN
Los Gobernadores salientes dejan una deuda global a sus sucesores de 177 mil 259 millones de pesos, monto 111,6 por ciento superior al que recibieron cuando llegaron al poder, de acuerdo con estadísticas de la SHCP.
VIRREYES ESTATALES
El promedio de la deuda de estados y municipios es de 16 mil 758.4 millones de pesos. El promedio nacional de deuda por habitante de cada entidad es de 4mil 428.9 pesos.